ORÍGENES DE LA FOTOGRAFÍA PERIODÍSTICA EN VENEZUELA
Felix VasquezTrabajo10 de Junio de 2016
2.832 Palabras (12 Páginas)469 Visitas
ORÍGENES DE LA FOTOGRAFÍA PERIODÍSTICA EN VENEZUELA
Desde 1840 hasta principios del siglo XX, ocurren los cambios más significativos en cuanto a la evolución de la técnica fotográfica en el mundo y por ende en relación con sus usos: se cambian los soportes, se disminuyen los tiempos de exposición, se logra sacar copias de un mismo original y se obtienen cámaras de pequeñas dimensiones, baratas y con lentes de gran potencia, que permiten la movilidad total del fotógrafo. En Venezuela, este tránsito está marcado por la llegada y uso, primero, del daguerrotipo y luego por una cantidad indeterminada de variantes de éste que se anunciaban como los más grandes adelantos del momento.
En el período comprendido entre 1841, año de la introducción de la daguerrotipia en Venezuela y 1889, cuando aparece el primer medio tono en una publicación nacional, son pocas las fotos que pueden considerarse periodísticas.
En 1853 un fotógrafo, cuyo nombre se desconoce, captó una serie de vistas sobre el terremoto de Cumaná. Cuatro años más tarde, la fotografía ingresa por primera vez en la prensa venezolana, aunque de un modo indirecto. El Diario de Avisos y Semanario de las Provincias publicó dos grabados, hechos a partir de dos daguerrotipos, que representaban el antes y el después de una operación del rostro practicada a un paciente en Maracaibo. Al contrario de otros países, la práctica de hacer grabados a partir de fotografías no fue común en la prensa nacional.
Otra fotografía que puede considerarse periodística fue realizada en 1868 por un profesor de apellido Cotolinger, quien con una cámara de bolsillo –raras para la época- retrató a un ratero en el momento en que le sacaba el pañuelo a un colegial. Esta imagen ilustraría más tarde el libro “Anales de robo en Venezuela”.
El retrato hecho en estudios fue la modalidad imperante en la fotografía venezolana del siglo XIX. Sin embargo, hubo algunos fotógrafos que salieron a la calle y documentaron diversos aspectos de la vida nacional. Tal fue el caso del húngaro Pal Rosti, quien viajó por América entre 1856 y 1858, para posteriormente escribir un libro ilustrado acerca de su experiencia en Venezuela, México y Cuba, produciendo un interesante material fotográfico sobre estos países. En Venezuela, Rosti fotografió con la técnica del colodión húmedo los morros de San Juan, el Samán de Güere, la casa del ingenio de San Mateo y la Iglesia de Turmero, entre otros sitios. Hasta donde se sabe, ninguna de las fotos de Rosti apareció en la prensa nacional. Además, se limitó a captar paisajes y vistas generales y no registró sucesos o acontecimientos de actualidad.
Otro importante fotógrafo documental fue el alemán Federico Lessmann, quien desde 1844 se desempeñó en Venezuela como dibujante y litógrafo. Antes de dedicarse a la fotografía Lessmann dibujó los más importantes sitios de Caracas como el mercado de la Plaza Mayor (1850-1852), el templo de San Francisco (1853), así como panorámicas de la ciudad, hechas desde la colina de El Calvario y los cerros al sur del Guaire. Posteriormente, entre 1857 y 1870, captó fotográficamente los mismos motivos con similar composición y colocándose en el mismo lugar donde había hecho los dibujos. Al contrario de Rosti, Lessmann sí registró con su cámara algunos hechos de interés periodístico como la procesión del Viernes Santo. Muchas de sus fotos también pudieron ser vistas a través de estereoscopios, especie de televisores del siglo XIX.
En el campo del retrato, algunos trabajos apuntan hacia el periodismo debido a la importancia de las personas fotografiadas y al hecho de que, en algunos casos, fueron divulgados. Tal vez el más antiguo sea el realizado en los años cincuenta del siglo XIX al comandante valenciano Leonardo Espinosa, famoso por ser quien dio la voz de arresto al general Julián Castro en el golpe que lo destituyó como jefe de Estado en 1859. tro retrato importante es uno del general José Antonio Páez tomado por Lessmann en 1860. También destacan las fotos de Antonio Guzmán Blanco, hechas por el norteamericano Alva Pearsall.
Si bien algunos retratos de personalidades no se publicaron en la prensa, sí fueron vistos en estereoscopios y en las llamadas “tarjetas de visita” (tarjetas de presentación que llevaban una foto del titular), la cuales fueron introducidas en Venezuela por Próspero Rey en 1862. De allí su importancia como antecedentes de la fotografía periodística en el país.
