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Medicina Medieval


Enviado por   •  8 de Abril de 2014  •  1.564 Palabras (7 Páginas)  •  223 Visitas

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Sobre la medicina.

Con frecuencia se suele considerar el medioevo como un periodo de oscuridad histórica respecto a la implementación de nuevos conocimientos, sin embargo, no es nuevo que el ejercicio de la medicina y la taumaturgia en un periodo de tiempo en el cual los distintos pueblos buscaban establecerse, se desarrollara de una manera casi desesperada a raíz de la guerra, el hambre y sobre todo la peste a la que se vieron sometidos.

Es necesario hacer una división del tiempo denominado como medioevo, para tener una mejor comprensión de las continuidades y rupturas de lo que denominaré primera y segunda parte

Es indudable la influencia árabe así como la griega en la primera parte del mundo medieval respecto a la medicina, pues se habla de la dietética, farmacéutica y la cirugía; ésta última tiene sus inicios en esta temporalidad, pero su desarrollo pertenece a la segunda parte, ya que este oficio era propio de los cirujanos-barberos que eran quienes se ocupaban de llagas y heridas.

La medicina como una disciplina oficial pertenece a el establecimiento de poblados y ciudades, lo que se daría más tarde, pero entonces ¿de qué manera se asistía a la mayoría de la población de la Europa medieval, siendo su mayor característica la pobreza? Un recurso era acudir a prácticas “mágicas” que eran ejercidas por personas que las recibían por medio de una tradición oral que luego la iglesia se encargaría de criminalizar y erradicar.

De forma paralela se desarrolló una manera de hacer curación mediante milagros, y hasta los médicos afirmaban que en los casos más extremos, solo la intervención divina podía curar. Estos milagros eran posibles con la implementación de las reliquias de los santos que consistían en los restos mortales (especialmente los huesos) de aquellos a quienes se les daba estatus de santidad. En el auge del cristianismo, esta disciplina fue adoptaba por las iglesias quienes colocaban este tipo de restos en criptas o altares para ofrecerlas a la veneración de los fieles necesitados. Se tenían distintos ritos según los cuales variaba la eficacia del milagro; frotaban la parte enferma sobre la piedra del altar en donde se encontraban los retos, se disolvía en agua el polvo recogido de la tumba para ser ingerido, se llevaba pan y se depositaba cerca a la tumba para consumirlo luego, o cuando los restos eran pequeños y transportables, se llevaban al lugar en donde se situaba el enfermo para depositarlos sobre éste, o como en el caso de san Huberto, se hacía una pequeña incisión en la frente del enfermo y se colocaba allí un fragmento de la estola del santo.

Los objetos o líquidos puestos en contacto con las reliquias verdaderas (lo que se llama hoy “representativas”) adquirían también la virtud taumatúrgica. La presencia de un pozo o una fuente en el santuario o sus proximidades propiciaban el acceso de los fieles a las “aguas curativas” para que las bebieran o sumergieran prendas de vestir o partes enfermas del cuerpo.

La imagen del santo servía como sucursal para obtener el milagro a distancia respecto al lugar en donde estaban situados los restos. Para convencer a los escépticos, la iglesia se encargó de propagar la exaltación de la reputación de los santos mediante escritos sobre los hechos de curación, citas de testigos y demás información para la persuasión.

Diría que los dos personajes que más influenciaron la medicina en el medioevo fueron Hipócrates y Galeno.

HIPÓCRATES.

El conjunto de escritos de Hipócrates y sus discípulos forman parte del “corpus hipocraticum”. La influencia de Hipócrates propicio varios escritos por aquellos que ejercieron sus principios terapéuticos también en épocas y escuelas distintas a este.

Para Hipócrates, la naturaleza tiene un orden, y la enfermedad es un desorden de ésta, y del mismo modo ella tiene la facultad de organizarse, recobrar la armonía y hacer que surja la curación, aunque el papel del médico es ayudar a la naturaleza a concretar lo que no es capaz por si sola. Para el hipocrático hay enfermos, no enfermedades, pues su tratamiento se individualiza según la edad del enfermo, la estación del año y el momento. La importancia de la dietética se puede ver en escritos de Honorio Gimeno sobre la medicina hipocrática que asegura que la causa de la enfermedad es el desarreglo dietético. El ejercicio, la actividad profesional y las costumbres sociales constituyen la dieta y abarca además de la alimentación, la forma de vida.

Ésta terapéutica pretendía favorecer sin perjudicar, ya que era preferible no hacer nada a empeorar la situación. A manera de contrarrestar lo que dio el mundo clásico y más tarde denominaría la medicina como “filosofía aristotélica” que consistía en tomar cada síntoma de determinada herida por separado como manifestación de “una forma específica” independiente. Iba dirigida a todo el cuerpo enfermo y no a sus partes.

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