La Epoca Romana
ivanpereira14 de Octubre de 2013
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LOS ROMANOS DE LA ÉPOCA DE CÉSAR
LOS HABITANTES DE ROMA
Había tres clases de residentes en Roma: los ciudadanos romanos, los extranjeros y los esclavos.
Los extranjeros, generalmente personas originarias de países del entorno greco-romano, estaban protegidos y vigilados por el praetor peregrinus, un alto magistrado que se ocupaba de sus asuntos, como sus impuestos conflictos legales entre distintas jurisdicciones, etc. Había miles de extranjeros en Roma, la mayoría dedicados a todo tipo de negocios.
Los esclavos lo eran o bien por nacimiento, porque ya nacían esclavos, o por haber sido hechos prisioneros en campaña y esclavizados. Estaban sometidos a la tutela de sus amos que podían incluso ejecutarlos sin juicio previo, pero tenían el derecho a ahorrar dinero para poder comprar así su libertad o ser liberados directamente (manumitidos) por su amo. Una vez libres eran libertos y podían ingresar en la gens (tribu) de su amo o en la de otro romano y adquirir así la ciudadanía romana. Hubo muchos libertos que llegaron a los más altos puestos de la administración romana, como Palas y Narciso, dos libertos griegos que fueron ministros con el emperador Claudio.
Los ciudadanos romanos eran los "auténticos romanos", o al menos así lo creían ellos, ya que ni Mario ni Pompeyo eran "auténticos romanos". Fue precisamente Pompeyo el primer general que concedió la ciudadanía romana en bloque a muchos españoles, entre ellos al famoso Balbo, que fue la mano derecha de César y cuyo sobrino, Balbo el Menor fue el primer cónsul romano de origen "no romano". Y el mismo César concedió la ciudadanía romana a Gades (Cádiz) y a otras ciudades, además de a toda la Galia Cisalpina. El sueño de César era hacer de Roma un Imperio Universal integrando en él a todos sus habitantes tuvieran la procedencia que tuvieran. Y se cumplió, ya que el Imperio Romano fue posteriormente gobernado por "romanos no auténticos" como los españoles Trajano o Adriano... ¡o incluso un cartaginés! como Septimio Severo.
UNA ROMA VIOLENTA
Los romanos, en sus más remotos orígenes eran un pueblo agricultor. Y eso marcó todas sus tradiciones, su religión y su forma de ver las cosas. Frente a los cartagineses, que defendían rutas comerciales y beneficios, los romanos defendían su terruño y por ello guerreaban de una manera total, absolutamente incomprensible a la mentalidad griega u oriental. Se dice que Roma ha sido la civilización más violenta de toda la Historia, y es cierto, pero, aunque parezca un contrasentido, no fue la más imperialista, ni mucho menos. Los romanos comenzaron su andadura histórica con sangre propia, ya que al fundar la ciudad Rómulo mató a Remo, su hermano, y esta leyenda es la clave para entender el proceso que llevó a una aldea de barro y paja a convertirse en la más poderosa potencia de la Historia.
Los romanos pasaron toda su existencia como nación guerreando. Guerrearon contra los enemigos extranjeros que amenazaban su existencia como nación independiente y guerreando contra ellos mismos cuando no había amenazas externas. O metidos a la vez en una guerra civil y en una guerra exterior como hizo Vespasiano. En Italia, Roma se sintió amenazada por sus vecinos etruscos, samnitas, etc. Eran más y más fuertes, pero les vencieron, asegurando toda Italia, pero cuando ya no había enemigos en Italia, aparecieron los cartagineses en Córcega, Cerdeña y Sicilia. Los romanos se sintieron amenazados por la potencia púnica y la eliminaron. Y una vez destruida Cartago aseguraron su frontera norte conquistando la Galia Cisalpina, y es entonces cuando aparecieron los germanos y cuando conquistaron las Galias aparecieron los británicos, etc, etc, etc. Los romanos luchaban contra otro pueblo por su propia supervivencia, y cuando derrotaban a ese pueblo el que estaba detrás geográficamente hablando se convertía en otra amenaza que era necesario eliminar. Y así llegaron a conquistar todo el Mundo Conocido, desde Escocia hasta Arabia. Y así, aunque parezca increíble, los romanos nunca conquistaron por conquistar. Siempre procuraron llevarse bien con sus vecinos, pero en cuanto algo fallaba en esa convivencia se sentían amenazados y su brutal instinto de supervivencia imponía la conquista. Por ejemplo:
- Roma intervino en Sicilia sólo cuando los cartagineses trataban de conquistarla.
- Los romanos no se interesaron por España hasta que Aníbal la utilizó como trampolín en su ataque a Roma.
- Roma no quisieron invadir Grecia a pesar de haber intervenido militarmente varias veces a petición de los propios griegos y no la invadieron hasta que el polvorín heleno les estalló en la cara.
