SEMBLANZA DE LA ÉTICA CÍVICA.

SEMBLANZA DE LA ETICA CIVICA

Valeria Alessandra Bernáldez López
ITESO 8-10

Adela Cortina Orts, Filosofa española, nacida en Valencia en 1947. Catedrática de Ética de la Universidad de Valencia y Directora de la Fundación ÉTNOR para la ética de los negocios y las organizaciones, ha sido la primera mujer miembro de la Academia de Ciencias Morales y Políticas.

^[1]Este capítulo habla sobre la moral y la ética. Adela Cortina habla del desarrollo de la conciencia moral en las sociedades occidentales, que se han ido configurando paulatinamente dos niveles de reflexión y lenguaje que son la moral de la vida cotidiana y la ética o filosofía moral. Se decía que hay diversas morales con apellidos de la vida cotidiana, que son las morales religiosas. En los años setenta y ochenta ocupo gran parte de la reflexión ética las disputas sobre los fundamentos de la moral.

No existen los valores ni los principios universalizables, es relativo a tradiciones y culturas o depende de las preferencias subjetivas. Una actitud ética toma como referencia principios morales y valores como la justicia, la libertad o la igualdad. Cada comunidad política tiene sus costumbres, su carácter. Una sociedad no puede ser pluralista y tolerante si no cuenta con algunos principios y valores morales que los distintos grupos sociales tienen por irrenunciables, como el valor de tolerar a quienes tienen diferentes pensamientos o, el valor de respetarlo activamente.

Existen tres formas en que una sociedad puede vivir los valores morales:

• Monismo moral
• Politeísmo moral
• Pluralismo moral

Moralmente monista significa que tiene un código moral única, para calificar una sociedad moralmente politeísta toma en cuenta la expresión de Max Weber, quien habla de politeísmo axiológico, que consiste en creer que las cuestiones de valores son muy subjetivas. En valores una especie de politeísmo, consiste en que cada uno adora a su dios.
El pluralismo moral, a diferencia del politeísmo, exige al menos un mínimo de coincidencias, no alcanzaba a través de pactos o negociaciones, sino surgidas desde dentro, por eso es incompatible con el subjetivismo moral. Pero también es incompatible con el relativismo, ya que el relativismo supone que lo correcto o lo bueno dependen de las culturas o de los grupos, mientras que el pluralismo reconoce unos mínimos comunes, válidos para todos.^[2]

Sigue la ética cívica que es el conjunto de valores y normas que comparten los miembros de una sociedad pluralista. Es una ética de las personas en cuanto miembros de una polis, d un grupo social que no es exclusivamente religioso. Apunta que la ética cívica tiene los siguientes rasgos:

Es una realidad social y no un constructo filosófico, es el tipo de ética que vincula a las personas en tanto que ciudadanas, es dinámica, es una ética pública, es una ética de los ciudadanos, es una ética laica.^[3] La ética que postula consiste en compartir precisamente, un mínimo de valores fundamentales como la justicia y la libertad, hace propuestas para el logro de un vida feliz y dotada de sentido pleno. No existe un distanciamiento pronunciado entre estas dos clases de ética ya que ambas pueden retroalimentarse, por ejemplo, quien plantea unas exigencias de justicia lo hace desde un proyecto de felicidad.

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