Mitologia Nordica
danielv159115 de Enero de 2012
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MITOLOGIMITOLOGIA
NORDICA
HISTORIA Y CRONOLOGIA
ARTE Y CULTURA
SOCIEDAD Y ECONOMIA
RELIGION
Durante cerca de trescientos años, los pilares del mundo conocido se
tambalearon bajo el acero de los pueblos del Norte. Nadie sabía nada de
ellos, pero pronto comenzaron a llamarles el Azote de Dios. Sin embargo,
no sólo fueron guerreros y piratas. Fueron toda una cultura. He aquí algunos
vestigios de su era.
Historia y Cronología
Historia
Población Escandinava.
Cuando el caparazón de hielo que recubría las tierras nórdicas se fue retirando
progresivamente y cuando las costas tomaron el aspecto que presentan en la actualidad,
Escandinavia empezó a poblarse lentamente. Tribus que vivían de la pesca y de la caza
se asentaron a lo largo de las costas y penetraron hacia el interior de las tierras,
siguiendo las vías fluviales.
Los numerosos monumentos megalíticos existentes al sur de Suecia y en Dinamarca dan
testimonio de la presencia del hombre en una época remota. Los descubrimientos
arqueológicos demuestran que los antepasados de los vikingos eran ya marinos,
agricultores, guerreros y mercaderes.
Entre las poblaciones que vivían a orillas del mar, la embarcación se impuso desde un
principio como un instrumento indispensable para los desplazamientos y la pesca. En
los yacimientos arqueológicos más antiguos abundan los restos de peces marinos. Los
barcos figuran en numerosos grabados rupestres, aunque tal vez tuvieran
exclusivamente un valor de símbolos religiosos. Sus dibujos, esquemáticos por regla
general, se inspiran probablemente en los que trazaron los pueblos escandinavos de la
antigüedad. Los armazones de las embarcaciones usadas para navegar por el mar
parecen haber estado recubiertas con pieles, mientras que la madera se reservaba para
las destinadas a las aguas más tranquilas de los ríos y los lagos. Hasta principios de la
Edad del Bronce nórdica (de 1500 a 400 a. C.), los barcos de madera fueron sin duda
simples piraguas, troncos de árboles ahuecados.
Las excavaciones llevadas a cabo en Dinamarca, en las landas de Jutlandia y en Escania,
han puesto al descubierto campos de la Edad del Hierro celta, con huellas de cultivo de
trigo, avena, cebada, mijo y lino.
Los enfrentamientos bélicos debían ser frecuentes, ya que los grabados rupestres
encontrados en Escandinavia reproducen a menudo escenas de combates en tierra o en
alta mar.
Hacia el 1500 a. C. las poblaciones escandinavas empezaron a utilizar los metales. Para
la confección de objetos de hierro disponían de materia prima abundante en forma de un
mineral de bastante mala calidad, la limonita. La falta de minerales de estaño en Europa
del Norte no permitía la fabricación de aleaciones de bronce, por lo cual parece haberse
desarrollado un comercio entre Jutlandia y Europa central mucho antes de la era
cristiana. Las poblaciones recibían la aleación que les era indispensable a cambio del
ámbar recogido en las costas del Báltico.
De los tres países, Dinamarca, Noruega y Suecia, sólo este último se hallaba organizado
desde el punto de vista político. Los svears vivían bajo el yugo de soberanos que habían
logrado imponerse por la fuerza a alguno de sus vecinos. Conocemos pocos detalles que
tengan cierto interés histórico con respecto a los reyes de Uppsala, de la dinastía de
Ynglinga, a no ser que existieron realmente y que representaron un papel político y
religioso importante durante el período que precedió al comienzo de la era vikinga. El
poema de Beowulf se refiere a unos soberanos que reinaron en Dinamarca, pero se trata
de una obra mítica y no se puede considerar como una fuente válida. En Noruega, los
pobladores de la región de Vestfold, en la costa oeste del fiordo de Oslo, parecen haber
recnocido la autoridad de jefes únicos en las personas de Halvdan Vitben (hacia 685-
745) y su hijo Oystein Fret (710-750).
Al comienzo de la era vikinga, subsistía todavía un lazo entre las tribus nórdicas y
ciertas tribus germánicas. Se podía considerar a los daneses y los sajones, procedentes
de regiones vecinas, como primos hermanos. Pertenecían a la misma rama lingüística y
sus costumbres eran semejantes.
