Movimientos Indigenas En Venezuela
peralve4 de Junio de 2012
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INDICE.
INTRODUCCION…………………………………………..……………...…..3.
MOVIMIENTOS INDIGENAS Y LAS POLITICAS TERRITORIAL……....4, 5, 6.
CAMBIOS EN LA GEOPOLITICA CONSTITUCIONAL…………………...6, 7, 8,9.
LA TERRITORIALIDAD DE LA DEMOCRACIA EN VENEZUELA……..9, 10, 11, 12, 13.
CONCLUSION…………………………………………………………….……...14.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS……………………………………...........15.
Introducción
Al tratar los aspectos relacionados con las tierras y territorios, es necesario partir del contexto donde surgen los movimientos indígenas. Este contexto esta determinado en gran medida por el fracaso de los proyectos Nacional-Desarrollistas así como el agotamiento de la forma Burocrático-Autoritaria de gobierno. Este fracaso de los modelos anteriores dio lugar a una doble dinámica o procesos de transición impulsados por la globalización. Esto es, por una parte, se trata de un reacomodo de las nuevas condiciones económicas y políticas del mundo globalizado, y por otra parte, se trata de una transición hacia la democracia. Esta doble dinámica de cambios, propició procesos sumamente contradictorios y ambiguos de reforma de los Estados latinoamericanos. Las reformas son el resultado de conflictos, pactos y consensos entre los diversos actores sociales y políticos así como presiones “desde arriba” y “desde abajo”. Mientras que por un lado las reformas constitucionales y del Estado responden a las exigencias y orientaciones de los mecanismos globales y multilaterales, por otro lado, no se puede dejar de tomar en cuenta las demandas y expectativas de la población local surgidas en el marco de los procesos de democratización.
El discurso de los nuevos movimientos indígenas, plantean una relación cada vez más clara entre territorialidad, autogobierno y jurisdicción, como expresiones del derecho a la libre determinación. Esto ha significado un fuerte debate, para promover una mayor participación indígena en la sociedad y fortalecer las culturas e instituciones indígenas para construir un nuevo modelo de Estado más incluyente. Las protestas y demandas indígenas, se centran en lograr acceder a las instituciones del Estado, a la par que se desea fortalecer sus propias instituciones para hacer posible su participación.
Como parte de estos procesos se han reformulado la constitución de varios países, Venezuela entre ellos. Las nuevas constituciones han reconocido la composición pluriétnica de su población, lo cual evidencia la ruptura por lo menos simbólica con el nacionalismo decimonónico y las políticas asimilacionistas. A la vez este reconocimiento de la pluriétnicidad refleja los rasgos étnicos específicos que sustentarían la unidad socio-cultural como base para el reclamo de un territorio.Tales exigencias muestran un fuerte vínculo con las luchas por la democratización, lo que implica no solo la reforma de las estructuras estatales, sino también el fortalecimiento de las instituciones indígenas.
Movimientos indígenas y la política territorial
Las perspectivas actuales de los estudios políticos y culturales hacen cada vez mayor énfasis, en plantear la necesidad de la reflexión espacio-temporal. La dinámica de los procesos en curso, así como el nuevo mapa de las identidades territoriales y las disposiciones culturales demarcan el terreno de gran parte del debate reciente. Los términos como globalización, relación global-local, condición global, reflejan toda una creciente sensibilidad hacia la necesidad de trascender las fronteras nacionales. Ampliar estas fronteras y establecer conexiones globales han sido característicos de algunas nuevas formas de movilización, de resistencia y de movimientos sociales como los movimientos indígenas latinoamericanos y en particular el movimiento indígena venezolano.
En este contexto, se puede afirmar que en el análisis de la democracia y de los procesos de democratización, existe un adentro, la territorialidad de la democracia dentro de una determinada nación Estado, y un afuera, la lucha por una democratización de instituciones que operan en el nivel global pero que tienen efectos múltiples de las políticas territoriales de los Estados de los países de la región latinoamericana. Es importante aclarar, que el adentro y el afuera, de lo geopolítico o territorial no pueden ser tratado por separados, sino como espacios que se superponen y se entrelazan en una compleja red de relaciones.
