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SINDICALISMO EN MEXICO


Enviado por   •  11 de Julio de 2014  •  3.334 Palabras (14 Páginas)  •  230 Visitas

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En este ensayo intento mostrar que el sindicalismo, como se le conoce hasta estos días en México, no tiene futuro si continúa ciego a la realidad mundial: productividad igual a prosperidad. Las prácticas monopolistas de estos gremios están deteniendo el avance hacia un país más prospero. Los tiempos han cambiado desde que se crearon los primeros sindicatos en México hace alrededor de 138 años. Los sindicatos deben de cambiar su reputación —la cual está por los suelos debido a los escandalosos actos de corrupción de sus líderes—, y ser una opción para las generaciones jóvenes reclutados por las transnacionales. A la fecha, los sindicatos en México han servido únicamente para satisfacer las necesidades y demandas de unos pocos a un costo enorme de los agremiados y ultimadamente de los consumidores finales de los bienes y servicios provenientes de estos grupos: es imperativo que esto cambie. Los grupos políticos aliados a los sindicatos no podrán mantener el corporativismo que caracterizó al PRI en años anteriores a la alternancia principalmente porque los mexicanos afiliados a algún sindicato son minoría, (ya no le costea el acarreo al candidato político). No obstante lo anterior, una fuerza laboral en México sin sindicatos o cualquier otra forma de organización, estaría a expensas de las transnacionales y oligopolios nacionales, las cuales pagan salarios mínimos que no alcanzan ni para comer.

INTRODUCCIÓN

Así como no podemos concebir un México sin la clase política, por muy ineficiente que haya sido no puede ser mejor una monarquía; igualmente los sindicatos: ambos son un mal necesario en nuestra sociedad. La revolución industrial trajo como consecuencia el nacimiento de dos clases antagónicas que hasta nuestros días no se han conciliado, ni se conciliarán dado su estado de desigualdad: los patrones y sus empleados. Carl Marx los definió como la burguesía y el proletariado. Este antagonismo creó la necesidad de organización de parte de la clase trabajadora, lo cual trajo como consecuencia la creación de los sindicatos en México y otras naciones, y el sistema socialista en muchas partes del mundo. El último no funcionó, y al presente existe modificado de su origen casi en su totalidad. Los sindicatos en México, sin embargo, funcionaron por mucho tiempo, y continúan existiendo casi en su forma original. Esta estructura ya no desempeña la misión por la que fue creada: se debe de cambiar ésta para que las organizaciones de trabajadores continúen siendo un beneficio y no una carga para la sociedad.

Las organizaciones de obreros empezaron a formarse hace aproximadamente 138 años en nuestro país. José Manuel Lastra Lastra nos dice que una de las primeras grandes organizaciones sindicales, como la Confederación de Asociaciones de Trabajadores de los Estados Unidos Mexicanos, fundada el 5 de Marzo de 1876: es interesante notar que ésta se fundó aún antes de que se legalizaran los sindicatos en Francia. A ésta le siguieron otras muy importantes, y que en su tiempo fueron protagonistas de las renombradas huelgas de Cananea y Rio Blanco. Cronológicamente siguieron formándose en México otras como la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) en 1918, y posteriormente, en 1938 nace la Confederación de Trabajadores de México (CTM), que en la actualidad todavía tiene alrededor de un millón de miembros. Es importante mencionar que estas dos grandes organizaciones fueron decisivas para la creación del corporativismo político. Sus líderes, Morones en la CROM y Lombardo primero y Velázquez después en la CTM fueron grandes amigos (y enemigos) de los políticos en sus respectivos tiempos creando un electorado siempre a favor del entonces Partido Nacional Revolucionario (PNR) que es el actual Partido Revolucionario Institucional (PRI). Aquí es donde los sindicatos mexicanos cambian de visión: se convierten de protectores del proletariado en socios en el poder político mexicano. Aquí es donde los líderes sindicales se venden al político en turno y dejan en segundo plano su obligación con sus agremiados. Este esquema persiste hasta el día en que se escribe la presente (julio, 2010). Si alguien opina lo contrario le invito a que me contacte a lic.moreno@licmoreno.com y con gusto ponemos los papeles sobre la mesa.

El costo para la sociedad de la existencia de este tipo de sindicatos no es solo monetario, repercute en casi todos los ámbitos de la sociedad. Los maestros afiliados al sindicato de maestros más grande de Latinoamérica no enseñan, solo cobran, ya que se sienten protegidos por su todopoderoso sindicato, por cierto muy amigo de la presente administración. El sindicato de los petroleros, visto como uno de los más corruptos del país a raíz del escándalo de su anterior líder «La Quina», tiene a nivel mundial una reputación ínfima.

The Economist, en su versión en línea escribe: «How many Mexicans does it take to drill an oil well? More than 140,000, and even then they’re not very good at it. For this, now acute, problem, blame the politicians (…)».

En este articulo The Economist muestra que nuestros petroleros trabajan con una fuerza laboral 30% mayor de la necesaria, o sea, que de los 140,000 trabajadores, solo se necesitarían 98,000, y que a pesar de que estamos pagándole a 42,000 trabajadores extra, no son buenos para lo que hacen. No sé cuánto gana un trabajador petrolero, pero me imagino mucho dinero anualmente de estos 42,000 que además están de más. Este espacio no sería suficiente para escribir acerca de todos éstos gremios, que más que sindicatos son verdaderos monopolios obstaculizando la productividad nacional.

¿Qué hacer entonces para que los sindicatos recuperen la credibilidad y empiecen a reclutar estos jóvenes y adultos mayores talentosos ahora a merced de las voraces trasnacionales operando en todo el país y pagando sueldos de hambre a los mexicanos?

México tiene una fuerza laboral de alrededor de 80 millones. Si la CTM cuenta con 1 millón, el SNTE con menos de 2 millones, y los sindicatos burocráticos, junto con otros sindicatos más pequeños, con aproximadamente el mismo número, entonces la inmensa mayoría de mexicanos no están sindicalizados. Este gran número de trabajadores necesitan de alguien que los organice para que puedan negociar con sus patrones mejores sueldos, y prestaciones. Estas organizaciones pueden ser uniones, cooperativas, sociedades civiles como las que está impulsando el gobierno federal en el campo, con una filosofía diferente al sindicalismo. Estas sociedades, como las iglesias que abundan en Estados Unidos, pueden apoyar a los trabajadores en litigios, problemas económicos (creación de cajas populares, créditos, etc.), y representación en una más justa, más

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