Cuando las poblaciones nórdicas salieron de su torpeza, un atavismo les predisponía a
tomar las rutas de la aventura. Les habían precedido otros escandinavos, convertidos en
germanos que, varios siglos antes, abrieron los caminos en dirección al sudeste de
Europa y las orillas del Mediterráneo occidental.
· Escandinavia antes de los Vikingos.
Los primeros escandinavos fueron pueblos nómadas que vivían de la caza, la pesca y la
recolección de plantas silvestres. Vivían en campamentos temporales, situados a lo
largo de las costas principalmente, a orillas de los ríos y de los lagos, para beneficiarse
de sus recursos alimenticios (pescado, crustáceos, mamíferos y aves marinas y los
animales que rondaban por los campos cercanos. Persiguiendo la caza cambiaban de
sitio sus campamentos y por lo tanto dejaron pocos vestigios aparte de sus herramientas
y armas, hechas de sílex y otras piedras y algunas sepulturas de personas que fueron
enterradas junto a los campamentos. Este tipo de existencia migratoria y muy
diseminada prosiguió durante unos 4.000 años y los arqueólogos la conocen con el
nombre de período mesolítico.
La Revolución Neolítica.
Un enorme cambio tuvo lugar en Escandinavia meridional hacia el 4.000 a.C., cuando el
cultivo y la cría de ganado empezaron a sustituir a la caza como principal medio de
sustento. Ese cambio anunció el siguiente gran período de la prehistoria, el neolítico,
que duró más de 2.000 años. El nuevo modo de subsistencia llegó a Escandinavia
procedente del sur y pudo haber sido introducido por grupos de inmigrantes de Europa
continental. Sin embargo, es poco probable que hubiera una inmigración a gran escala y
la población nativa siguió viviendo igual que los cazadores del período anterior.
Una vez adoptada la agricultura, cambió la forma de establecerse.
La gente ocupó sus casas durante períodos de tiempo más largos, cultivando la tierra
adyacente que había sido ganada al bosque primitivo. Pero aquellas colonias tampoco
serían ocupadas muchos años, ya que los campos circundantes pronto se habrían vuelto
improductivos a causa del uso excesivo y la falta de abono y los habitantes se
trasladaban entonces a otro lugar donde despejar y cultivar una nueva tierra. Aquellas
colonias semipermanentes eran pequeñas, formadas por unas pocas casas que se
alojaban poco más que un grupo familiar y estaban esparcidas por todo el país, en forma
de granjas aisladas más que de aldeas. No obstante, las costumbres funerarias de estos
pueblos agrícolas primitivos muestran que tenían cierto sentido de identidad comunal.
Eran sepultados en grandes monumentos construidos con enormes piedras conocidas
como megalitos (a consecuencia de lo cual se les llama tumba megalíticas). Consistían
en una enorme cámara central lo bastante alta para una persona erguida y un pasaje que
comunicaba con ella. El conjunto estaba cubierto de un túmulo de tierra rodeado por un
círculo de piedras más pequeñas en posición vertical. Restos de vasijas de cerámica
encontrados dentro y alrededor de la entrada de estas tumbas, que alojaban muchos
cadáveres, indican que el entierro iba acompañado de ritos complicados que incluían un
festín y tal vez un sacrificio, requiriendo la participación de los habitantes de una gran
zona, cuyo núcleo era la tumba comunal. Lo que hoy entendemos por sociedad estaba
empezando a evolucionar.
Estas comunidades agrícolas primitivas son más conocidas en Escandinavia meridional
(Dinamarca, el sur de Suecia y el sureste de Noruega). Además de tener allí un clima
más templado, entraban antes en contacto con los nuevos impulsos culturales y
tecnológicos propagados hacia el norte desde el continente europeo. En los bosques y la
tundra del extremo septentrional, la caza, la pesca y la recolección siguieron siendo los
principales medios de sustento y los cambios en la economía y la cultura tuvieron lugar
mucho más lentamente. Sin embargo, algunas herramientas y armas encontradas en el
norte son de origen meridional y muestran que hubo relaciones entre las dos regiones.
Los agricultores neolíticos usaban herramientas y armas más variadas que sus
antepasados cazadores, pero éstas aún estaban hechas con materiales locales. El sílex y
otras piedras se tallaban para hacer palas de hacha que se fijaban a mangos de madera y
se usaban para talar árboles y despejar la tierra. Hacían hoces de filo cortante con
pedazos afilados de sílex para cosechar los cultivos.
Las puntas de flecha que usaban para cazar también estaban hechas con sílex. Con el
paso del tiempo, las formas de algunos utensilios, especialmente las armas, fueron muy
elaboradas, requiriendo una gran habilidad
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