Se ha notado, que los movimientos sociales e indígenas contemporáneos han desafiado y redibujando las fronteras de lo político. Esto quizá quiere decir, que los movimientos pueden subvertir los supuestos tradicionales del sistema político –el poder del Estado, los partidos políticos, las instituciones formales mediante el cuestionamiento de dicha legitimidad y del funcionamiento aparentemente normal y natural de sus efectos dentro de la sociedad. Pero también, el papel de algunos movimientos sociales ha sido revelar los significados ocultos de lo político encajado en lo social. Las luchas sociales pueden considerarse formas de interpretación dentro de las cuales la orientación y significación de sus exigencias y reivindicaciones se construyen mediante su práctica. Esto permite argumentar, que quizás el elemento más interesante de los movimientos sociales tiene que ver con las maneras como pueden contribuir a la reconfiguración de lo político en las
circunstancias contemporáneas (Slater, 2001:418). Las ideas que surgen de las zonas fronterizas, que atraviesan y transgreden órdenes y predios antes seguros, desestabilizan e interrumpen campos del conocimiento previamente, delineados por los contornos de categorías y construcciones entrelazadas. Una idea de éstas tiene que ver con la forma en que se puede repensar la política y lo político.
Es importante hacer énfasis en la naturaleza interactiva de la política y de lo político: plantear su distinción pero también su interrelación esencial. La política
tiene su propio espacio público, es el campo de los intercambios entre los partidos políticos, de los asuntos parlamentarios y gubernamentales, de las elecciones y la representación, y en general, del tipo de actividades, prácticas y procedimientos que tienen lugar en los escenarios institucionales del sistema político. Lo político, sin embargo, puede ser considerado como un tipo de relación que se puede desarrollar en cualquier área de lo social, sin importar que permanezca o no dentro del recinto institucional de “la política”.Lo político es, un movimiento vivo, un tipo de voluntades en conflicto o antagonismos; es móvil y oblicuo, sobrepasa pero también subvierte los lugares y ataduras institucionales de la política.
En un sentido importante, la idea de la imbricación de la política y lo político refleja el continuo debate sobre las relaciones entre el Estado y la sociedad civil, y por el énfasis en el hecho de que se puede decir que la situación contemporánea, se caracteriza por el desdibujamiento de la división del Estado y la sociedad civil: la política democrática requiere muchas y complejas medidas estratégicas que atraviesan ambos ámbitos y disuelven la diferenciación tajante entre ellas (Slater, 2001: 422). La sociedad civil, el Estado (organizaciones e instituciones) y el gobierno deben asumir nuevas formas, nuevos roles, nuevas maneras de relacionarse entre sí, y de esta manera dar origen a un nuevo tipo de ejercicio democrático del poder (Bresser, 2004:13).
En este contexto, es posible identificar el entrecruzamiento de niveles de análisis, de manera que lo global, lo regional y lo local puedan ser interpretados como profundamente imbricados, teniendo en cuenta que la noción de “fronteras” de un mundo global subraya la fragilidad de los órdenes espaciales establecidos. En los espacios internos del Estado territorial, los efectos cuestionadotes, problemáticos, desestabilizadores de los movimientos sociales, pueden ser considerados en términos del crecimiento de las exigencias indígenas de autonomía territorial en varias sociedades de América Latina, que combina un cuestionamiento del ordenamiento territorial existente con un profundo cuestionamiento de las propias bases del Estado. El territorio es considerado como un espacio socio-cultural, portador de unos significados que trascienden su configuración física. La importancia del
territorio radica en que éste es el sustrato espacial imprescindible de toda relación humana. Cada pueblo tiene un control y apropiación particular del espacio que se expresa en la manera en que se organiza en el mismo (Gamboa, 2006; 3).
El concepto de territorio es imprescindible para entender y definir la idea que tienen los pueblos indígenas de la autonomía, Este es uno de los aspectos centrales del debate sobre la libre determinación. Los indígenas reclaman no sólo el reconocimiento de sus territorios, sino también la garantía jurídica de poder mantener y preservar en ellos, sus sistemas de autoridad, sus costumbres,
idiomas, cultura y su futuro como pueblos, es decir, su autonomía, su libre determinación (Ramírez Cuevas: 2001: 5).
Aunque el clamor por la autonomía no es nuevo para los pueblos indígenas de América Latina, que siempre han exigido el derecho al autogobierno, hoy es un asunto muy discutido, de lo que se trata, es de la búsqueda de un equilibrio
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