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Michel Vovelle


Enviado por   •  4 de Julio de 2014  •  5.451 Palabras (22 Páginas)  •  271 Visitas

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MICHEL VOVELLE: INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA.

Capítulo 1: Nacimiento de la revolución.

1. La crisis del Antiguo Régimen.

El objetivo de la Revolución era la destrucción del FEUDALISMO.

Cuando hablamos de feudalismo, nos referimos ante todo al sistema económico tradicional de un mundo dominado por la economía rural. En 1789, el mundo campesino representaba el 85% de la población francesa, y la coyuntura económica sufría el opresivo condicionamiento del ritmo de las escaseces y las crisis de SUBSISTENCIA.

El tradicionalismo y el atraso de las técnicas agrícolas, evidente en comparación con Inglaterra, refuerza la imagen de un campo INMUTABLE en no pocos aspectos. El sistema social seguía aún reflejando, en su conjunto, la importancia de los tributos señoriales.

La aristocracia nobiliaria poseía una parte importante de la tierra cultivable de Francia. Lo más importante es el peso de tributos feudales y señoriales que recaían sobre la tierra, y que recuerdan la propiedad eminente que detentaba el señor sobre la tierra que, en realidad poseían los campesinos. Esas cargas variadas y complejas constituían “El complejo feudal”.

El señor detentaba a su vez un derecho de justicia sobre los campesinos de sus tierras.

No se puede dejar de destacar lo que constituyó la originalidad de Francia en la crisis general del feudalismo europeo.

El campesino francés, en gran parte propietario de la tierra habrá de desempeñar un papel importante en las luchas revolucionarias junto con la burguesía y contra una nobleza menos omnipotente que la de Europa oriental, tanto desde el punto de vista social como económico.

Para R. Mousnier, la sociedad francesa de la época era una sociedad de órdenes. Por órdenes no se entiende solamente la división oficial tripartita que opone Nobleza, Clero y Tercer Estado, sino también las normas de organización de un mundo jerarquizado, con una estructura piramidal.

Esta jerarquía no es meramente figurativa, sino que en ella los privilegiados gozan de una posición muy particular. El clero y la nobleza se benefician con privilegios fiscales que los ponen casi por completo a cubierto del impuesto real. Pero hay también privilegios honoríficos y en el acceso a cargos. Se habla de cascada de desprecio de los privilegiados respecto de los plebeyos, y no sería nada difícil encontrar ejemplos concretos que ilustren el término de reprimido social que se ha aplicado al burgués francés de finales del Antiguo Régimen. Esta jerarquía psicosocial de los honores es tan manifiesta que engaña acerca de las verdaderas realidades sociales, ya que detrás de las ficciones de una sociedad de órdenes se vislumbra la realidad de los enfrentamientos de clases.

Después del FEUDALISMO y de la ESTRUCTURA DE ÓRDENES DE LA SOCIEDAD, el tercer componente de este equilibrio del Antiguo Régimen es el ABSOLUTISMO, con la garantía de un orden social que asegura el poder de los privilegiados condensada en la figura del rey todopoderoso, ley viva para sus súbditos. La monarquía había llevado a término la domesticación de los cuerpos intermediarios como los llamaba Montesquieu cuyo mejor ejemplo encontramos en su política respecto de los Parlamentos, en esas cortes que representaban las más altas instancias de la justicia real tanto en París como en las provincias. En el corazón mismo de este sistema político del Antiguo Régimen se ubica la monarquía de derecho divino.

EN 1789, ESTE MUNDO ANTIGUO ESTÁ EN CRISIS, LAS CAUSAS SON MÚLTIPLES PERO RESULTA EVIDENTE QUE EL SISTEMA TODO DA MUESTRAS DE FALLAS. Los que más universalmente se denuncian son los que se refieren al CARÁCTER INCONCLUSO DEL MARCO ESTATAL.

En este último punto es en el que más se ha hecho hincapié en la historiografía moderna. Se ha descrito el caos de las divisiones territoriales superpuestas.

A finales del siglo XVIII, Francia padecía de la debilidad y la incoherencia del sistema del impuesto real.

La crisis social del fin del Antiguo Régimen es una impugnación fundamental del orden de la sociedad y en esta medida se difunde en todos los niveles. Así ocurre en lo relativo a la DECLINACIÓN DE LA ARISTOCRACIA NOBILIARIA. Si bien se puede objetar la existencia de una nobleza rentista dinámica que se ha beneficiado con el ascenso de la renta, pero esta riqueza está en declinación en relación con la explosión del beneficio burgués. Los señores resucitan antiguos derechos, y se aferran a las tierras colectivas o a los derechos de la comunidad rural. ESTA REACCIÓN SEÑORIAL en el plano de la tierra va de la mano con la REACCIÓN NOBILIARIA. EL MONOPOLIO ARISTOCRÁTICO SOBRE EL APARATO GUBERNATIVO DEL ESTADO YA NO CONOCÍA MÁS BRECHAS. Al provocar la hostilidad de los campesinos y de los burgueses, la reacción señorial y la reacción nobiliaria contribuyeron a la creación DEL CLIMA PRERREVOLUCIONARIO Y LA MONARQUÍA SE VIO COMPROMETIDA DEBIDO AL APOYO QUE LES PRESTARA. La crisis del viejo mundo se expresaba también en términos de tensiones entre la MONARQUÍA Y LA NOBLEZA. Se ha calificado de REVOLUCIÓN ARISTOCRÁTICA O REBELIÓN NOBILIARIA A ESTE PERÍODO (1787- 1789).

2. Las fuerzas nuevas al ataque.

Sería imposible describir la crisis final del Antiguo Régimen exclusivamente en términos de contradicciones internas; pues también sufrió un ataque desde el exterior, a partir de la burguesía y los grupos populares. Alianza ambigua que conducía a formular la clásica pregunta acerca de si la Revolución francesa es una revolución de la miseria o de la prosperidad. (Ver pág. 19). Sería falso reducir la participación popular en la Revolución, tanto en sus aspectos urbanos como rurales, a una llamarada de rebelión primitiva; por el contrario se asocia a la revolución burguesa, la que, se inscribe en la continuidad de una prosperidad secular. A grandes rasgos la prosperidad del siglo XVIII es indiscutible. La población francesa aumenta de 2O a 26 millones de habitantes; Francia es el reino que tiene mayor población en Europa después de Rusia.

Los burgueses urbanos todavía extraen una parte importante de sus ingresos de la renta de la tierra y no tanto del beneficio (escuelas anglosajonas y francesas presentan el argumento de que la burguesía en su acepción actual no existía en 1789).

La mayoría de la burguesía se dedica a actividades productivas. La burguesía propiamente industrial de empresarios y fabricantes existe, pero su papel es secundario en un mundo en que las técnicas de producción modernas

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