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Viaje a Santa Marta Renuncia y Muere.

natalyp1981Síntesis16 de Septiembre de 2014

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Viaje a Santa Marta Renuncia y Muere.

El 7 de Mayo Bolívar sale de Bogotá. No puede regresar a Venezuela, incluso teme por el Gobierno de Páez le incauté las minas de Aroa, hacienda de sus padres. Por ahora su destino es la costa. Quiere descansar un poco para reponer su quebrantada salud. Si mejora y le conceden el sueldo el ex - Presidente se residencia en Europa. En Cartagena recibe una noticia que le acelera el corazón. El Mariscal Sucre ha sido asesinado traidoramente. Bolívar no encuentra palabras ni lagrimas para tanto dolor. Llora como un niño y se ve en este crimen una cruel venganza de sus enemigos. Los asesinos sabían muy bien que Sucre era el sucesor legítimo de Bolívar, el único que todavía podía restaurar la unidad Gran Colombiano. Mientras tanto el gobierno del Presidente Mosquera se hunde. Cada soldado se hace General y todos se creen con derecho a sublevarse. A los 3 meses le sucede el Vice - Presidente Caicedo. Apenas toma el mando le sustituye una insurrección militar. Urdaneta se alza con el poder pero decide que vuelva Bolívar. Es el único que aún puede unir y evitar la Guerra. El Libertador escucha a los emisarios. Le duele el caos total. Tengo la obligación de salvar a la patria como cualquier soldado. Ofrezco por los sacrificios de que soy capaz. Pero no veo todavía que mi regreso aplaque a los revoltosos. No puedo aceptar otra vez la Presidencia sin el consentimiento de unas elecciones. En los últimos meses de su vida Bolívar fue tan humano como nunca lo había sido. Bolívar siempre cuerdo, siempre lúcido, siempre atento al desarrollo de la patria que el fundó. Le duele tener que proclamar ¡”He Arado en el Mar"...! Le duelen las columnas de quienes el honró. Le duele la falta de piedad y cariño de quienes creyó podrían ahora amarle o al menos respetarle. Le duele morir huérfano de amor después de haber dado integra su vida por la igualdad, la libertad y la justicia en América. La enfermedad está bastante avanzada, los medios le envían a Santa Marta y llega a la Hacienda San Pedro Alejandrino y su dueño le ofrece la casa."Reciba usted por esta generosidad, las gracias más expresivas de mi parte. ... yo pienso seguir por allá y desde luego hoy acepto seguir por allá y desde luego hoy acepto la oferta de usted, aunque sea por unos pocos días" .El médico que asiste a Bolívar el Dr. Reverend, escribe a principios de Diciembre. "El enfermo disimula los padecimientos, pues sólo ha algunos quejidos. Se le nota un sensible entorpecimiento de sus facultades mentales".

La última proclama.

El 10 de diciembre de 1830 es el día de la última proclama del Libertador, dictada desde su lecho de moribundo. Firmó el testamento y recibió los Santos Sacramentos de manos del humilde cura de la aldea de Mamatoco, quien llegó en la noche con sus acólitos y varios indígenas.

Luego, rodeado de sus más íntimos amigos, como José Laurencio Silva, Mariano Montilla, Joaquín de Mier, Ujueta, Fernando Bolívar, etc., el notario Catalino Noguera empezó a leer el histórico documento, pero apenas llegó a la mitad, porque la emoción y el dolor le ahogaron la voz. Continuó la lectura Manuel Recuero. La última Proclama dice así:

A los pueblos de Colombia:

Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aun mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que desconfiábais de mi desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono.

Al desaparecer de en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo hacer la manifestación de mis últimos deseos. No aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la Unión: los pueblos obedeciendo al actual gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando su espada en defender las garantías sociales.

¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.

Testamento de Bolívar.

El testamento de su excelencia El Libertador de Colombia General Simón Bolívar es el documento mediante el cual el Libertador Simón Bolívar declaró su última voluntad antes de fallecer el 17 de diciembre de 1830. Fue dictado en Santa Marta, Colombia, el 10 de diciembre, el mismo día en que dictó su última proclama y recibió los sacramentos por parte del Obispo de Santa Marta José María Esteves,1 y fue firmado por Bolívar y el escribano José Catalino Noguera al día siguiente.2 El original consta de 4 páginas manuscritas por ambas caras y estuvo archivado en una notaría de Santa Marta hasta que fue robado por desconocidos quienes lo vendieron al gobierno venezolano. El presidente Marcos Pérez Jiménez lo restituyó a Colombia donde fue depositado en un banco por la Sociedad Bolivariana hasta que dicha institución lo donó al Museo Nacional de Colombia el 24 de junio de 1960.3

