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Tesis De Pulacayo


Enviado por   •  13 de Febrero de 2013  •  2.472 Palabras (10 Páginas)  •  2.313 Visitas

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TESIS DE PULACAYO

(Tesis Central de la Federación de Trabajadores Mineros de Bolivia)

La Tesis de Pulacayo es un importante documento del movimiento obrero boliviano y latinoamericano. Fueron aprobadas en el Congreso de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), a propuesta de la delegación de Llallagua, reunidos en Noviembre de 1946 en la ciudad de Pulacayo.

Las Tesis están basadas el Programa de Transición con el que fue fundada la Cuarta Internacional en 1938, y adoptan también la teoría de la Revolución Permanente de León Trotsky, por medio de la cual en los países atrasados le corresponde al proletariado, a la cabeza de la nación oprimida, encabezar la lucha por la liberación nacional, realizar las tareas democráticas e iniciar la revolución socialista.

La tesis de Pulacayo se divide en once partes, cada una con su vital importancia; a continuación se encuentra cada una de las partes resumidas con lo que se considera importante.

I.- FUNDAMENTOS

El proletariado, aun en Bolivia, constituye la clase social revolucionaria por excelencia. Los trabajadores de las minas, el sector más avanzado y combativo del proletariado nacional, definen el sentido de la lucha de la FSTMB.

Bolivia, pese a ser país atrasado, sólo es un eslabón de la cadena capitalista mundial. Las particularidades nacionales re-presentan en sí una combinación de los rasgos fundamentales de la economía mundial.

"Las características distintivas de la economía nacional, por grandes que sean, forman parte integrante, y en proporción cada día mayor, de una realidad superior que se llama economía mundial; en este hecho tiene su fundamento el internacionalismo obrero". El desarrollo capitalista se fisonomiza por una creciente tonificación de las relaciones internacionales, que encuentran su índice de expresión en el volumen del comercio exterior.

II— TIPO DE REVOLUCIÓN QUE DEBE REALIZARSE

La dictadura del proletariado es la proyección estatal de dicha alianza. La con-signa de revolución y dictadura proletarias pone en claro el hecho de que será la clase trabajadora el núcleo director de dicha transformación y de dicho Estado. Lo contrario, sostener que la revolución democrático-burguesa, por ser tal, será realizada por sectores "progresistas" de la burguesía y que el futuro Estado encarnará en un gobierno de unidad y concordia nacionales, pone de manifiesto la intención firme de estrangular el movimiento revolucionario en el marco de la democracia burguesa. Los trabajadores una vez en el poder no podrán detenerse indefinidamente en los límites demo-burgueses y se verán obligados, cada día en mayor medida, a dar cortes siempre más profundos en el régimen de la propiedad privada, de este modo la revolución adquirirá carácter permanente. Los trabajadores mineros denunciamos ante los explotados a quienes pretenden sustituir la revolución proletaria con asonadas palaciegas fomentadas por los diversos sectores de la feudal-burguesía.

III— LUCHA CONTRA EL COLABORACIONISMO CLASISTA

Rechazamos la ilusión pequeño-burguesa de solucionar el problema obrero dejándolo en manos del Estado o de otras instituciones que tienen la esperanza de pasar por organismos equidistantes de las clases sociales en lucha. Tal solución, enseña la historia del movimiento nacional e internacional, ha significado siempre una solución de acuerdo con los intereses del capitalismo y a costa del hambre y de la opresión del proletariado. El arbitraje y la reglamentación legal de los medios de lucha de los trabajadores es, en la generalidad de los casos, el comienzo de la derrota. En lo posible, trabajamos por destrozar el arbitraje obligatorio. ¡Que los conflictos sean re-sueltos bajo la dirección de los trabajado-res y por ellos mismos!

La realización de nuestro programa de reivindicaciones transitorias, que debe llevarnos a la revolución proletaria, está subordinada siempre a la lucha de clases. Estamos orgullosos de ser los más intransigentes cuando se habla de compromisos con los patronos. Por esto es una tarea central luchar y destrozar a los reformistas que pregonan la colaboración clasista, a los que aconsejan apretarse los cinturones en aras de la llamada salvación nacional. Cuando existe hambre y opresión de los obreros no puede haber grandeza nacional: eso se llama miseria y decrepitud nacionales. Nos-otros aboliremos la explotación capitalista.

¡Guerra a muerte contra el capitalismo! ¡Guerra a muerte contra el colaboracionismo reformista! ¡Por el sendero de la lucha de clases hacia la destrucción de la sociedad capitalista!

IV. — LUCHA CONTRA EL IMPERIALISMO

Denunciamos como a enemigos de-clarados del proletariado a los "izquierdistas alquilados al imperialismo yanqui que nos hablan de la grandeza de la "democracia del Norte y de su prepotencia mundial No se puede hablar de democracia cuando son sesenta familias las que dominan los Estados Unidos y cuando esas sesenta familias chupan la sangre de los países semicoloniales como el nuestro. A la prepotencia yanqui corresponde una descomunal acumulación y agudización de los antagonismos y contradicciones del sistema capitalista Estados Unidos es un polvorín que espera el contacto de una sola chispa para explosionar. Nos declaramos solidarios con el proletariado norteamericano y enemigos irreconciliables de su burguesía que vive de la rapiña y la opresión mundiales.

La política imperialista, que define la política boliviana, está determinada por la etapa monopolista del capitalismo. Por esto la política imperialista no puede menos que ser de opresión y rapiña, de incesante transformación del Estado en un débil instrumento en manos de los explotadores Las posturas de "buena vecindad", "panamericanismo, etc., no son sino disfraces que utilizan el imperialismo yanqui y la feudal burguesía criolla para engañar a los pueblos de Latinoamérica. El sistema de la consulta diplomática recíproca; la creación de instituciones bancarias internacionales con dinero de los países oprimidos, la concesión de bases militares estratégicas a los yanquis, los contratos leoninos sobre venta de materias primas, etc., son diversas formas de la descarada entrega de los países sud-americanos por sus gobernantes. Luchar contra este entreguismo y denunciar toda vez que el imperialismo muestre su garra, es un deber elemental del proletariado. Los yanquis no se conforman con señalar el des-tino de las composiciones ministeriales, van más lejos: han tomado para sí la tarea de orientar la actividad policial de los países semi-coloniales,

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