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Muundo Entre Guerras

yonary15 de Febrero de 2014

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La economía después de la guerra.

Al finalizar la guerra, los beligerantes debieron refundar sus industrias, que estaban destruidas. Pero la situación no ayudaba: el endeudamiento y la falta de exportaciones producían la falta de capital en las economías europeas. Europa había pasado de ser acreedora a deudora de América. La competencia de Estados Unidos y Japón desestabilizaba el nuevo comercio mundial. La crisis afectó sobre todo a la minería y la industria del carbón, que fue suplantado por la energía petrolera y eléctrica. Los países más afectados fueron Francia, Bélgica, Rusia y los Balcanes, territorios donde se habían desarrollados las batallas. Las nuevas corrientes industriales que se impusieron entonces fueron las propuestas por dos industriales norteamericanos: el Taylorismo (propuesta por Federico Taylor) y el Fordismo (ideada por Henry Ford). El primero se basaba en la organización científica del trabajo, por el cual se especializaban las funciones, se dividían las tareas y se estudiaban los tiempos de producción. Tras estudiar las industrias del acero norteamericanas, Taylor propuso simplificar las operaciones, lo que abrió el camino para la invención de nuevas máquinas que reemplazaron a los humanos. El Fordismo propuso la línea de producción, que se basaba en la transportación de las piezas mecánicas por medio de unas cintas, lo que aceleraba el trabajo de los obreros. Estas dos teorías produjeron el resurgimiento de la producción masiva. Estas dos hipótesis fueron las implementadas por las potencias europeas para reactivar la economía. Sin embargo, esta implementación produjo gran malestar en la clase obrera, que se vio relegada a un segundo plano, y la cual sufrió numerosos despidos. El país que más sufrió la crisis económica fue sin dudas Alemania, quien debía abonar las indemnizaciones por la guerra. El plan aprobado para hacer efectivo este pago fue el propuesto por el financista estadounidense Dawes en 1923, el cual propuso que Alemania pagaría 1000 millones de marcos por año a Francia entre 1923 y 1930, y luego 25 millones anuales, hasta completar la suma. Mientras tanto, Francia podía intervenir en las ganancias de los ferrocarriles y aduanas germanas, así como también del Reichsbank o Banco de Alemania. Este plan fue suplantado en 1930 por el plan Young, el cual proponía que Alemania pagase sus deudas con Francia y Bélgica, reducida a 116.000 millones, en un lapso de 57 años. Durante la gran crisis de 1929, la suma fue reducida a 3.000 millones, pero Alemania nunca la pagó.

La crisis de 1929.

Desde 1929, la mayor potencia económica mundial, los Estados Unidos de Norteamérica, estaban gobernados por Herbert Hoover, el partido Republicano. El nuevo presidente asumió un país rico, poderoso y avanzado. Pero no sabía que toda su nación se derrumbaría en apenas 6 meses. Desde 1925, los ciudadanos invertían sin cesar en los negocios bursátiles, donde parecía ganarse buena cantidad de dinero. y en el afán de invertir, muchas personas jugaron con dinero prestado: las acciones que nominalmente valían cien dólares, eran compradas por diez y el resto se pagaba a crédito. El sistema, muy lucrativo para el país, mantuvo su apogeo durante cuatro años. Pero todo el sistema se derrumbó el “jueves negro” (24 de octubre de 1929), y el mundo entero se vio afectado por la peor crisis económica internacional que haya existido. El martes negro (29 de octubre de 1929), el pánico fue total y la bolsa de Nueva York colapsó completamente: 16 millones y media de acciones fueron vendidas a un 40 % menos de su valor real. En noviembre, estas fueron cotizadas a la mitad de lo que valían, perdiéndose casi 50.000 millones de dólares. Aunque se han encontrado numerosas causas de este fenómeno, la principal fue sin lugar a dudas el hecho de que aunque la producción había crecido casi un 70 % en el último lustro, el estado del mercado mundial, que presentaba una Europa destruida y una América precavida, hizo imposible la aparición de mercados donde colocar esos productos. El caos se hizo presente en todo el planeta: los bancos quebraron, las fábricas trabajaron a media máquina, y los gobiernos aumentaron las tarifas aduaneras, limitando la importación. El 21 de septiembre de1931 la crisis se agudizó cuando el banco de Inglaterra suprimió el patrón oro y devaluó la libra: los precios cayeron casi un 50 por ciento y los desempleados ascendieron a 40 millones sólo en Europa. La crisis económica produjo otra de orden político: toda Europa se vio sumida en un caos institucional en el cual los gobiernos se sucedían incesantemente sin conseguir resultados: la corrupción y la impunidad fueron moneda corriente en esos años. La política económica se vio afectada profundamente: el Estado tomó las riendas de la economía, abolió el librecambio e impulsó una nueva economía de guerra, menos pesada que durante la Primera Guerra Mundial, pero igualmente rígida y racionadora.

