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Cuento para adolecentes


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2016  •  Ensayos  •  1.153 Palabras (5 Páginas)  •  184 Visitas

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Personajes:

  • Luz Marina Alcántara _____
  • Don Gregorio Alcántara del Valle
  • la nana Adela
  • Don Chito
  • José Alfredo Enríquez Zamora
  • Daniel David Enríquez Dattoly
  • Catherine Alcántara
  • Marcela García Alcántara
  • Rosa

¿Cómo iniciar esta historia?, quizá con un típico….

Érase una vez, en un poblado llamado  ____________ a las afueras de ___________, donde habitan alrededor de 498 personas, relativamente un pueblo pequeño, la mayoría de ellas se conocía, o al menos alguna vez en su vida habían intercambiado palabra.

Don Gregorio Alcántara del Valle, un nombre que al solo escucharlo impone, ¿verdad?, bueno, él, es el alcalde del pueblo. Un hombre alto y fuerte, quiero suponer que es porque todas las mañanas se toma un licuado, de aguacate, atún, huevo y zanahoria, que por cierto sabe ¡asqueroso!, bueno regresando de la divagación, él tiene una cabellera café, y un hámster debajo de la nariz bastante gordito, que combina muy bien con el chaleco que habitualmente lleva al ayuntamiento, cuando se enoja, te observa con su mirada inundante, porque pareciera que se sale el mar a través de ellos, son de un tono azul turquesa profundo, incapaz de no temblar al mirarlos, pero cuando me ve llegar, parecen el cielo, tranquilos, pacíficos y hermosos.

Supongo que imaginan ¿quién soy?, Bueno me presento:

-Hola, me llamo Luz Marina, hija de Don Gregorio, tengo 16 años ya casi 17 los cumplo el 26 de noviembre, soy de tez clara, y ojos color miel, herencia  de mi madre. Mi padre dice que tengo cabello suave como el terciopelo rojo, la verdad no le creo mucho, si me viera al despertar, lo dudaría jajaja… Recuerdo que mi madre jugaba a trazar figuras sobre mis mejillas, decía que en ellos había puntitos que hablaban al mirarme.

La rutina que me hace seguir don Gregorio es asfixiante, todo el día estoy ocupada con tareas de la casa, porque: una señorita debe saber cocinar, tejer, coser, entre otras cosas que me enseña mi nana, además también tengo demasiadas clases todas particulares, entre ellas, la rutinarias clases de escuela, ballet y violín, no deja divertirme, ni salir con cualquiera, ¿así como voy a conocer a personas de mi edad?, puedo decir que no tengo amigos, excepto por Don  Chito el chofer y mi nana Adela que tienen como 50 años, no mal interpreten los quiero mucho, pero con ellos no puedo caminar largas distancias por el mercado, correr o jugar en el campo, se cansan muy rápido, y mucho menos me he enamorado.

 Recuerdo que mi madre decía:

- cuando vez a un joven a los ojos, sientes paz, tranquilidad y el tiempo se detiene, lo único que deseas es abrazarlo, sentirte protegida por él. Espero algún día sentir eso.

Un 25 de abril lo recuerdo bien, era plena primavera, le roge a mi nana para que convenciera a la maestra de biología a que la clase no fuera en la casa, quería salir, salir de la rutina, tomar aire y que los rayos del sol cayeran sobre mí. Fuimos al campo, la clase trato sobre la biosfera, el clima, los principales medios de la misma y el ecosistema, buen tema para salir, ¿no?, hubo un receso, en el cual subí la loma, y baje a la orilla del rio donde estaba un árbol de jacaranda, me senté en un tronco viejo a almorzar un paredado junto con un jugo, mi nana decidió quedarse con la maestra cerca del auto escuchando las radionovelas, así que por un momento estuve sola admirando la vista del rio y los pastos, fue ahí cuando mire a la izquierda y vi un manzano, el cual tenía ya unas muy tentables, rojas y jugosas manzanas, decidí acercarme a él y recoger algunas, hubo un problema no las alcance, trate de trepar pero solo rasgue el lado izquierdo de mi vestido azul, fue ahí cuando me di por vencida y emprendí retirada, 3-5 pasos di, cuando escuche: -combinan con el color de tu cabello. Voltee, lo mire, y dijo: al parecer tienen el mismo brillo que tu mirada. Me sonroje, nunca había hablado con un chico, solo con mi padre, don chito, y uno que otro niño que iba a dejar verduras a la casa, pero nunca con un chico como el, de mi edad, no sabía cómo hablar, o siquiera verle…

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