Tradicionalmente a la cultura
univiodaEnsayo16 de Septiembre de 2013
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Tratar de definir la cultura es una tarea compleja, sin embargo, nos referiremos
brevemente a varios de los intentos que se han expuesto al respecto. Uno de
estos intentos de definición se basa en la distinción de cultura y naturaleza:
“En un primer nivel, lo que caracteriza tradicionalmente a la cultura
y la distingue de la naturaleza es el artificio, la costumbre, la
convención. La cultura es una institución humana, y como tal
corresponde al ejercicio de una voluntad, o, al menos, a un
conjunto de intenciones de sentido: la cultura es un mundo donde
se despliegan reglas y valores…En un segundo nivel, naturaleza y
cultura han sido distinguidas desde el punto de vista de la libertad
de la acción. Lo natural es, ante todo, lo espontáneo, lo instintivo,
lo irreflexivo, o sea, la ausencia de la puesta en marcha del
pensamiento deliberativo, del juicio, de la reflexión, que
caracterizan por el contrario el despliegue de la acción libre, es
decir, voluntaria”4.
Con la distinción anterior, podríamos decir que la cultura puede ser definida en un
sentido amplio, como todo lo cultivado por el hombre, tanto en el ámbito material
como inmaterial. En un sentido restringido, la cultura estaría constituida por los
diversos saberes que la humanidad ha alcanzado y recopilado a lo largo de la
historia5. Pero el concepto de cultura no ha sido siempre el mismo. Desde la
perspectiva de la cultura como formación de la persona, entre griegos y romanos
el significado estaba relacionado con la educación de la persona a través de las
artes, en lo que se conocía como paideia y humanitas respectivamente. En la
Edad Media, la asociación entre cultura y religión era indisoluble; la Iglesia definía
el rumbo cultural de la sociedad. En el Renacimiento la cultura se concibió como la
formación que permite al hombre vivir del modo más perfecto en el mundo. Hasta
entonces la cultura tenía en esencia un carácter aristocrático que sólo vino a ser
replanteado durante la Ilustración, período en el comenzó a significar
"enciclopedismo", o sea conocimiento general y conciso en todos los dominios del
saber. Todo lo anterior, sin embargo, estaba concebido desde una mirada europea
de la cultura6.
En otra perspectiva, la cultura vista como producto de la formación del hombre, se
piensa esta desde la vida colectiva y plural de un grupo social determinado cuyos
símbolos, lenguajes, productos y hechos sociales lo definen a sí mismo. Es la
concepción del relativismo cultural, que considera como productos culturales
desde la forma de preparación de un alimento hasta una famosa obra pictórica7.
4 Ver: http://www.hypergeo.eu/article.php3?id_article=280
5 GARZA CUELLAR, Eduardo. Comunicación en los valores. Ediciones Coyoacán. S. A., 2ª. Edición.
México 1998.
6 Ver: http://vinculacion.conaculta.gob.mx/capacitacioncultural/b_virtual/art_pdf/1002a.pdf
7 Ver dirección WEB anterior.
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En el desarrollo del concepto de cultura han sido muchos los autores que han
expuesto tesis diversas. En el Siglo XVIII, J. J. Rousseau consideró la cultura
como fenómeno distintivo de los seres humanos cuya característica principal era la
universalidad. En el Siglo XIX, E. B. Tylor, sostenía que la principal tendencia de la
cultura desde los orígenes a los tiempos modernos era el tránsito del salvajismo
hacia la civilización; F. Boas hablaba de culturas e insistía en la necesidad de
estudiar muchas culturas particulares y reunir una importante información
etnográfica antes de aventurar leyes universales. B. Malinowski creía que todos
los elementos de la cultura poseían una función (social, histórica, geográfica, etc.)
que les daba sentido y hacía posible su existencia. De acuerdo con Lévi-Strauss,
la cultura es básicamente un sistema de signos producidos por la actividad
simbólica de la mente y que las asociaciones simbólicas no necesariamente son
las mismas en todas las culturas.
