Revolución
EstefanAtm25 de Febrero de 2013
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Apuntes sobre la Revolución Industrial
Es indudable que la Revolución Industrial, iniciada en Inglaterra a mediados del siglo XVIII y expandida en los siglos XIX y XX hacia países de Europa continental como Francia y Alemania; así como a Estados Unidos y Japón, se constituyó en la transformación económica de mayor impacto dentro del proceso de desarrollo y consolidación del modo capitalista de producción, que actualmente impera en el mundo.
A comienzos del siglo XVIII, la Gran Bretaña vivía en condiciones difíciles que se reflejaban en la corta esperanza de vida de sus habitantes, la deficiente productividad agropecuaria y artesanal, el poco desarrollo urbano y escasa actividad comercial debidas al poco volumen de mercancías y a las deficiencias en el transporte.
Tal situación varió ostensiblemente a finales del siglo XIX, gracias al impacto de la industrialización. En Gran Bretaña y en Francia aumentó la población, la vida urbana se expandió debido al aumento de las actividades industriales y a la prestación de servicios. En el campo, la tecnificación aumentó la productividad de la agricultura. El volumen del comercio creció y se agilizó, debido al desarrollo del ferrocarril y la navegación de vapor. La Revolución Industrial, centrada en la aplicación del maquinismo en la producción, produjo transformaciones tanto en la manufactura, la agricultura y los transportes, como en la concepción del mundo y las estructuras sociales, al consolidarse las clases, claves de la fase capitalista, la burguesía, propietaria de los medios de producción y el proletariado, poseedor de la fuerza de trabajo. A partir de ésta aumentó la productividad del trabajo lo cual impulsó el crecimiento tanto de la producción como del consumo por habitante, generándose, en los países industrializados, un incremento de la riqueza por encima del crecimiento de su población, lo cual la convierte en la principal transformación económica de la historia moderna.
La Revolución Industrial es un tema de gran importancia para explicar el desarrollo del capitalismo, y analizar las transformaciones que ha sufrido el paisaje, durante los dos últimos siglos como consecuencia de la expansión y fortalecimiento de este modo de producción.
El conocimiento de los factores geográficos e históricos que permitieron la industrialización, su proceso de consolidación y las consecuencias que produjo en el campo ambiental, social y político proveen a los y las estudiantes de herramientas teóricas para comprender los procesos socioeconómicos del capitalismo actual, cuyas características se han moldeado durante cada una de las etapas de la Revolución Industrial. Estos rasgos fundamentales se sintetizan en el siguiente cuadro:
Primera Revolución Industrial Segunda Revolución Industrial Tercera Revolución Industrial
1760-1830 1870-1914 1945-Hasta nuestros días
Materias primas Se usaron nuevas materias primas inorgánicas como el carbón y el petróleo. Otras materias primas importantes fueron: la madera, con la que se construían barcos y el algodón, de donde se sacaba el hilo para usar en los telares.
En esta segunda etapa, las materias primas utilizadas fueron las mismas que en la primera Revolución. En esta etapa aparecieron materias primas derivadas del petróleo y las materias primas químicas, como el plástico y algunos tipos de tejidos que se usaron en la industria textil. Las materias primas utilizadas en esta etapa son las mismas de la etapa anterior, pero hay gran investigación para conseguir insumos más ligeros y resistentes. Por ejemplo, fibra óptica, fibra de vidrio, nuevas cerámicas, aluminio, acero, cobre y mercurio.
Fuentes de energía El carbón fue la fuente de energía utilizada en esta fase ya que era el combustible de la máquina de vapor. También se utilizó la energía del agua y la mecánica (producida por el ser humano), que hacían funcionar las primeras máquinas de vapor. Se usó la electricidad, el petróleo y la energía hidráulica, ya que el agua se acumulaba en las cuencas fluviales. Esto significa que hubo una gran variación respecto a la etapa anterior. El carbón se seguía usando, porque era el combustible de la máquina de vapor. Se siguen usando las mismas que en la Segunda Revolución, pero se suma la energía atómica. Aparte de las energías tradicionales, surgen las energías alternativas, como son la eólica, la solar y la hidráulica. Estas energías tienen en común que son naturales, inagotables y limpias.
Máquinas Se buscó la mecanización para eliminar la mano de obra. La máquina más importante fue la máquina de vapor, que influyó en los transportes. Otras máquinas relacionadas con el mundo textil fueron la lanzadera volante o el telar mecánico. Se buscó la automatización.
