ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Tributos Y Diezmos Desde La Epoca Romana

SRRTORRES14 de Octubre de 2012

4.118 Palabras (17 Páginas)761 Visitas

Página 1 de 17

El Cristianismo Herramienta poderosa para conquistar a los pueblos.

Tanto el diezmo como los tributos son un aporte de la cultura Romana a los pueblos latinoamericanos:

Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde [Malaquías 3:10]

DEFINICIÓN DE DIEZMOS: La palabra hebrea para diezmo [ma'aser] literalmente significa una décima parte. Un diezmo era una decima parte del producto de la tierra y del ganado que se le daba al Señor. Se daba el diezmo de Israel para mantener a los Levitas [Nm 18:28] y a los sacerdotes [Nm 18:26], para ayudar en las comidas sagradas [Dt 14:22-27], y para ayudar a los pobres, a los huérfanos y a las viudas [Dt 14:28-29].

El diezmo es una práctica de la antigüedad [tanto entre los babilonios, persas, griegos y romanos, como entre los hebreos]. También es ley en la actualidad entre los musulmanes, judíos y muchos grupos cristianos. En la historia bíblica la primera mención que se hace de los diezmos es cuando ABRAHAM, después de haber logrado una victoria militar sobre cuatro reyes, dio los diezmos del botín a MELQUISEDEC, sacerdote del Dios Altísimo [Gn 14.17–20]. No se nos dice quién instruyó a Abraham a hacerlo así, pero fácilmente podemos inferir que por el ejemplo de sus antepasados [la ofrenda de ABEL], [Gn 4.4] entendió que esta era una manera apropiada de reconocer la soberanía de Dios sobre todas las cosas. El sacerdote, en este caso, representaba a Dios y a la religión.

Este mismo principio, que sirve de base a la costumbre religiosa de dar los diezmos, aparece también en el Nuevo Testamento, no necesariamente en cuanto a la proporción de la décima parte, pero sí en cuanto a la motivación de adoración, gratitud y responsabilidad cristianas [2Co 9.7] [Heb 7.1–10] [Lc 21.1–4].

Según la Ley Mosáica, el diezmo es obligatorio. “El diezmo entero de la tierra, tanto de las semillas de la tierra como de los frutos de los árboles, es de Jehová; es cosa sagrada de Jehová.” [Levítico 27:30] [Deut., 14, 22]. En el Deuteronomio no solo se menciona el diezmo anual, sino también un diezmo a pagarse cada tres años [el año de los diezmos].

La tribu de los levitas no heredó la tierra como las otras tribus de Israel. En vez de ello, recibían de las otras tribus, por ser representantes del Señor, el décimo de lo que la tierra producía, incluso del ganado. Ellos a su vez debían ofrecer al sacerdote una décima parte de todo lo recibido. Dios demanda de su pueblo los diezmos de todo. Aunque no se anuncian castigos por no darlos, hay promesas de bendiciones por darlos [Dt 28.1–13] [Mal 3.10]. Los diezmos son de Jehová y abarcaban la tierra y su producto y los animales del campo. Cuando por una razón especial alguien quería rescatar algo del diezmo, debía agregar la quinta parte del precio [Lv 27.30–32]. Los escribas y los fariseos fueron sumamente escrupulosos en diezmar aun hierbas diminutas como la menta, el eneldo y el comino, y merecieron la reprensión de nuestro Señor por el legalismo extremo, vacío de la debida motivación espiritual [Mt 23.23].

Los israelitas debían dar los diezmos a los LEVITAS, quienes eran la tribu sacerdotal del pueblo. Esto era la compensación a ellos por su ministerio. Pero los levitas, a su vez, debían dedicar en ofrenda a Dios el diezmo de los diezmos, presentándolo delante de AARÓN [Nm 18.21–28]. El principio detrás de esta práctica rige para el sostén económico de la obra del evangelio, pues Pablo dice que ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio [1Co 9.11–14].

EN EL ANTIGUO TESTAMENTO:

En la Ley de Dios, a los israelitas se les exigía que dieran una decima parte del producto de la tierra, del ganado y de sus ingresos como un reconocimiento de que Dios los había bendecido [Lv 27:30-32] [Nm 18:21-26] [Dt 14:22-29]. El diezmo se usaba primordialmente para los gastos de la adoración del Señor y para el sostenimiento de los sacerdotes. Dios le dio a su pueblo la responsabilidad de administrar los recursos que les había dado en la tierra prometida

En el fondo del diezmo esta el concepto de que Dios es el dueño de todo [Ex 19:5] [Sal 24:1] [Sal 50:10-12] [Hag 2:8]. Los seres humanos son creados por Él, y ellos le deben todo el aire que respiran [Gn 1:26-27] [Hech 17:28]. De modo que nadie tiene nada que primero no haya recibido del Señor [Job 1:21] [Jn 3:27] [1Co 4:7]. En las leyes sobre el diezmo, Dios estaba sencillamente ordenándoles que le devolvieran lo que Él les había dado primero.