Según Karl Marx, el dominio de lo cultural es un reflejo de las relaciones sociales
de producción. La cultura es considera como uno de los medios por los cuales se
reproducen las relaciones sociales de producción, que permiten la permanencia en
el tiempo de las condiciones de desigualdad entre las clases. Antonio Gramsci
llama la atención a la hegemonía, un proceso por medio del cual, un grupo
dominante se legitima ante los dominados y los dominados terminan por
naturalizar y asumir como deseable la dominación. Louis Althusser propuso que el
ámbito de la ideología (el principal componente de la cultura) es un reflejo de los
intereses de la élite, y que a través de los aparatos ideológicos del Estado se
reproduce en él. Corrientes más contemporáneas como el neoevolucionismo (L.
White y J. Steward), consideran la cultura como el producto de las relaciones
históricas entre un grupo humano y su medio ambiente.
En nuestros tiempos, García Canclini en su texto “Diferentes, Desiguales y
Desconectados”, en el capítulo I: “La cultura extraviada en sus definiciones”, pone
énfasis en cuatro tendencias de lo que sería la cultura8. Estas tendencias
engloban dimensiones contemporáneas de la cultura. La primera tendencia es la
que entiende la cultura como la instancia en que cada grupo organiza su identidad.
En la segunda tendencia, la cultura es vista como una instancia simbólica de la
producción y reproducción de la sociedad a través de las prácticas sociales. La
tercera tendencia observa la cultura como una instancia de conformación del
consenso y la hegemonía, o sea de configuración de la cultura política, y también
de la legitimidad. La cuarta tendencia interpreta la cultura como dramatización o
representación de los conflictos sociales en el juego de las luchas de poder.
Pero si no es fácil llegar a un consenso acerca del concepto de cultura, tampoco lo
es respecto a la definición de “política”. Cuando se piensa en “la política”,
usualmente se hace una asociación con “la politiquería”, práctica que se
desenvuelve en medio de maquinaciones individualistas, sin contenidos
8 GARCÍA CANCLINI, Néstor. Diferentes, Desiguales y Desconectados: Mapas de la interculturalidad. Ed.
Gedisa, 2004.
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axiológicos, ni ideales, y que en gran parte es responsable del desprecio y
distanciamiento hacia la política9.
Las definiciones clásicas sobre la política apuntan a definirla como el "ejercicio del
poder". Para Platón, la política es un arte, una ciencia y hay que estudiarla ya que
en política no se improvisa; la política se subordina al ámbito ético como una vía
efectiva para ejercer, no sólo una moral social sino también, una moral individual.
Aristóteles analizó las ciudades (polis) griegas en su obra “La política”,
considerando al hombre como un animal político que se socializa, así, la política
sería una actividad inherente a la naturaleza humana y la ciencia de la
organización y conducción de la polis.
La política puede ser comprendida o bien como una actividad que tiende al
acuerdo y al consenso, o bien como una práctica que resalta los aspectos más
conflictivos de la vida en sociedad. Las teorías políticas como la teoría liberal han
entendido la política en ese primer sentido; igualmente, autores como H. Arendt
entienden que vivir políticamente significa que todo es decidido a través de
palabras y persuasión y no a través de la fuerza y la violencia. En el segundo
sentido encontramos posiciones como la de las teorías postestructuralistas
contemporáneas que entienden que el conflicto en política sólo puede tener una
solución hegemónica basada no el consenso, sino en algún tipo de articulación
política que no necesariamente está basada en un acuerdo, también autores como
Carl Schmitt se han situado en esta comprensión: la política como juego o
dialéctica amigo-enemigo que tiene en la guerra su máxima expresión. M.
Duverger la asimila como lucha o combate de individuos y grupos para conquistar
el poder que los vencedores usarían en su provecho.
La política puede ser considerada igualmente como el poder de trasladar, la
ciencia de organizar y el arte de prever. En este sentido la política adquiere la
doble dimensión de la conducción de seres humanos y la administración de las
cosas. También puede considerarse como el arte de lo posible y el esfuerzo por
hacer posible lo deseable.
Con lo anterior, es de aclarar que “la política” y “lo político” no es lo mismo. Desde
los griegos se ha distinguido entre “la política” y “lo político”, para designar con lo
primero, la actividad humana mediante la cual se organiza, dirige, jerarquiza y
gobierna, y con lo segundo lo relativo a la organización, la dirección y el gobierno
en términos estáticos10.
Según el pensador griego contemporáneo Cornelius Castoriadis, "los griegos no
inventaron lo político
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