Depresión económica.

Se vivía una clara situación de crecimiento económico. No había paro y las empresas crecían, cotizando en la Bolsa. Al americano medio le empezaba a gustar la Bolsa, pues veía en ella un negocio rentable. Era la época dorada de la publicidad. La economía crecía, y la Bolsa daba grandes beneficios. Las personas no cobraban los beneficios, sino que los reinvertían. Algunos, viendo que las cosas iban muy bien, empezaron a invertir dinero prestado, que no era el suyo. Los bancos prestaban este dinero, aun sabiendo que era un riesgo. A nivel país, Chile vivía una sensación de prosperidad económica, estimulada por una fuerte expansión del gasto público del gobierno de Carlos Ibáñez del Campo, destinada a modernizar la infraestructura productiva del país. Sin embargo, este auge tuvo su origen en un alto endeudamiento externo, producto de los créditos en dólares que fluían desde Nueva York, que se imponía como la nueva capital financiera del mundo.

Esta aparente prosperidad con endeudamiento, llegó a su fin con la crisis económica internacional, que comenzó en octubre de 1929 con el derrumbe de la Bolsa de Nueva York.

En que consistió.

La Gran Depresión de 1929 fue la mayor crisis económica en la historia de Estados Unidos en la cual se vio afectado prácticamente todo el mundo industrializado. Ésta comenzó en 1929 y duró alrededor de una década.

Ésta fue precipitada por la crisis de la economía norteamericana, que comenzó en 1928 con la caída de los precios agrícolas y estalló cuando el 29 de octubre de 1929 se hundió la Bolsa de Nueva York. Ese día bajaron rápidamente los índices de cotización de numerosos valores -al derrumbarse las esperanzas de los inversores, después que la producción y los precios de numerosos productos cayeran por espacio de tres meses consecutivos- y se vendieron precipitadamente unos 16 millones de acciones. No solo se trataba de una semana crítica; las cotizaciones continuaron bajando los años siguientes. En principio no se pensó que fuera una crisis auténtica, sin embargo se extendió entonces a la industria y el comercio. Los bancos no tenían dinero y las industrias no obtenían créditos, por lo que no podían producir, debiendo despedir a miles de trabajadores. Esta situación se extendió a Europa, que estaba inundada de capitales estadounidenses y donde causó una gran devastación.

Es dentro de este marco histórico y geopolítico que en los países de occidente y particularmente en los Estados Unidos se comienza a implementar una política en la que el Estado interviene activa y directamente en la economía. Se trataba del “New Deal” o el Nuevo Trato, lo que en Europa se conoció como el Estado de Bienestar,” Welfare State”. Este proceso fue temporalmente interrumpido por la segunda guerra mundial.

Sus causas.

Muchos factores jugaron un papel en el desencadenamiento de la crisis; no obstante, la causa básica de este desastre financiero, conocido también como jueves negro o crash, fue una especulación exagerada, debida a la sobreproducción y a la inflación del crédito, además de la mala distribución de la riqueza en los años veinte y la extensa especulación en el mercado que se llevó a cabo durante la última parte de esa década. La mala distribución de la riqueza existió de varias maneras. El dinero estaba desigualmente distribuido entre la clase alta y la clase media, dentro de los Estados Unidos había desigualdad entre la industria y la agricultura, y también la había entre Estados Unidos y Europa.

Este desbalance de riqueza creo una economía inestable. Por esto, la prosperidad económica estadounidense comenzó a declinar a partir de 1927.

Porque se extendió al mundo.

Se extendió al mundo dado el lugar ocupado por los Estados Unidos en la economía mundial. Así, los efectos de la crisis bursátil de Wall Street, la Bolsa de Nueva York, de octubre de 1929, se transmitieron rápidamente por los cinco continentes. Existían conexiones con la economía internacional, aunque con mayor intensidad con la economía europea.

También se extendió a Latinoamérica, ya que al ser una zona especializada en exportación, la inestabilidad de los mercados de esos productos que se vivía en el mundo, solo era solucionable con una adecuada financiación exterior, pero la interrupción en el flujo de capitales norteamericanos a la región y la caída en las importaciones de algunos productos de América Latina acentuaron todavía más las consecuencias para éste lado del mundo.

Asimismo, Europa ayudó indirectamente a que Latinoamérica fuese afectada por la crisis. Dada su compleja interacción internacional en el terreno comercial y financiero con Estados Unidos, involucró a importantes mercados

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