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País De Mentiras


Enviado por   •  19 de Abril de 2014  •  1.794 Palabras (8 Páginas)  •  249 Visitas

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INTRODUCCIÓN

La realidad mexicana siempre ha estado maquillada por un sinfín de mentiras que nos hacen creer, creemos, no creemos pero nos conviene creer o que simplemente ya nos acostumbramos a escucharlas que se nos hizo algo tan cotidiano que no importa si las escuchamos, callamos y seguimos nuestro camino.

El texto “País de mentiras” de la autora Sara Sefchovich, narra de manera original el contexto político, histórico, social de nuestro país de una manera cruda por los números y argumentos pero realista en opinión al hacernos reflexionar en lo que vamos leyendo en cada tema que nos presenta.

En este ensayo analizaré algunos de los temas de este libro como lo son: la familia, la justicia social, la educación y la cultura, los indios, la economía, la nación y la identidad. Si bien han sido explicados a detalle y argumentados por referencias bibliográficas vastas por la autora, trataré de aportar ideas que en mi opinión son importantes al hablar de estos temas.

La familia ¿un lugar de amor? El primer tema de este ensayo. La familia es mencionada como la “célula básica de la sociedad” de acuerdo a la autora Sara Sefchovich, puesto que en ella se satisfacen aspectos sexuales, económicos, reproductivos y educativos.

Para Julia Isabel Flores con la familia se asocian términos como: hogar, bienestar, padres y comprensión esto dado por una llamada “dinámica en la familia”.

Si bien como menciona la autora se nos ha presentado un ideal de familia perfecta donde se relaciona padre-madre-hijo e hija-perro y perico, donde este modelo debe ser un pequeño núcleo autosuficiente que debe resolver las necesidades de cada miembro y tiene la obligación de dar felicidad, y no es así, se nos ha vendido esta idea de otros países principalmente Estados Unidos con la casa bonita, gran jardín y sacando a pasear al perro, pero la realidad es otra, la vida no es color de rosa.

DESARROLLO

En México se miente. El discurso público que los mexicanos escuchamos de boca de nuestros políticos, eclesiásticos, empresarios y comunicadores, que son quienes tienen voz en el acontecer cotidiano en referencia a los asuntos que nos atañen como sociedad y que están colocados en un lugar que les confiere poder a la hora de usar esa voz, tiene poco que ver con los datos de la realidad reunidos por académicos y estudiosos, instituciones nacionales e internacionales, activistas y ciudadanos.

Aunque tenemos las mejores leyes e instituciones y hemos firmado todos los convenios del mundo, las instituciones no cumplen con su cometido, a las leyes no se las respeta y los convenios son letra muerta. Nos hacen las promesas y ofrecimientos más excelsos e incluso los informes de resultados más alentadores pero poco de eso se lleva a cabo y mucho de lo que se asegura que se hace no se hizo. Este modo de funcionar tiene con nosotros una larga historia, pues la mentira ha formado parte de nuestro discurso público desde tiempos inmemoriales.

En la familia “Núcleo conflictivo lleno de tensiones emocionales y problemas internos. Todo se trata de mediar situaciones; el ser humano está dotado de emociones que muchas veces se anteponen a la razón y el buen juicio, pero que sin embargo son éstas las que acercan en más de las veces a sus miembros.

En la familia se genera violencia y se le atribuyen razones económicas, culturales, el orden social, cambios inesperados de vida, biológicas, etc., que como dice el sociólogo Ariel Dorfman: “la violencia forma parte de nosotros de forma tan natural como respirar o comer, aunque esa naturalidad de la que habla no debería ser razón para inmutarnos ante su presencia.”

La justicia social: un compromiso ineludible. La justicia social puede ser entendida como “contribuir con esfuerzo, tiempo y dinero a hacer algo por los demás” palabras de Alberto González Hernández.

Nuestro país como muchos en el mundo abunda la pobreza en diferentes grados. La historia de cómo es que se ha hecho creer en el discurso político la justicia social con ejemplos como: promover educación salud y vivienda en la postguerra, un sistema de seguridad social, estados paternalistas donde se llegó a pagar las boletas de empeño del Monte de Piedad, creación de institutos, programas de ayuda a las mujeres y la infancia, en sexenios como el de López Portillo Coplamar (Ayuda a pobres de zonas deprimidas y marginadas), SAM (programa alimentario), y subsidios de productos básicos, llegar a sistemas coparticipación como Procampo, Pronasol, etc.

Lograr la justicia social exige de dos objetivos: remediar las carencias inmediatas y crear condiciones para que las personas salgan de la pobreza y vulnerabilidad (Agnes Heller, citada por Sefchovich), la verdad es que a través de los años solo se han puesto soluciones para remedio inmediato, sin prevenir y mucho menos atacar los problemas de fondo, es como querer curar un cáncer con una aspirina, a la vez que cada vez se le ha destinado un porcentaje menor del PIB a la asistencia social.

Hoy continuamos con pan con lo mismo, se le da dinero o recursos en especie para que la vayan pasando los grupos vulnerables, sin alcanzar una verdadera cobertura además, y su pobreza no disminuye al contrario se acentúa, haciendo de la gente que recibe apoyo más dependiente de lo que el Estado le da, sin dar esperanza a mejorar realmente su nivel de vida, generando conformismo, si tienen lo mínimo básico para que preocuparse,

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