Lo cierto es que hubo que esperar hasta 1889 para que aparecieran las primeras fotos de medio tono en las páginas de un órgano de prensa nacional. Ello ocurrió el 31 de marzo de ese año en el número 4 de El Zulia Ilustrado, revista mensual de Maracaibo, pionera en imágenes en Venezuela, dirigida por Eduardo López Rivas, que se publicó entre 1888 y 1891. Ese día se publicaron dos fotos que mostraban a un hombre antes y después de la operación de un enorme tumor. Al parecer, las fotos fueron tomadas por Alcibíades Flores, médico que practicó la operación, y fotograbadas en medio tono en el exterior. Inexplicablemente, El Zulia Ilustrado no publicó más fotos en medio tono. No obstante, si aparecieron algunos fotograbados más que fueron procesados en Venezuela.
Pocos años después apareció en Caracas la revista El Cojo Ilustrado, fundada en 1892 por Jesús María Herrera Irigoyen. Como se indica en su primer número, esta publicación tuvo entre sus propósitos iniciales, además de sus objetivos literarios, establecer el fotograbado en Venezuela. De allí que un año antes de sacar la revista, Herrera Irigoyen viajó a Europa de donde trajo un moderno taller de fotograbado mecánico, inspirado en publicaciones como L’Ilustration, periódico francés que divulgaba fotografías. De esta manera, el editor sitúa a El Cojo Ilustrado dentro de la renovación de la tipografía aplicada al periodismo, la cual se afirma en Europa y Estados Unidos a finales del siglo XIX.
Desde sus primeros números El Cojo Ilustrado mostró imágenes de Venezuela y el exterior. Las ilustraciones extranjeras eran conseguidas generalmente a través de funcionarios de las embajadas venezolanas y también algunos lectores hacían llegar las fotografías tomadas en sus viajes al exterior. Igualmente la revista recibía fotografías sobre sucesos ocurridos en diferentes sitios del país. Pero no pasaría mucho tiempo sin que los fotógrafos profesionales comenzaran a colaborar con El Cojo Ilustrado. Ellos, y algunos aficionados, se convirtieron así en antecesores de los pioneros del reporterismo fotográfico en Venezuela.
El primero de esos fotógrafos profesionales fue Federico Lessmann hijo, quien comenzó a publicar fotografías con bastante periodicidad a partir del número 10 de la revista. Desde ese momento El Cojo Ilustrado se nutrió del trabajo de afamados profesionales de la fotografía de estudio, además de las esporádicas colaboraciones de aficionados.
Lessmann fotografiaba especialmente templos, plazas y calles de Caracas. Pero de vez en cuando El Cojo Ilustrado publicaba imágenes suyas en las que el tema principal eran los habitantes del país, tomadas en la capital y en algunas regiones de la provincia.
A los cuatro años de fundada, el Cojo Ilustrado contaba ya con fotógrafos fijos en varias regiones. Tal era el caso de Roche y Próspero Rey en el estado Carabobo; Rafael Méndez Figueredo, en Cojedes; Arturo Lares y Manuel Trujillo Durán, en Zulia y Lessmann, Guinand y Eduardo Schael en Caracas. Esos y otros fotógrafos, como los hermanos Avril, se convirtieron en los primeros corresponsales gráficos de Venezuela. A principios del siglo XX Henrique Avril fotografió los estragos de la guerra civil pero, a pesar de su calidad, sus fotos carecían de acción. Lentas emulsiones y pesadas cámaras impedían detener la imagen de sujetos en movimiento. Además, dadas las características de la revista fueron publicadas con una concepción artística antes que de denuncia. El Cojo Ilustrado, que dejó de editarse en 1915, fue una publicación excepcional ya que su belleza y número de fotografías, impresión tipográfica y contenido, no los tuvo ningún otro órgano de prensa venezolano de la época.
A finales del siglo XIX y comienzos del XX los periódicos eran todavía conservadores en su presentación gráfica y sólo aquellos con más recursos económicos publicaban ilustraciones con cierta regularidad. El diario El Pregonero incorporó a su imprenta una serie de maquinarias, casi todas desconocidas en el país como la linotipo, que permitía componer textos semimecánicamente. También poseía una prensa plano-cilíndrica. Con estos recursos aumentó el número de páginas, su circulación y disminuyó su precio. Desde su fundación, en 1894, El Pregonero hizo uso de grabados de dibujos para algunos avisos publicitarios. A partir del año siguiente los empleó en informaciones internacionales.
En 1901 El Pregonero montó un taller para hacer grabados y a partir de ese año publicó en sus páginas muchas ilustraciones que iban más allá de los clásicos retratos de personajes de la época como detalles de la vida de la capital desde la moda hasta escenas del Mercado de Caracas, pasando por los juegos de lotería y otros, dibujos elaborados por Vicente Gil y Cruz Álvarez García. Además, el diario empleó las caricaturas, algunas de ellas pertenecientes a los hermanos Rafael y Leoncio Martínez. Otras eran tomadas de publicaciones extranjeras. Otros de los diarios que divulgaron ilustraciones con cierta regularidad por esos años fueron El Constitucional, El Diario de Caracas y La Religión, sobre todo retratos de artistas, escritores, damas ilustres y presidentes de diversos estados del país
...