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REFLEXION LO BIENES TERRENALES DEL HOMBRE ENSAYO


Enviado por   •  7 de Mayo de 2014  •  1.428 Palabras (6 Páginas)  •  782 Visitas

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REFLEXIÓN DE LOS BIENES TERRENALES DEL HOMBRE DEL l AL V

CAPITULO:

I CLERIGOS, GUERREROS Y TRABAJADORES

II APARECE EL COMERCIANTE

lll VAMOS A LA CUIDAD

lV NUVAS IDEAS POR VIEJAS IDEAS

V EL CAMPESINO SE LIBERA

INTEGRANTE:

MARCEL MENDOZA CAJIGA

TUTOR:

ARMANDO BATISTA CASTILLA

HUMANIDAES

UDC

ADMON DE EMPRESA I1

CARTAGENA (B.O.L)

03-O4-2014.

REFLEXIÓN DE LOS BIENES TERRENALES DEL HOMBRE DEL l AL V.

CAPÍTULO I.

— CLÉRIGOS, GUERREROS Y TRABAJADORES

La posesión de la tierra en la época feudal, la sociedad consistía de estas tres clases, clérigos, guerreros y trabajadores, con estos últimos al servicio de las dos primeras, la eclesiástica y la militar. Para el caballero y el clérigo, ha de vivir quien hace el trabajo.

El primero, que los terrenos labrantíos estaban divididos en dos partes: una que pertenecía al señor y se cultivaba para su exclusivo beneficio, y la otra subdividida entre los muchos arrendatarios. El segundo, que la tierra no se trabajaba en campos compactos, como se hace actualmente, sino dividida en varias franjas dispersas. Y el tercero, que los arrendatarios no sólo trabajaban en las tierras que les correspondían, sino asimismo en la heredad del señor.

Se ve en la injusta situación a que se ve sometido el siervo: menos maltratado, es verdad, que el esclavo de otros siglos, pero, de todos modos, desposeído de todo derecho personal.

Hay una distinción entre las clases de siervos: los de la gleba, los bodars, los colonos y los villanos, pero más allá de las prerrogativas que tuvo cada uno de estos grupos, se sabe que ninguno de ellos pudo durante el Medioevo ejercer una plena libertad sobre su trabajo, tiempo, espiritualidad, etcétera. La sociedad en conjunto se dirigió hacia donde lo dispusieron los principios de la iglesia y las órdenes de los propietarios, siendo así que la incredulidad y la rebeldía fueron castigadas brutalmente en ese tiempo. La iglesia era la (terrateniente) entonces con un poder más extenso que el de cualquier corona, y que llegó a poseer la mitad de la tierra de toda Europa Occidental. Obviamente, el control eclesiástico no se limitaba a los terrenos, sino que incluía también increíbles cantidades de oro, producto de los diezmos y donaciones; y el no menos preciado dominio sobre el pensamiento de los hombres y sus creencias, domeñadas todas por el miedo con que los sacerdotes amenazaban a cada momento. Fue tal la hostilidad de esta institución

CAPÍTULO II.

— APARECE EL COMERCIANTE

Se narra, de una manera somera y sencilla, el cambio operado en la vida feudal con el incremento del comercio. Si, en un principio, el feudo era autosuficiente, poco a poco, con el crecimiento de la población va haciéndose necesario buscar productos que no se tienen en él. Nace así el intercambio de cosas por cosas: el dinero aún se emplea poco. Va surgiendo entonces la actividad comercial, mediantes ferias en lo cual influye mucho un hecho importante en el que recurrieron a optar por poner su propia policía debido al crecimiento de esta: Las cruzadas, por citar un caso, no se redujeron a la fortificación de la doctrina católica, sino que, además, fueron aprovechadas por grupos emergentes de comerciantes que usaron los caminos creados por los religiosos para llevar más lejos aquellos productos que, antes, eran trocados entre feudos cercanos. De este modo, paulatinamente hubo más hombres dedicados al comercio y transporte: los mismos que abandonaron los terrenos sobre los cuales se había mantenido un estricto control durante siglos. Los cuales fueron grandes movimientos de personas de toda índole, van creando el interés por los objetos de otras regiones.

Nace así un género especial de personas, los comerciantes, que se encargan de poner las mercancías cerca de los lugares de consumo. Un núcleo importante en el Mediterráneo lo constituye Venecia, que fue una de las ciudades más beneficiadas por las Cruzadas esto debido a su posición geográfica de esta que se encontraba en el centro de oriente y occidente. Al crecer el comercio se hace necesario efectuar las transacciones con mayor agilidad: el dinero

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