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Amante De Las Mentiras. Luciano


Enviado por   •  8 de Julio de 2013  •  1.550 Palabras (7 Páginas)  •  613 Visitas

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El amante de las mentiras

Es ésta una obra de Luciano en la que se trata sobre la verdad, la mentira y el daño que causa el vicio de mentir. Aborda todo el sistema de creencias de su lugar y tiempo y reúne una serie de relatos anecdóticos que pretenden ser una crítica a las creencias de la época en lo sobrenatural y maravilloso. Estos relatos muestran cómo la realidad nutre a la mentira. Luciano utiliza aquí la mentira como instrumento creativo, para alejarse de la realidad y así poder decir la verdad acerca de ella.

La obra comienza con una conversación entre Tiquíades y Filocles donde abordan ya el tema de la mentira: dialogan sobre aquellos que sin necesidad alguna anteponen la mentira a la verdad. A Luciano lo encontramos representado en la figura de Tiquíades, y éste censura a los que mienten por mentir, no así a los que lo hacen por algún motivo en concreto, por ejemplo los que mienten para librarse de la opresión de sus enemigos.

Se citan incluso, al principio de la obra, algunos de los autores griegos más conocidos: Heródoto y Homero, por ejemplo. Se les acusa de haber llenado sus obras de mentiras para que las creyeran no sólo los que les oían, sino para que pasaran de unos a otros. Adornaban estas mentiras con palabras cuidadas y versos hermosísimos. Aun así, dice Luciano en boca de Tiquíades que estas mentiras son más tolerables por la moralidad que incluyen. Filocles añade que estos poetas e historiadores, quizás conocedores de la realidad, añaden fábulas a sus obras para hacerlas más atrayentes. Nadie paga dinero para oír verdades, las mentiras que incluyen la erudición sí son aceptables.

Cuenta a continuación Tiquíades, en lo que consideraremos la segunda parte de la obra, cómo cuando fue a ver al enfermo Éucrates y vio las soluciones para su cura que allí proponían, comenzó una discusión sobre si estos encantamientos, y la magia y sus poderes en general, eran o no válidos. Él defendía que no, pero el resto, pertenecientes a la elite intelectual de la época y representantes de las principales escuelas filosóficas, se empañaban en llamarlo necio, intentando avalar la existencia de fenómenos sobrenaturales. Tiquíades, como alter ego de Luciano, se mostraba escéptico, y así fue como comenzaron a relatar “casos admirables” a fin de convencerlo.

En esta obra, Luciano pretende burlarse de los que practican tales artes mágicas y ridiculizar estas creencias, desde la aparición de fantasmas hasta las curaciones milagrosas o los encantamientos. No sólo pretende ser una crítica a los que lo practican, sino que además lo es a los que creen en ellas. Tiquíades se pregunta cómo es posible que personajes de tan alta sabiduría y fama (como los filósofos con los que está debatiendo) puedan dar crédito a esas historias.

Llena Luciano el relato de argumentos dirigidos a poner en duda la fiabilidad de las historias que le están contando y su verosimilitud. Resulta curioso, sin embargo, puesto que el propio Luciano es uno de los mayores inventores de historias de la antigüedad. Por supuesto, estas invenciones suyas tienen fines literarios, por ello a lo largo de la obra se justifica a los historiadores y poetas que utilizan la mentira como procedimiento para embellecer sus obras. Al autor le gusta la ficción, la fantasía, pero entendida literariamente y sin que haya necesidad de creerla. Es por esto que critica, más que a los que inventan historias, a los que se las creen.

Mediante los recursos propios de la parodia y la sátira, Luciano cuenta esta historia, más compleja de lo aparente. Se ponen en ella de manifiesto dos niveles de verdad: el saber y el creer. La verdad frente a lo que no se sabe si es cierto, pero se cree. Junto a éstas dos, una tercera forma de verdad: la verdad artística, “de la mentira”, aquella en la que se miente para embellecer un texto, para contar historias y para hacerlo atrayente al lector. Justificable, además, por el contenido moral que encierran estas verdades artísticas o verdades “de la mentira”. El autor, mediante esta moral, defiende lo provechoso mientras que al lector le llega la sensación de lo placentero. Por tanto, el verdadero objetivo del autor al usar este tipo de mentiras es estético y a su vez moralizante. Todo esto, produce placer en el lector. ¿Por qué mienten? Porque quieren ocasionar placer a su público; comprendiendo la necesidad social e individual del placer.

En cuanto a la estructura, Philopseudes se presenta bajo la forma de un diálogo. En cuanto a técnica, se inspira en la forma de los diálogos platónicos, pero los hace diferentes y toma diversas fuentes además de ésta, como los diálogos del supuesto cínico Menipo o de las comedias clásicas.

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