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Positivismo


Enviado por   •  1 de Diciembre de 2014  •  1.652 Palabras (7 Páginas)  •  182 Visitas

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La filosofía positivista en México, especialmente desde la aparición de las obras de Leopoldo Zea relativas a ella, ha estado en el marco de los intereses de los estudiosos de la historia moderna y contemporánea de México. William Raat no escapa a ese interés, aun cuando él mismo asienta en su libro El positivismo durante el Porfiriatoque diversos autores han abundado sobre el asunto.

Raat, por principio, manifiesta su desacuerdo con la identidad que han establecido los historiadores entre el positivismo y el régimen porfirista, y presenta como tesis contraria a la de aquéllos, que dicha doctrina, "como gran sistema ideado por Comte, no alcanzó el rango de filosofía política oficial del régimen; [pues] fue ante todo una filosofía de la educación que se adoptó oficialmente hasta 1896 en el nuevo Plan de Estudios [de la Escuela Nacional Preparatoria]".

Para probar lo anterior, procede a explicar los supuestos de la filosofía comtiana y su introducción en México por Gabino Barreda. Establece la relación que existe entre los grupos sociales de entonces y sus actitudes frente a la filosofía positivista. Así, Raat considera que los hombres que estudia, del México de los finales del siglo XIX y principios del XX, sostenían una posición "ciencista", esto es, una propensión hacia el saber científico, más que una actitud propiamente positivista.

Raat analiza los posibles "medios de difusión" de la filosofía positivista, y, entre la Escuela Nacional Preparatoria, la prensa, la historia y la literatura, determina que sólo aquella institución y la Revista Positiva se ocuparon de difundir abiertamente la filosofía positivista.

Por otra parte, el autor expone -circunscribiéndose al periodo que va de 1876 a 1910- las diferentes posturas de los pensadores y políticos mexicanos respecto al positivismo, entre los que incluye a algunos "científicos". De este análisis, Raat desprende que no existe una verdadera relación entre el positivismo y este grupo de "científicos" tal y como han asegurado diferentes autores.

A lo largo de la obra de Raat es posible observar dos tendencias predominantes: una, combatir la identificación del positivismo con el Porfiriato; y otra, rechazar las conclusiones de Leopoldo Zea, al que en buena medida culpa por dicha identificación. Refuta la afirmación de este autor en el sentido de que el positivismo es la ideología predominante del Porfiriato.

Respecto al primer propósito, debemos decir que Raat nos brinda un buen análisis de las ideas de la época al exponer con claridad y rigor las características de la obra de pensadores y políticos, algunos de los cuales, como Miguel Macedo, Enrique Creel y Ramón Manterola, han sido escasamente estudiados. Pese a esto, creemos que su objetivo general resulta fallido. Veamos por qué.

El principal argumento de Raat para apoyar su tesis es que en México no se respetaron totalmente los lineamientos de la filosofía comtiana, sino que fue matizada por la influencia de otros autores. A lo anterior, agrega el autor que, salvo en contados casos, la defensa doctrinal y la polémica en torno al positivismo no se llevó a cabo en términos de especulación filosófica. Así, le parece que Limantour está más preocupado por las "estadísticas" que por la filosofía; y el periódico La Libertadse aboca más a las cuestiones de orden práctico que a la difusión del positivismo como doctrina filosófica.

De lo anterior, podemos concluir que para el autor el dogma y el método positivistas son dos elementos inseparables. Por ello, cuando destaca en los análisis particulares que los autores revisados por él sí aplicaron el método, concluye que no eran positivistas porque no estaban de acuerdo con el dogma. Sin embargo, esta aplicación metodológica es suficiente para considerar a tales autores como positivistas. Es de señalarse que precisamente su "independencia intelectual", como en el caso de Sierra, demuestra su apego a los postulados de la doctrina, pues esta corriente considera que su método, el positivista, tiene por objeto establecer un fondo común de verdades a través de la inducción, la observación y la experimentación. Así, lo "positivo" es una actitud que construye, es un método que no desecha un conocimiento o idea hasta que no es sustituido por otro, lo cual garantiza el orden científico.

El positivismo, pues, no se cierra a las nuevas ideas, sino que las toma en cuenta a través de una actitud positiva, según su utilidad social. En este sentido, creemos que se apegaron más al ideal positivista aquellos que dieron cabida a nuevos conceptos, que los positivistas ortodoxos que se cerraron a ellos, puesto que los primeros le dieron a la doctrina más posibilidades de realización práctica que los últimos.

Bien podemos censurar a Raat su afán de querer encontrar en el régimen de Díaz una defensa de la filosofía positivista como tal, y una actitud especulativa entre los políticos. Éstos, los políticos, hacen política y no filosofía, aun cuando en el fondo de aquélla puedan encontrarse supuestos filosóficos explícitos o implícitos. La posibilidad de saber en qué medida el Porfiriato es positivista en sus realizaciones

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