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Política Salvaje- Luís Tapia


Enviado por   •  24 de Octubre de 2012  •  891 Palabras (4 Páginas)  •  399 Visitas

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Política Salvaje- Luís Tapia

Una deconstrucción punk de la política neoliberal

I- Ruido y disonancia-

Vivimos una época en la que en una situación de acelerado y complejo desarrollo de los medios de comunicación y su expansión en el mundo hace que las sociedades estén cada vez más intercomunicadas e informadas sobre la diversidad de las historias e instituciones sociales, pero a la vez estas redes son el soporte de una interpretación simplista y simplificadora de la heterogénea sustancia social.

Lo que distingue al neoliberalismo económico y político del liberalismo clásico, por llamarlo así, no es el contenido normativo, el modelo social o la antropología implícita, que básicamente son los mismos, sino el hecho de que el neoliberalismo se rearticula como un discurso y una política negadores de los desarrollos históricos en lo económico y lo político de las sociedades contemporáneas, experimentados durante el último siglo en particular. El liberalismo como neoliberalismo es hoy más que nunca una ideología política de restauración y reducción social, y como tal inviable en el largo plazo, aunque predomine en la reorganización de las cosas del mundo por un tiempo.

La concepción liberal de individuo, sociedad, economía y estado no ha cambiado sustancialmente desde entonces pero, sin embargo, las historias han experimentado desarrollos humanos y sociales no reducibles al modelo social y la antropología filosófica liberal. Lo peculiar del discurso neoliberal es que presenta las crisis contemporáneas como resultado de los desvíos respecto del modelo liberal y no como un resultado de las estructuras económicas y sociales que dicen organizarse bajo sus principios, como es el caso del capitalismo.

Nivel ontológico-antropológico: los individuos se caracterizan por tener una racionalidad microeconómica como guía estratégica de sus actos, que a su vez están motivados por una moralidad en principio egoísta que asume la solidaridad como un medio más, en ocasiones el más adecuado para realizar fines predefinidos individualmente.

La vida social sería el universo o espacio instrumental de los medios, en el que las personas interactúan en calidad de cosas que se desplazan y actúan para satisfacer fines que están fuera de ese espacio.

La sociedad es, así, el espacio y el tiempo de interacción con los otros, en los que se debe evitar que la naturaleza humana esencialmente asocial resulte afectada. Por eso el liberalismo piensa la política como un conjunto limitado de instituciones normativas e instrumentales que intentan evitar que el tiempo y el espacio de lo social afecten negativamente a la naturaleza individual y asocial de los átomos que, sin embargo, deben interactuar como único medio de realizar sus fines y satisfacer sus necesidades. La sociedad o lo social es el mal necesario.

Para el liberalismo lo social es el mercado, el ámbito de los intercambios, no el de la producción de las cosas ni los individuos. Por lo general, el liberalismo sólo da cuenta del intercambio y la circulación de las cosas, no de su producción; habla de la circulación de los individuos como cosas, no de su constitución. Por eso los liberales muestran en este punto una tendencia a volverse esotéricos con su propia doctrina, o adoptan viejas y nuevas creencias que, si bien ofrecen una explicación sobre orígenes y esencias, siempre dejan una nebulosa sobre todas estas cosas. Tal vez esa sea precisamente su función, sobre todo hoy. El pensar lo social como mercado es el modo de cosificar la concepción de la sociedad. Sin embargo, lo social no equivale automáticamente al mercado. El mercado es ya una reducción de lo social al intercambio regulado. Lo social en esencia es el ámbito de la naturaleza, como decían los viejos contractualistas, el de la guerra de todos contra todos.

Lo social se vuelve mercado a través de la institución de lo político bajo la forma del estado, que es el que reduce lo social a mercado, a intercambios vigilados. El estado limita la violencia potencial de lo social.

Lo social produce temor. Los demás producen miedo.

El liberalismo siempre ha pensado la política como medio de reducir el temor a lo social y como mecanismo para organizar seguridad en las travesías e incursiones por lo social o la sociedad. Se piensa la política a partir de la vigilancia, la protección y el castigo. La política y el estado son los límites o la limitación de lo social.

.Los individuos liberales son como huérfanos que desconocen sus orígenes y están desprotegidos. Así, encuentran en el estado el padre imaginado, su protector y guardián que actúa por la vía de la autoridad y no del amor, el que castiga a los hermanos envidiosos.

La ideología liberal exalta el modelo de los individuos emprendedores y competidores, que arriesgan y ganan. Los propietarios capitalistas compiten, sí, bajo la condición de conjura de su miedo que es el estado, bajo su mirada vigilante y protectora.

La política, entonces, es un artificio para controlar el lado malo de la naturaleza humana que sólo aflora en las aguas de lo social. La pureza de la naturaleza humana está en lo individual, y su imperfección y maldad en lo social.

Los liberales pensaron la política como estado para limitar lo social, pero ocurre que en la historia la ampliación de la política más allá del estado hizo que éste mismo se ampliara para neutralizar esa política en sus márgenes, y al desplegarse ambos tipos de politización se ampliaba y fortalecía el espacio y el tiempo de lo social

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