Pablo Zarate Willka “El temible Willka”
exquiResumen26 de Octubre de 2017
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Pablo Zarate Willka “El temible Willka”
El altiplano boliviano fue la tierra que vio nacer, crecer, casarse y construir su liderazgo a Pablo Zarate Willka. El nació en Imilla Imilla, hoy conocido como Milla Milla, en la zona de Sica Sica, este pueblo se caracterizó por ser revolucionario, justiciero desde tiempos primarios de la invasión y existía una tradición de lucha rebelde. Pablo vivió en sangre propia las normas promovidos y promulgados por los gobiernos de entonces, que llegaron a despojar y usurpar las tierras de los indios. Desde temprana edad acompaña a sus mayores a enfrentarse a las duras faenas del campo, en la roturación de la tierra laborable, en el cuidado de las sementeras, en las alegres tareas de la cosecha, recorrió las serranías próximas y las estepas solitarias en busca de dehesas naturales para el rebaño familiar.
A Willka desde niño su comunidad le transmitió las hazañas históricas de sus antepasados y la importancia del Collasuyo. El también observo desde esa edad los maltratos, despojos, látigos y otras humillaciones a su pueblo, por tal motivo en su conciencia fue construyendo el principio de la liberación. En la adolescencia hasta llegar a ser mayor, pudo forjarse en los albores de la vida injusta como millones de indígenas.
Para superarse a sí mismo Pablo llego a dominar la lengua española, casi correctamente, llegando a escribir. Tenía el horizonte marcado, estaba consciente de lo que pretendía para él y su pueblo, el proyecto madre por el que debería luchar y morir. Tenía una mente muy lucida. Los criollos y los blancos ocultaban sus cualidades subjetivas y objetivas, con la finalidad de descalificar su liderazgo. El reunía las mejores condiciones morales y físicas, siendo un “estratega” político y militar. Era el “Temible Willka” refiriéndose a una “fuerza india única” en él.
Era un hombre de mediana estatura, de rostro algo redondeado, de frente estrecha y casi plana, de piel morena. Tenía un espíritu revolucionario por la vida difícil y cruel que le tocó vivir. Normalmente utilizaba un sombrero de plumas, por su significancia y por la autoridad que suponía. Cuando había alguna ceremonia de gran importancia política, él acostumbraba entrar montado en un caballo como un príncipe o rey. Aunque estas formas de presentación, no era siempre con la finalidad de aparentar a los hidalgos o nobles de Europa, al contrario era una forma de representación simple.
Como todo hombre al llegar a su madurez, se casó con Ayda Aguilar, con quien tuvo en total cuatro hijos, dos mujeres; Dorotea y Concepción, y dos varones; Pío y Juan. Posteriormente en sus últimos años de vida, con mucha dignidad, luciría el uniforme militar, con grado de General, aunque no haya sido propio de él este uniforme. Fue el Primer General aymara. Por lo tanto era muy detallista y disciplinado inclusive en lo básico, en su forma de presentación. Y mucho más en las arenas revolucionarias.
La Guerra Federal demostró que Willka tenía un proyecto claro y concreto. Como General de la División y Comandante en Jefe del Ejército Indígena, tuvo la gran capacidad de conducir al ejército indio a los umbrales de la historia. El objetivo de Pablo no era solamente que se les restituyesen las tierras comunitarias. Esta demanda era sola una estrategia, porque en el fondo se buscaba un poder y gobierno propio. Es decir, un gobierno indio.
Una de las traiciones a Willka y a los indígenas de Pando es la orden emitida a los chuquisaqueños para que se retiren frente a la aproximación de los indios al lugar, que de seguro les iban a exterminar o como mínimo derrotarles con resultados nefastos para los constitucionalistas. De modo que desconocieron a Pando como autoridad. En vez de vivar a Pando vivaron a Willka. Luego, vino la desobediencia a los pancistas; finalmente, la insurrección para constituirse en un movimiento
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