Multiculturalidad

Identidad nacional y multiculturalidad

¿Podemos hablar de una identidad nacional en México hoy en día? Y, suponiendo que ésta exista, ¿cumple esta identidad la función que le daba Molina Enríquez, la de unir a los habitantes de todo el país? A partir de la década de los setenta, el Estado mexicano cesó la política de proteccionismo económico y afán por mantener la omnipresencia de la retórica nacionalista. Luego de casi cuatro décadas de no recibir un mensaje nacionalista constante, es pertinente suponer que la identidad nacional, tan cuidadosamente diseñada y difundida por el Estado nacionalista, se ha debilitado y fracturado. Este cambio ha sido acelerado asimismo, por la masificación de los medios de comunicación y con ellos el mayor acceso de la población a nuevos sistemas de valores, que en muchas ocasiones cuestionan o contradicen los que se presentan como propios del mexicano o la mexicanidad. Si se analiza la convergencia en el país, de los elementos culturales que, de acuerdo con Gerd Baumann, forman el triángulo multicultural, a saber, el nacionalismo, la etnicidad y la religión,[xvi] salta a la luz la gran diversidad que convive en él.

Por un lado, como ya se dijo anteriormente, el nacionalismo mexicano sigue formando parte del discurso oficial, el papel de legitimador del Estado-nación, aún cuando en los últimos años la tendencia ha sido a abandonar algunas de sus características. Bajo el nacionalismo, y pese a él, todavía existen en el país una variedad de etnias autóctonas y no autóctonas, con intereses y aspiraciones distintos a los del Estado. Finalmente, también se han asentado en el territorio, diversas religiones, principalmente cristianas, pero con diferentes credos, rituales, normas y obligatoriedades. Se puede afirmar, por todo ello, que México es un país multicultural, y que el nacionalismo solo es una de las aristas culturales que en él conviven día a día.

El sustento del Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012

Después de hacer una revisión del desarrollo que ha tenido la idea de identidad nacional mexicana, y la realidad de su multiculturalidad, se analizará la solidez del Plan Nacional de Desarrollo en su vertiente cultural. El Plan presenta como problemas que requieren de urgente atención, la inseguridad, la pobreza, la desigualdad, el analfabetismo, la falta de oportunidades educativas, la mortalidad materna e infantil, la insuficiente generación de empleos, los rezagos del campo y la pérdida de recursos naturales entre otros. Todo lo cual se propone combatir teniendo como guías: la libertad, legalidad, pluralidad, honestidad, tolerancia y el ejercicio ético del poder.[xvii] La solución de estos problemas requiere la consideración de las diferencias culturales de la población, diferencias que de acuerdo con sus guías de acción merecería la garantía de libertad, pluralidad, tolerancia y legalidad específicamente.

En su apartado sobre el Desarrollo Humano Sustentable, el Plan pone como uno de sus objetivos

Reducir significativamente las brechas sociales, económicas y culturales persistentes en la sociedad, y que esto se traduzca en que los mexicanos sean tratados con equidad y justicia en todas las esferas de su vida, de tal manera que no exista forma alguna de discriminación.[xviii]

Lo que se busca es eliminar la discriminación, se considera que la solución al problema de la discriminación es la homogenización, la reducción de las diferencias que existen en el país, que, si bien podría ser un objetivo deseable en términos económicos y sociales, no lo es en términos de la diversidad cultural. Detrás de este objetivo se esconde la política de asimilación de las culturas consideradas atrasadas, o cuyas características no son acordes a los modelos de la modernidad.

Al mismo tiempo asegura que es posible

Aprovechar los beneficios de un mundo globalizado para impulsar el desarrollo nacional y proyectar los intereses de México en el exterior, con base en la fuerza de su identidad nacional y su cultura; y asumiendo una responsabilidad como promotor del progreso y de la convivencia pacífica entre las naciones.[xix]

Con esto ratifica la visión reificada de la cultura, de la que dice es fuerte, permanecer inmutable ante la globalización. Tal es la postura de los grupos del poder, su postura ante la multiculturalidad de México.

La globalización, sin embargo, existe principalmente y sobre todo en cierto círculo social que pueden acceder a las tecnologías necesarias para su realización, los que poseen el capital. A este círculo pertenecen los que toman las decisiones en el país, para estos capitalistas, el multiculturalismo es una nueva forma de colonialismo, pues su respeto a las otras culturas es una forma de reafirmar la superioridad de la suya,[xx] por ser la portadora de los verdaderos valores universales. Es así, que se plantea que las comunidades indígenas, reciban el apoyo estatal necesario para combatir los rezagos de desnutrición y deficiencias nutricionales, mortalidad y morbilidad, rezago educativo, desigualdad de género y migración.[xxi] Es importante hacer notar que, los apoyos que se han dado a las comunidades indígenas, son en sí una fuente de cambio cultural, y que el mismo interés por cambiar sus costumbres para adecuarlas a las directrices de la sociedad occidental, es contrario a otro de los objetivos del Plan. A la vez se pretende modificar las dinámicas culturales de los pueblos indígenas, se espera que éstos no transformen su cultura, busca preservar “el patrimonio cultural y la sabiduría indígena”.[xxii]

Este intento constante por mantener la cultura de las etnias como estática, que ha sido ratificado por el romanticismo antropológico primero y posteriormente por el potencial económico del llamado turismo cultural, parte de una limitación teórica que es necesario eliminar. La cultura no puede ser vista únicamente como algo dado, sino una “reconstrucción conservadora de una esencia reificada en un primer momento y una posterior nueva construcción exploratoria” constante.[xxiii] En este marco, el interés por preservar lo que se considera la verdadera cultura de los pueblos indígenas, es una negación de una de las características de la cultura, su renovación constante.

En conclusión la vertiente cultural del Plan Nacional de Desarrollo, se fundamenta en una concepción reificada de la cultura, que lleva a considerar que existe una identidad nacional homogénea, fuerte y que los grupos étnicos en él llamado comunidades indígenas, tienen una cultura a la que hay que registrar, rescatar, proteger y preservar de la transformación. Esta forma esencialista de ver a la cultura, impide que sean diseñadas

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