Tesis anarquista

Tesis anarquista

El anarquismo es una doctrina política que presenta una oposición y abolición del Estado, así como un rechazo de todo gobierno político o de toda autoridad social. Generalmente es crítico de la relación de los individuos con la sociedad presente con el objetivo de promover el cambio social hacia una futura sociedad.

Las raíces del anarquismo las podemos encontrar a través de toda la historia, ya que las formas más primitivas de organización no contaban con un estado, lo que suponía un primitivo estado de anarquía.

En la antigua Grecia se presentaron diversos filósofos que plantearon sus ideologías de una comunidad libre y sin gobierno, entre ellos Sócrates, Heráclito, Demócrito, Epicuro, Epicteto Diógenes, Platón, Aristóteles, presentando sus ideas sobre el hombre, la vida, las pasiones y la sociedad, lo que más tarde se reconocería como un pensamiento anarquista.  

Por otro lado, el antiguo pensamiento chino planteado por Lao-Tsé decía que el pueblo chino había aprendido a regular sus vidas socialmente y ha no confiar en la ley, después de muchos años sin la existencia de una autoridad en ese lugar, aseguraba que esta era el refugio de los corruptos y se podía vivir en organización sin necesidad de la ley.

Movimientos posteriores, tal como Streghería en el siglo XIV, el Libre Espíritu en la Edad Media, los anabaptistas del siglo XVI en Europa, los levellers, los diggers y los protestantes inconformistas también expusieron ideas que han sido relacionadas con los anarquistas convirtiéndose en precursores religiosos de estos.

En las Utopías aparecidas por esa época se mostraban las aspiraciones a la libertad, la concepción de un hombre en posesión de sus derechos individuales, la justicia, la igualdad y la fraternidad sobre la tierra. Pero es en el siglo XVIII, antes y durante la Revolución francesa, cuando las ideas libertarias florecieron, manifestándose filósofos preparados en las conciencias la Revolución como Proudhon en Francia, Pi y Margall en España. Más tarde se presentó la primera Declaración de los Derechos del Hombre de Paine,  que son considerados parte de los clásicos del anarquismo. En ese mismo periodo, con la Ilustración, se pusieron las bases del anarquismo, uno de los primeros teóricos que influiría en el anarquismo sería Jean-Jacques Rousseau, especialmente en cuanto a su teoría sobre la naturaleza bondadosa del hombre y sobre la organización cooperativista y desinteresada de las sociedades primitivas.

La palabra “anarquismo” fue pronunciada por primera vez a principios de la Revolución francesa como sinónimo de hombres con un pensamiento social y político revolucionario. Dicha revolución proporcionó al anarquismo el ideal revolucionario como método rápido y efectivo de lograr el desarrollo social, hecho que lo vinculó de forma implícita al uso de la violencia. 

Por otro lado, Thoreau, Mackay, Tucker y Warren, en Estados Unidos contribuyeron a la evolución de la literatura y del pensamiento americano, lo que llevo a que políticos como Jefferson sitiaran empatía por el anarquismo, llevando a los a los Estados Unidos a un auge a causa del Movimiento Libertario.

A finales del siglo XIX Inglaterra sirvió como refugio de perseguidos políticos, tales como Malatesta, Kropotkin y Fernando Tarrida, que aportaron al movimiento anarquista inglés y a la cultura británica en general contribuciones valiosas que sirvieron de base para una argumentación libertaria.

Proudhon fue el primer individuo en denominarse a sí mismo anarquista,​ abogaba por una economía no opresiva donde los individuos intercambiaran el producto de su propio trabajo. Frente al Estado y la Ley preconizó la asociación de pequeños productores autónomos reunidos políticamente en una federación de comunas socialmente articuladas en torno al mutualismo y el cooperativismo. Proudhon confió en la vía pacífica y en la ayuda mutua como formas de conseguir la liberación del hombre, siendo ajeno a los anarquistas que alentaron el uso de la violencia. El valor de intercambio de los bienes sería determinado por la teoría del valor-trabajo. Tras la Revolución francesa de 1848, Proudhon continuó su labor de difusión del anarquismo durante la Segunda República Francesa en una serie de diarios, e intentó poner en marcha en 1849 el Banco del Pueblo, modelo que lo que actualmente se conoce como banco mutualista, que fracasó antes de que empezara a funcionar. Los artículos que escribió en enero del mismo año contra Luis Napoleón Bonaparte, el «Príncipe Presidente», en Le Peuple le valieron una condena de tres años en prisión. El pensamiento de Proudhon impresionó fuertemente a Marx y en 1847 trato de demolerle teóricamente.

Uno de los primeros anarquistas en presentar una lucha directa contra Marx fue Miguel Bakunin, quien inspirado en las teorías de Proudhon, fundará las bases del anarquismo ya propiamente hablando. Este defendía su propuesta de una de federación de organizaciones con un alto grado de autonomía, esto llevaba a una imposible conciliación entre dos visiones opuestas ya que Marx deseaba llevar a cabo una política internacional muy concreta, con una disciplina rigurosa que garantizara una adhesión inquebrantable.

A Bakunin le debemos muchas de las bases de la organización anarquista y sindical, como también su crítica al socialismo autoritario (marxismo). Según Bakunin, el Estado y otras instituciones como la Iglesia y el Ejército han de ser reemplazados por una federación de comunas creadas de forma espontánea. Minimizó el papel de los partidos políticos revolucionarios como instrumento de transformación social e igualmente rechazó el juego político parlamentario. Las teorías de Bakunin culminaron en un anarquismo colectivista. Su particularidad es que cada trabajador debe recibir el fruto de su trabajo según su mérito.

En Italia, al producirse la división de la Primera Internacional, una parte siguiendo el pensamiento político de Carlos Marx, partidario de la acción múltiple y de la intervención parlamentaria y otra, la posición de Miguel Bakunin, partidario de la acción directa y revolucionaria contra el Capitalismo y el Estado, sin admitir la actuación política y mucho menos parlamentaria, Bakinin estaba convencido de que los socialistas que intervendrían en ella serían fatalmente absorbidos por el Estado al servicio de las clases dirigentes y poseedoras en Italia, en este momento el movimiento anarquista adquirió inusitado auge e influencia.

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