Si. Evidentemente es una paradoja difícil de comprender, pero el pueblo más violento de la Historia conquistó por instinto de supervivencia, y no por deseo de engrandecer su territorio.
César consideraba a los pueblos germanos la mayor amenaza (no se equivocó, ya que fueron los causantes de su caída quinientos años después), así que concibió un plan sobrehumano: pensaba invadir Partia (los actuales Irak e Irán) y subir por el Cáucaso ruso para conquistar Germania desde el Este. Le mataron el día antes de su partida, pero si hubiera conseguido ese sueño, es evidente que la Historia no sería hoy como la conocemos. Fue su heredero Augusto el que frenó las conquistas estableciendo el limes o fronteras fortificadas. Tras él, Roma intervino sólo en Britania, conquistada por Claudio y en Dacia y en el Oriente conquistados por Trajano. Si la expansión territorial había hecho poderosa a Roma, es probable que el freno de esa expansión la debilitara hasta su caída.
¿CÓMO ERAN LOS ROMANOS?
La estatura media de los romanos debía rondar, aproximadamente, el metro setenta. Los objetos encontrados, tanto armas como enseres domésticos así lo atestiguan. Eran unos típicos mediterráneos occidentales, como los italianos o los españoles de hoy en día. En la época de César, la inmensa mayoría de los hombres iban con la barba afeitada por influjo griego (el uso de la barba es una moda histórica de carácter cíclico en los pueblos occidentales). Los hombres llevaban el cabello corto y las mujeres recogido en trenzas que formaban moños. Los romanos prestaban mucha atención a la higiene personal y procuraban darse un largo y meticuloso baño siempre que podían. Su media de edad era de casi sesenta años (en la Edad Media era de menos de cuarenta), por lo que consideraban ya como adulto a un muchacho de quince años. Se vanagloriaban de ser un pueblo de origen rural y se enorgullecían de ello. Sus enemigos les llamaban "comedores de nabos" ya que esta hortaliza era su plato nacional y gustaban de comer abundantes verduras frescas y también pescado y carne. ¡Dieta mediterránea! Pues sí. Ellos la inventaron, con el aceite de oliva como ingrediente esencial. Sobre los famosos banquetes tipo Lúculo y demás personajes a base de confituras de orejas de cerdo, etc. decir que algunos sibaritas se daban a este tipo de delicias culinarias, pero la gente normal comía a base de una dieta sana y equilibrada que explica que el romano fuera un hombre sano y fuerte. Por eso el romano era más alto que el hombre de la Edad Media, más fuerte y vivía más años, porque estaba mejor alimentado y vivía en un entorno más higiénico.
El ciudadano romano tenía tres nombres: el praenomen (Cayo), el nomen (Julio) y el cognomen (César). El praenomen era el nombre de pila y cada gens utilizaba siempre tres o cuatro que se consideraban "típicos" de ella (en la gens Julia los más utilizados eran Cayo, Lucio y Sexto). El nomen era el de la propia gens a la que pertenecía y que así le identificaba. Siempre acababa en IUS (en castellano IO), como Julio, Cornelio, Mario, Publio, etc. El cognomen era un apelativo, un mote que en algún momento dado se había puesto a un distinguido miembro de la gens y generalmente aludía a alguna característica física. Por ejemplo, César significa "cabellera" (lo cual le disgustaba mucho a él, que sufría de calvicie prematura). Había otros como el de Pompeyo Estrabón (Estrabo significa "bizco").
Cada ciudadano romano era miembro de una gens o tribu. La de César era la gens Julia que se suponía descendía de la diosa Venus. Roma se dividía en clases censadas. En primer lugar estaba la clase senatorial formada por los senadores u Orden Senatorial que formaban la aristocracia de más rancio abolengo. Se era senador por varios motivos: por derecho de nacimiento al ser el cabeza de una de las gens como era César, pero había que tener un mínimo de propiedades rurales para poder entrar en este censo y muchos se quedaban fuera. También se lograba el escaño senatorial siendo promovido a un alto cargo sacerdotal. César entró en el Senado por primera vez como Flamen Dialis de Júpiter. O se podía entrar en él tras las reformas de Sila si se conseguía ganar una Corona Civica, y así fue como César entró por segunda vez en el Senado. Los senadores tenían por ley prohibido tener otros negocios que los rurales. En la época de César había 300 senadores.
Por debajo de los senadores estaban los caballeros, pertenecientes al Orden Ecuestre. Originariamente eran los ciudadanos capaces de mantener un caballo y actuar como jinetes en la guerra. Y la base de esta distinción quedó para siempre, porque para pertenecer al Orden Ecuestre sólo era necesario acreditar una determinada fortuna. La mayoría de los caballeros se dedicaban a los negocios: comercio, finanzas,
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