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El Alma De La Toga


Enviado por   •  11 de Marzo de 2014  •  1.180 Palabras (5 Páginas)  •  269 Visitas

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El Alma de la Toga

( ensayo)

Vianey Díaz González

Docente: Jairo Enamorado Estrada

Universidad Simón Bolívar

Facultad de Derecho

Filosofía del Derecho

Primero A nocturno

Barranquilla, abril 25 de 2013

El Alma de la Toga

Descubriremos a través de este ensayo desde cuando sabe el abogado que quería serlo, si esta profesión que eligió y estudio es realmente la que lleva por dentro, de la magnanimidad que atañe desarrollarla y de la responsabilidad que implica serlo, para ello nos basaremos en la obra maestra El alma de la toga que de por sí ya bastante nos sugiere con solo su nombre a quienes tenemos no solo la idea y el sueño de ser abogados sino la vocación y el deseo.

Desde el inicio del libro llama la atención la pasión con que se presenta la ardua e infinita tarea que deben llevar a cabo los abogados, y no me refiero solo a los casos sino a todo en general ya que como sabemos esta es una función social y por tanto se realiza en pro de la sociedad a la cual todos pertenecemos, pero debemos destacar aquí la lucha constante del abogado entre su saber y su ser los cuales son imposibles de medir en forma alguna ya que encierran cada uno cosas únicas e irrepetibles pero que al combinarse hacen que la persona que es abogado sepa que es justamente eso; persona por encima de todo y que su saber engrandece esa esencia la cual se ve reflejada al practicar su profesión, es en esos momentos cuando realmente se demuestra que se es digno de tener tal titulo, el rito que cumple cuando hace uso de la fuerza interior, la moral que debe anteponer a todo, la conciencia, la sensibilidad, la cordialidad, la clase y como dice el autor el alma con la cual se aplica, se ve y sobre todo se interpreta el saber; en este caso el Derecho.

Sobre el honor que se gana y se preserva y no del que otros mediante auto-publicidad pretenden agregarse, de esto entre otras cosas tiene que cuidarse el abogado nato, no se puede confundir la publicidad de los juicios y etapas de los procesos que es un principio rector y garantía procesal, con la egolatría y el narcisismo, pésimo ser humano que no merece distinguirse de abogado seria quien lo hiciese, en este punto estamos de acuerdo ya que no se es abogado con el fin de engrandecerse así mismo sino con el objetivo de que se hará brillar la justicia y el derecho que le corresponde a nuestro cliente.

De igual manera se expone el concepto de de la libertad de defensa que explica el autor como legitimo y propio derecho de de los particulares a defenderse, eso si siempre y cuando tuvieren la capacidad suficiente para hacerlo como en el caso de médicos, ingenieros u otras profesiones en las cuales los abogados deben imbuirse de manera mayor para poder comprender cual es el valor que se protege, pero esto arrastraría consigo mas que el fin de la abogacía, el sentido de justicia en su estructura social, pues si bien es meritorio que es el afectado quien sabe el daño causado y lo siente, no todos pretenden que se les compense de una manera justa, siempre habrá el oportunista que persiga mas, por eso están los abogados para ayudar a que se llegue a sentencias mas equitativas, “el abogado existe para la justicia y no la justicia para los abogados”.

Lo anterior va de la mano con el llamado amianto, la defensa de los pobres, ¿porque de la mano? Porque considero y me hallo de acuerdo con el autor sobre el abogado que más que ser exitoso profesionalmente debido a su intachable labor, es un jactancioso especulador el cual enmaraña y desfigura el arte de servir por medio de su trabajo para lucrarse indistintamente del caso que se lleve, no pretendo decir que no se puede tener remuneración a nuestro trabajo o bienes porque eso es lo justo, pero si que no se concibe dejarse ganar de la avaricia porque ella muchas veces va acompañada de la corrupción, recordemos que el dinero no es la única riqueza, también lo es el honor y la tranquilidad de conciencia; prosiguiendo con nuestro empalme observamos que seria imposible que una persona pobre pudiese ser defendida o asesorada por un abogado del anterior talante, repito la abogacía esta enmarcada como labor y función social que tiene como fin es la justicia, pues bien , los llamados a ser representantes de las personas menos favorecidas no solo deberían ser los pasantes, sino todos los abogados, digo yo, por mera ética y amor a nuestro ejercicio puesto que no hay mejor recompensa que la satisfacción del deber cumplido y en ello no cabe ningún tipo de discriminación, menos la del estrato social o estado económico de nuestro apoderado, sin embargo y volviendo al tema de sobre quién debe encargarse de dicha defensa hago referencia de que en nuestro país el Estado a delegado dicha función a la Defensoría del pueblo.

De otro lado y no menos importante tenemos la apreciación del Doctor Ossorio con respecto a la figura femenina en todos los estadios de su vida; me explico, en su vida marital y familiar y en su vida laboral como cliente; convengo con él en todo a tal punto que me atrevería a decir que este capitulo si que es la máxima de este libro, el mismo autor hace especial referencia a la genialidad femenina, en el primer caso antepone los dones innegables de la mujer que se adquieren con el matrimonio y se practican con el desarrollo del mismo, como dicen “detrás de todo hombre siempre hay una gran mujer. En el segundo advierte que no se debe caer en tentación con las clientes pues reconoce que no será ético para el abogado verse envuelto en asuntos amorosos.

En conclusión se puede afirmar que n será abogado quien simplemente litigue por que es su trabajo o porque ya es lo que escogió como profesión ni el que tiene mas popularidad laboral y menos aún el mas costoso y afamado, no, se es abogado porque se nace para ello porque se tiene esa vocación de servir, porque se ama desde lo mas profundo este arte y sobre todo porque se sobrentiende que esta tarea jamás culmina, que se debe anteponer la moral por encima de cualquier cosa, que nada es mejor que tener la conciencia tranquila, caminar con la frente en alto , demostrar que el ser y el saber van de la mano y que la toga no es simplemente lo que se ve, sino lo que nosotros hacemos de ella, mejor dicho la toga es nuestra armadura, es la que protege esa gran cantidad de cualidades y virtudes que nos harán ser no

solo los mejores abogados sino las mejores personas.

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