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Medicina Prehispánica


Enviado por   •  10 de Julio de 2013  •  2.227 Palabras (9 Páginas)  •  275 Visitas

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Medicina prehispánica

La América pre-hispánica aislada del todo mundo, tuvo sus propias enfermedades y padecimientos. Los antiguos habitantes tuvieron que luchar contra el hambre como consecuencia de cambios climáticos opuestos, contra secuelas derivadas de las guerras y al igual, contra los padecimientos causados por las infecciones.

El mundo mesoamericano, antes de la llegada de los españoles, había sido un mundo cerrado, el cual había sido creado por dioses diferentes a los que crearon el viejo mundo y a sus habitantes.

Mencionamos lo anterior a fin de señalar que las civilizaciones del México Prehispánico se desarrollaron de una manera completamente independiente de las del Viejo Mundo, tanto las de Europa como las del Lejano Oriente, que tienen una historia y una tradición al menos tan milenaria como las más antiguas de ellas.

Estas enfermedades eran tratadas por los curanderos los cuales trataban de encontrar una armonía entre el cuerpo enfermo y su entrono. Los curanderos debían recurrir a una práctica basada en concepciones mágico-religiosas y en conocimiento empírico de las plantas con propiedades curativas, contando con una rica despensa natural para esto último.

Antes de mencionar algunas plantas o sobre las enfermedades que curaban con ellas, tenemos que explica bien algunos detalles como que era la enfermedad o la salud en la antigua Mesoamérica y el cómo se ve ahora.

¿Qué es la enfermedad?

“Para Mesoamérica la enfermedad es: el último extremo de un proceso de desequilibrio que se ha venido dando previamente.” (Alfonso J. Mena) Actualmente la medicina genera una cura para el cuerpo enfermo sin tomar en cuenta sanar el entrono.

¿Qué es la Salud?

La salud es el equilibro entre el entrono, la naturaleza y ser humano. Si alguno de estos es afectado entonces se genera una enfermedad.

No podemos hablar sobre de una sola medicina pre-hispánica o pre-colombina, ya que hubo varias. Hubo tantas medicinas como culturas pre-hispánicas, y al igual hubo prácticas comunes o semejantes en ellas.

¿Qué sucede con la medicina en la época pos colombina?

Después de la llegada de los aborígenes europeos la idea de salud-enfermedad de los mesoamericanos es reprimida por la ideología española, por la creencia de tratarse de brujería. La mezcla de remedios y concepciones medicinales es inevitable.

A pesar de el intento de represión y anulación total de la ideología de medicina mesoamericana, algunos remedios y conocimientos son rescatados y utilizados la mayoría mezclados con métodos europeos y africanos traídos por los aborígenes occidentales. (Revista de Antropología Experimental).

El cuerpo humano como microcosmos

Esa idea de orden y manufactura divina se extiende para explicar la estructura del cuerpo humano. Recurriendo a las leyendas, recordemos que en todas ellas son los dioses quienes han hecho a los hombres. De maíz, en algunas de ellas, generados por una flecha divina que penetra en la tierra, en otras, del polvo de los huesos de los antepasados de soles anteriores regado con la sangre extraída del miembro viril de Quetzalcóatl, siempre el hombre responde al intento ordenador de las divinidades. (Xavier Lozoy, 2000:10). Entonces, no debe sorprendernos el que se pretenda ver en el cuerpo un reflejo, una correspondencia de la estructura y dinámica cósmicas. El ser humano es un microcosmos que reproduce la estructura y el orden del universo.

Para Xavier Lozoya (2000) el hombre que se designaba mediante la palabra tlácatl, que quiere decir “en medio”, “el de en medio”, era considerado precisamente como el ser del centro; criatura de los dioses en cuya estructura se resumía la constitución del universo, ya que contenía unas partes celestes y otras del inframundo y las amalgamaba de una manera particular participando en el devenir y convirtiéndose en corresponsable del destino del universo.

Las principales ideas acerca de la función del cuerpo, entendido éste como unidad, derivan por igual de su cosmovisión, estableciéndose un conjunto de relaciones entre cielos, inframundos y partes de dicho cuerpo de manera que su dinámica refleja y depende a la vez de las fuerzas que llegan a él procedentes de todos los ámbitos del universo.

Por ello se piensa, se siente y se posee lo cual se desarrolla una identidad por medio de funciones que se ubican en el corazón. Pero no debe pasarse por alto que, por igual, estas mismas funciones están presentes en el hígado, funciones en espejo, si consideramos la ubicación que este órgano tiene con respecto al corazón de acuerdo con su disposición abajo y arriba del diafragma y a la derecha y a la izquierda de la línea media, respectivamente que hacen pensar en un complejo del centro, similar al que constituyen el sol en su doble presencia de ser diurno y celeste, mientras camina por el cielo, y nocturno durante su viaje por el interior de la tierra. De tal modo el corazón representa al sol de día y el hígado al de noche.

El conocimiento médico: Las concepciones en torno a la enfermedad.

Como ya se había mencionando anteriormente dicho equilibrio se mantenía entre el funcionamiento de las diferentes partes del cuerpo y las fuerzas que pudieran llegar a él procedentes de cualquier parte del universo; algunas de zonas inmediatas, otras de los sitios más distantes, incluso de otros planos cósmicos; unas personificadas en deidades poderosas, otras más bajo la forma de seres mucho más cercanos a los humanos.

La enfermedad, dentro de este sistema de pensamiento, es el producto de una inmensa variedad de condiciones que pueden modificar las condiciones del cuerpo humano, ya en su estructura, en su función y su correspondencia con los otros seres, rompiendo su más o menos precario equilibrio.

Las causas de las enfermedades pueden ser múltiples, ya que intervienen en su génesis dioses, seres sobrenaturales celestes y del inframundo, así como de la superficie de la tierra, “fuerzas cósmicas que llegan o simplemente cruzan los lugares en los que viven los humanos, las influencias de los cuadrantes celestes manifestadas a través del registro del tiempo, seres humanos perversos, seres humanos dotados de alguna fuerza particular, fuerzas provenientes de otros seres de la naturaleza”.

En muchos de estos males eran las propiedades físicas de quien los causaba y éstas, a su vez, dependían del sitio del universo del que venía o en el cual vivía.

Como dice Carlos Viesca (1997) sobre el

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