En esta etapa aparecieron grandes inventos, con el fin de mejorar la producción. Entre éstos se destacan: el dinamo, el motor de explosión, el cinematógrafo y el teléfono.
Se busca la automatización y la robotización.
La maquinaria de hoy en día es cada vez más precisa y requiere la más alta tecnología. Para una buena mecanización, las industrias requieren un gran capital, ya que se invierte más en maquinaria que en mano de obra.
La industria y su aplicación El objetivo de esta etapa fue producir mucho y barato. Esta industria dependía de los inventos de la época y las que más se desarrollaron fueron la siderúrgica y la textil. Se alcanzó una mayor producción gracias a la máquina de vapor. Las industrias más importantes de la anterior etapa siguieron a la cabeza en esta segunda fase.
La novedad fue la aparición de la industria química que trajo adelantos en la agricultura, como mejores abonos para los cultivos.
También tuvo influencia en la medicina, porque supuso un adelanto en esta ciencia. Se modernizan las industrias tradicionales, tanto la ligera, o de uso y consumo, como la pesada, o de bienes de equipo.
La industria en fase expansiva o de punta requiere alta tecnología, por lo tanto gran inversión. Se aplica a sectores industriales, como la aeronáutica, la medicina, la óptica, o el ámbito científico.
Tipos de empresas El objetivo era obtener mayor beneficio abaratando la materia prima. Inicialmente, los dueños de las empresas eran los responsables de los medios de producción, pero estos pequeños comerciantes se unieron y fueron formando empresas más grandes que se dividían en acciones, para poder repartir de igual forma los beneficios. Las empresas eran propiedad de grandes grupos de empresarios, no como ocurría en la etapa anterior. Éstos se agruparon formando trusts, cárteles y holdings.
Cada empresa trataba de agrupar el mercado mundial para que hubiese menos competencia.
Hay una convivencia entre los distintos tipos de empresas.
El dominio lo tienen las grandes multinacionales, ya que tienen e invierten un mayor capital.
Países La industrialización comenzó en Inglaterra, extendiéndose por Europa occidental, Estados Unidos y Japón. Aparecieron nuevas potencias, como Alemania, Estados Unidos y Japón que destronaron a Inglaterra. Actualmente, la industrialización se da en todos los continentes, a excepción de los países subdesarrollados.
Cultura En esta época la cultura era un privilegio, y sólo la gente con dinero tenía la oportunidad de ser culta. Había una cultura elitista, en la que sólo unos pocos eran los privilegiados. Los medios de comunicación son los que forman la cultura de masas, ya que la televisión pretende unificar los comportamientos globales.
Antecedentes de la Revolución
Esta sesión se orienta hacia la descripción de las características generales del paisaje y de las condiciones socioeconómicas de Europa, a comienzos del siglo XVIII y al análisis de los problemas más apremiantes que bloqueaban el avance de estas sociedades.
Con base en la información siguiente y la obtenida en la bibliografía recomendada, elabore en el tablero un esquema o mapa conceptual que le permita presentar los aspectos fundamentales que identificaron a Europa preindustrial y constituyeron los antecedentes de la Revolución Industrial. Los aspectos que permiten dichos análisis son estos:
• Demográfico: durante siglos el crecimiento poblacional de Europa se vio obstaculizado por el alto índice de mortalidad. Se calcula que de cada 1000 niños que nacían, morían entre 300 y 400 durante el primer año de vida; y en los jóvenes y adultos la mortalidad oscilaba entre 30 y 40 por 1.0001. Estas tasas de mortalidad tan elevadas eran causadas por las continuas hambrunas y las frecuentes epidemias que asolaron al continente desde la Edad Media. La ocurrencia de estos fenómenos demográficos y sanitarios estaba relacionada con la insuficiente producción de alimentos, el hacinamiento, la falta de higiene, las deficientes condiciones de vida y la falta de conocimientos médicos y de medicinas para combatir las enfermedades. De manera que, ante los elevados índices de mortalidad, el aumento de la población europea fue muy lento hasta el siglo XVIII. Se calcula que hacia el siglo XVI la población europea no superaba los 90 millones, a comienzos del siglo XVIII se acercaba a los 115 millones de habitantes y para finales del siglo XIX, en plena segunda fase de la Revolución Industrial, el número de habitantes llegaba a los 400 millones de personas.
Otro aspecto clave para tener en cuenta en el análisis demográfico lo constituye la ubicación y ocupación de las personas. En la fase preindustrial, cerca del 80% de la población europea vivía en el campo dedicada a las labores agropecuarias, mientras las áreas urbanas sólo albergaban
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