Posesiones satánicas en México. Un estudio etnográfico de la posesión en una parroquia católica veracruzana

Posesiones demoniacas en México.

Un estudio etnográfico de la posesión en una parroquia católica veracruzana.

Ángel Yoset Lara Pérez*

Recibido: 25/09/2018

Aceptado: 22/03/2019

La amenazante presencia del Demonio, acechando la carne es algo

que preocupó las mentalidades y la espiritualidad de épocas antiguas

y pareciera, no haber dejado de hacerlo en nuestros días.

Octavio Patiño García

El texto que abarcó este control de lectura nos habla acerca de las posesiones demoniacas que ocurrió en una parroquia católica veracruzana. Se habla acerca de supuestos ataques de posesión demoniaca, por lo que nos cuenta que este tema tiene que ver la religión y la sociedad, ya que no todas las personas creen en supuestos ataques de demonios hacía el cuerpo humano y algunas veces se intenta buscar alguna explicación lógica a estos casos donde normalmente dicen detectar problemas mentales como la esquizofrenia. Se han llevado a cabo muchos debates en estas situaciones porque se involucra lo religioso, las creencias con lo científico y lo social.

Se llevó a cabo el análisis del fenómeno de la posesión demoniaca en la comunidad religiosa de Veracruz, pero para poder explicar este proceso es necesario evaluar la posesión demoniaca como constructo sociocultural y/o religioso, para después explicar de qué manera este fenómeno se configuró y en qué medida caracteriza a la sociedad mexicana. Por último, se llevará a cabo un análisis de la posesión demoniaca, pero ahora desde una perspectiva etnográfica involucrando un espacio religioso católico ubicado en el estado de Veracruz.

Se menciona que a lo largo de la historia se han presentado múltiples casos de supuestas posesiones demoniacas en el que se ha presentado de diversas formas en el que se desarrolla el campo religioso. También se hace mención de un tipo de posesión el cual fue llamada la posesión demoniaca o diabólica que se desarrollo debido a la división entre el bien y el mal que surgió de la figura adversada de Dios, el diablo o el demonio, la cual se dice que es un ente maligno.

Cabe mencionar que un demonio es una entidad que contiene mucha maldad y recae sobre las ideas de posesión en el sistema de las creencias cristianas que básicamente están al asecho de hombres, mujeres, niños y niñas, buscando a su victima más vulnerable para apoderarse de su cuerpo y mente, sumergiéndolas en el vació y llevándose sus almas, para continuar el supuesto legado de satanás.

El demonio debilita la salud tanto física como mental de su víctima obligándola a conllevar un fuerte colapso en donde algunas ocasiones, si se realiza un exorcismo a tiempo la fatalidad de las circunstancias puede llevar a estas personas poseídas hasta la muerte. En el texto se menciona algunos síntomas de posesión demoniaca, las cuales involucran: hablar con muchas palabras en una lengua desconocida o entender a alguien que hable en lenguas desconocidas, mover cosas distantes u ocultas, manifestar fuerzas por encima de la naturaleza de la edad o condición del sujeto, y el más importante, manifestar rechazo a cualquier símbolo de la fe cristiana, ya sea alguna cruz, agua bendita, biblia, oraciones cristianas, entre otros.

De acuerdo con las concepciones católicas, los demonios pueden atacar a sus víctimas de distintas formas, luego se hacen diferentes tipos de rituales para alejar y expulsar al ente maligno de sus víctimas. Se dice que la posesión demoniaca de una persona puede deducirse y visualizarse de dos maneras: la directa y la indirecta.

Se menciona que, en la forma directa, se basa cuando los sujetos acuden a prácticas mágico-esotéricas, brujería, curanderismo y algunas otras que no son aprobadas por los católicos y que se consideran como faltas de respeto hacía Dios. También se incluyen a personas con “vicios” como el alcohol o las drogas o que no que no sean gente con moral católico, decir, son personas que no asisten a misa, no se confiesen, oren o ayunen y que no tenga sus sacramentos como lo es el bautismo, la primera comunión y la conformación.

En cambio, la indirecta, por su parte, implica que se puede adquirir una posesión por dos cuestiones: por hechicería o brujería y por herencia familiar. Por hechicería o brujería se refiere a que el sujeto es víctima de un hechizo que se le realiza por parte de alguien que le quiere hacer daño y que le desea maldad en su vida, ya sea por cuestiones de odio, rencor o por envidia. Y por herencia es cuando ocurre porque en la familia del sujeto existe alguien que practique o que practicó la brujería, hechicería u alguna otra práctica también sancionada por la Iglesia como ya se había mencionado anteriormente.

Sin embargo, para poder comprender el tema de posesiones demoniacas en México, es necesario hacer un viaje en el pasado hacia la llegada de los españoles al territorio, los españoles y europeos que llegaron a lo que llamaron El Nuevo Mundo, trayendo consigo algunas creencias extendidas de la figura del diablo, así como de los constantes ataques y posesiones que éste ejercía en los hombres. Se conformó una imagen simbólica del diablo que tuvo proceso de la sociedad novohispana y del sincretismo religioso entre los españoles e indígenas.

La idea de que el demonio podría poseer los cuerpos humanos surgió por las órdenes religiosas llegadas al Nuevo Mundo y también se mencionaba que, en el marco de creencias, la posesión podría considerarse como una prueba divina o como un castigo.

Según algunos registros, los primeros casos de posesiones demoniacas se dieron en el siglo XVII en los estados de Querétaro, Puebla y la Ciudad de México, se supone que estos casos en México emergieron de una forma expansiva proveniente de Europa, en donde el fenómeno comenzó a ser incesante, cotidiano y colectivo, a tal grado que comenzó a extenderse como una epidemia, así lo afirmó Carranza. Se dice que las numerosas posesiones demoniacas europeas posiblemente fueron producto de la codificación del rito católico de exorcismo en 1614. Sin embargo, gracias a los estudios históricos y antropológicos que se realizaron, se pudo argumentar que la posesión en México adquirió sus propias características.

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