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Mi barrio pinto Los Tapartoes


Enviado por   •  29 de Septiembre de 2014  •  Ensayos  •  1.539 Palabras (7 Páginas)  •  264 Visitas

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MI BARRIO PINTO

Los Tapartoes

Por:

Sara Manuela Estupiñan López

Entre las montañas del suroeste antioqueño de Colombia, se encuentra mi hermoso Tapartó; antes llamado Villa César. Este es un corregimiento del municipio de Andes y está ubicado a 19 kilómetros del pueblo.

En 1936 Rafael y Juan de Dios Uribe, Pedro Arroyabe, Leonor Osorio y su esposo fueron los colonizadores de este bello pueblo, engalanado con sus potreros y casas hechas de tapia, en ese entonces el agua corría por las calles, pues no había acueducto en este corregimiento.

Tapartó empezó como una fundación creada por los señores Rafael Uribe Toro y Justo Casimiro Colorado, que influenciados por el obispo Francisco Cristóbal Toro; tomaron esta iniciativa y le pusieron de nombre Villa César por sugerencia de este. Dos años más tarde Tapartó fue erigido corregimiento mediante el acuerdo municipal N°72.

En 1961 fue construida la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, con arquitectura influenciada por el neoclasicismo, Corriente artística desarrollada en Europa y Estados Unidos durante la segunda mitad del s. XVIII hasta principios del s. XIX, que se caracteriza por recuperar los modelos y reglas de la antigüedad clásica griega y latina, considerada reflejo de racionalidad, sobriedad y claridad.

Después de un tiempo mi terruño cambió, había más casas de tapia y también de bahareque; entre esas casas estaba la casa de mi tatarabuela; la casa grande de jardineras inmensas y numerosas habitaciones, para mantener la familia cómoda.

Mi bisabuelo Francisco López, un campesino emprendedor, apegado a sus tierras y a su casa, fue el único que se quedó en Tapartó, cuando todos sus hermanos empezaron a partir en busca de nuevos horizontes. Él, en uno de esos tantos días en los que madrugaba a cultivar el café, con su peinilla y su canasto, sus botas de caucho, sus pantalones sucios y su camisa manchada, conoció a Camila, una joven tímida, trabajadora y cariñosa, de piel blanca, ojos claros, cabello rizado y largo. La que sería la madre de sus hijos.

Esta pareja dio origen a una nueva familia en este corregimiento, tres hijos hombres, y cuatro mujeres; José Luis, Gabriel Jaime y Carlos Arturo López Álvarez, Senovia, Nelly, Luisa y Maria Rosmira López Álvarez; mi abuela.

Con el paso del tiempo se hicieron mayores; cada uno formó su hogar. Mi bisabuelo con los achaques de la edad decidió partir la casa grande y construir casas pequeñas proporcionalmente ubicadas para que sus hijos quedaran asegurados con sus hogares.

Aquí es donde comienza mi historia, pues después de algunos años mi abuela ya tenía cuatro hijos, Amparo del Socorro, Juan Pablo, Luis Fernando y Adriana María López; mi mamá. Entre risas y llantos esta familia salió adelante, después de la muerte de mi bisabuelo, las cosas cambiaron de gris a negro, entre hermanos surgieron enemistades, y empezaron a pelearse el terreno que les había quedado en herencia.

Las hermanas de mi abuela se fueron a vivir a Medellín con sus hijos y sus esposos, pero mi abuela, la de menos recursos, le tocó quedarse en Tapartó cultivando la tierrita que mi bisabuelo le había dejado. Allí se formó mi madre, en la escuela Tapartó cursó la primaria, y en el Colegio Tapartó cursó la secundaria; a los veinte cuatro años quedó embarazada, mi abuela no lo aceptó, es por eso que mi mamá se vio obligada a vivir en la casa de una amiga, pues mi papá estaba de viaje por esos días.

Después de unos meses mi abuela se arrepintió y entonces mi mamá volvió a vivir con ella y ahora conmigo en su casa, allí disfruté del amor de mi abuela y mis tíos por muchísimo tiempo; cuando empecé a crecer fui conociendo más niños y entonces empecé a crear mi infancia en este agradable pueblo, para ser más exactos en la calle cuarenta, en esas calles estrechas e inusualmente ubicada donde en compañía de mi abuela y mi madre aprendí a caminar, a reír con mis amiguitos y familiares, a llorar con la guerra, donde me bañaba en lágrimas cada vez que había una catástrofe causada por esta.

Cuando me refiero a mis amiguitos en realidad me refiero a mis tres amiguitas de siempre, Leidy y Erika Rendón y Mariana García Cardona, con ellas viví momentos inolvidables como jugar en la acera de la casa a la cocinita, donde la comida era hierva y el jugo era agua, donde el fogón eran dos piedras, una al lado de la otra

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