El documento está constituido por catorce cláusulas en las que Bolívar declara u ordena elementos de diversa índole, incluyendo su creencia en Dios y la Iglesia Católica, sus bienes y su destino (las tierras y Minas de Aroa...y unas alhajas), que se paguen sus deudas y la donación de dos libros que fueron propiedad de Napoleón a la Universidad de Caracas. También ordena una remuneración para su mayordomo José Palacios, que se quemen algunos documentos, nombra sus albaceas, y divide lo que queda de sus bienes en tres partes: una para cada hermana María Antonia y Juana. La tercera para sus sobrinos: Juan, Felicia y Fernando Bolívar, para que lo "disfruten con la bendición de Dios.

Santa Marta, 10 de diciembre de 1830

En nombre de Dios todo Poderoso. Amén. Yo, Simón Bolívar, Libertador de la República de Colombia, natural de la ciudad de Caracas en el Departamento de Venezuela, hijo legitimo de los señores Juan Vicente Bolívar y María Concepción Palacios, difuntos, vecinos que fueron de dicha ciudad, hallándome gravemente enfermo, pero en mi entero y cabal juicio, memoria y entendimiento natural, creyendo y confesando como firmemente creo y confieso el alto y soberano misterio de la Beatísima y Santísima Trinidad, Padre Hijo y Espíritu Santo tres personas distintas y un solo Dios verdadero, y en todos los demás misterios que cree, predica y enseña nuestra Santa Madre Iglesia Católica Apostólica Romana, bajo cuya fe y creencia he vivido y protesto vivir hasta la muerte, como Católico fiel Cristiano, para estar prevenido cuando la mía me llegue con disposición testamental, bajo la invocación divina, hago, otorgo y ordeno mi Testamento en la forma siguiente:

1. Primeramente encomiendo mi Alma a Dios nuestro Señor que de la nada la crió, y el cuerpo a la tierra de que fue formado, dejando a disposición de mis Albaceas el funeral y entierro, y el pago de las mandas que sean necesarias para obras pías, y estén prevenidas por el gobierno

2. Declaro: fui casado legalmente con la Sra. Teresa Toro, difunta, en cuyo matrimonio no tuvimos hijo alguno.

3. Declaro: que cuando contrajimos matrimonio, mi referida esposa, no introdujo a el ninguna dote, ni otros bienes, y yo introduje todo cuanto heredé de mis padres.

4. Declaro: que no poseo otros bienes más que las tierras y minas de Aroa, situadas en la Provincia de Carabobo, y unas alhajas que constan en el inventario que debe hallarse entre mis papeles, las cuales existen en poder del Sr. Juan de Francisco Martín vecino de Cartagena.

5. Declaro: que solamente soy deudor de cantidad de pesos a los señores Juan de Francisco Martín y Poules y Compañía, y prevengo a mis Albaceas que estén y pasen por las cuentas que dichos Señores presenten y las satisfagan de mis bienes.

6. Es mi voluntad: que la medalla que me presentó el Congreso de Bolivia a nombre de aquel pueblo, se le devuelva como se lo ofrecí, en prueba del verdadero afecto, que aún en mis últimos momentos conservo a aquella República.

7. Es mi voluntad: que las dos obras que me regalo mi amigo el Sr. Gral. Wilson, y que pertenecieron antes a la biblioteca de Napoleón tituladas "El Contrato Social" de Rousseau y "El Arte Militar" de Montecuculi, se entreguen a la Universidad de Caracas.

8. Es mi voluntad: que de mis bienes se le den a mi fiel mayordomo José Palacios la cantidad de ocho mil pesos, en remuneración a sus constantes servicios.

9. Ordeno: que los papeles que se hallan en poder del Sr. Pavageau, se quemen.

10. Es mi voluntad: que después de mi fallecimiento, mis restos sean depositados en la ciudad de Caracas, mi país natal.

11. Mando a mis Albaceas que la espada que me regaló el Gran Mariscal de Ayacucho, se devuelva a su viuda para que la conserve, como una prueba del amor que siempre he profesado al expresado Gran Mariscal.

12. Mando a mis Albaceas se den las gracias al Sr. Gral. Roberto Wilson por el buen comportamiento de su hijo el Coronel Belford Wilson, que tan fielmente me ha acompañado hasta los últimos momentos de mi vida.

13. Para cumplir y pagar este mi testamento y lo en el contenido, nombro por mis Albaceas testamentarios, fideicomisarios, tenedores de bienes a los Sres. Gral. Pedro Briceño Méndes, Juan de Francisco Martín, Dr. José Vargas,

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