Además de los diezmos, a los israelitas se les exigían numerosas ofrendas a Jehová, principalmente en la forma de sacrificios. El libro de Levítico describe diversas ofrendas ceremoniales: el holocausto [Lv 1] [Lv 6:8-13], la ofrenda por el pecado [Lv 4:1-5] [Lv 5:13] [Lv 6:24-30], y las ofrendas expiatorias [Lv 5:14] [Lv 6:7] [Lv 7:1-10].

Además de esas ofrendas prescritas, los israelitas podían ofrecer ofrendas voluntarias al Señor. Algunas de ellas eran continuas [Lv 22:18-23] [Nm 15:3] [Dt 12:6,17], mientras que otras eran excluidas para alguna ocasión. Por ejemplo, cuando los israelitas emprendieron la construcción del tabernáculo en el Monte de Sinaí, el pueblo dio generosamente para esa tienda y sus utensilios [Ex 35:20-29]; estaban tan entusiasmados con ese proyecto, que Moisés tuvo que decirles que dejaran de ofrecer más [Ex 36:3-7]. En la época de Joás, el sumo sacerdote Joiada hizo un arca en la que el pueblo podía poner ofrendas voluntarias para financiar las reparaciones necesarias del templo, y dieron generosamente [2R 12:9-10]. Asimismo, en la época de Ezequías, la gente dio generosamente para la obra de reconstrucción requerida en el templo [2Cr 31:5-19].

EL DIEZMO A LOS POBRES

El diezmo del Antiguo Testamento tiene una importante orientación también hacia la caridad con los pobres:

“El tercer año, el año del diezmo, cuando hayas acabado de apartar el diezmo de toda tu cosecha y se lo hayas dado al levita, al forastero, a la viuda y al huérfano, para que coman de ello en tus ciudades hasta saciarse” [Deuteronomio 26.12]

EL FAMOSO [Malaquías 3:10] Y UN POCO DE HISTORIA

También hubo numerosas ocasiones en la historia del Antiguo Testamento en que el egoísta pueblo de Dios se aferró a su dinero en vez de dárselo al Señor en diezmos y ofrendas regulares.

Durante la construcción del segundo templo, los judíos parecían estar más interesados en ocuparse de su propiedad, mientras que dejaban la casa de Dios en ruinas. Como resultado, dijo Hageo, muchos de ellos estaban sufriendo reveses económicos [Hag 1:2-6]. Algo similar estaba sucediendo en la época del profeta Malaquías, y una vez más Dios estaba juzgando a su pueblo Israel por negarse a dar el diezmo [Mal 3:9-12]. Entiéndase que la amonestación del profeta Malaquías fue para esa época y para esa gente en especial en tiempos de la Ley. Los hijos de Jacob en aquella época eran los israelitas; la iglesia del Señor Jesucristo, en la actualidad, son los hijos de la fe, los descendientes de Abraham. Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. [Malaquías 3:6]

ESTRUCTURA DEL LIBRO

El libro de Malaquías refleja un estilo literario especial. Está compuesto de una serie de “disputas proféticas”. El profeta, en nombre de Dios, lanza una pregunta y sus interlocutores la responden, provocando así una contra respuesta. Los acusados en este libro son: los sacerdotes, el pueblo en general y la elite socioeconómica y política.

Las disputas proféticas tienen una estructura común:

(1) el profeta hace una declaración;

(2) los sacerdotes o el pueblo hacen una objeción.

(3) el profeta responde dando una evidencia de la afirmación original. A ésta última se acompaña una acusación y una amenaza de castigo.

AUTOR Y FECHA DE REDACCIÓN

No se sabe nada del autor de este libro. Muchos biblistas dudan que se haya llamado “Malaquías”. La mayoría cree que Malaquías es un nombre agregado tiempo después para darle título a este libro. Si fuera así, el libro sería anónimo, situación muy rara entre los libros proféticos. El nombre quiere decir “mi mensajero” y fue tomado probablemente de la expresión que se encuentra en [Mal 3:1]: “He aquí yo envío a mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí”. El profeta Malaquías pertenece a la época histórica conocida como pos exilio y que se describe en el mensaje de los libros proféticos de Hageo, Zacarías y los capítulos [56–66 de Isaías], como también en la historia que se encuentra en los libros de Esdras y Nehemías. Aunque es muy difícil establecer con exactitud el período del ministerio de Malaquías y de la redacción del libro, la mayoría de los biblistas lo colocan en los años que van del tiempo cuando se terminó de edificar el segundo templo [515 a. de J.C.], hasta poco antes de las reformas de Esdras y Nehemías [aprox. 465 a. de J.C.]; más concretamente se le coloca entre los años [465 a 460 a. de J.C]. Algunos eruditos le hacen a Malaquías un contemporáneo de Nehemías.

Si aceptamos la fecha aproximada de [460 a. de J.C], Malaquías se convierte en una fuente histórica importante; porque sería el único documento de la época que nos describe la vida de la comunidad judía después del ministerio de Hageo y Zacarías y antes de las reformas de Esdras y Nehemías.

EL MENSAJE DEL LIBRO

El profeta proclama su mensaje a una comunidad frustrada y desesperanzada. Las expectaciones levantadas por

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (24 Kb)
Leer 16 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com