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El Alma De La Toga


Enviado por   •  27 de Diciembre de 2013  •  4.653 Palabras (19 Páginas)  •  339 Visitas

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EL ALMA DE LA TOGA

INTRODUCCIÓN

Ángel Ossorio al hacer éste libro nos quiso hablar un poco de lo que esta pasando con todos los abogados, de la inconciencia que existe, del amor que le han perdido a la abogacía, un tanto para que hagamos conciencia y corrijamos todos esos errores que manchan la reputación del abogado y de la carrera de Derecho.

Que nos dediquemos a ser realmente abogados y no caigamos en lo que algunos abogados han caído, en la corrupción en la falta de ética profesional y más.

La abogacía no es únicamente un triunfo académico sino una concreción profesional, nuestro título universitario no es de abogado sino de licenciado en derecho, que autoriza para ejercer la profesión de abogado.

Considero que la enseñanza de derecho hoy en día, debería ser más práctica y no sólo teórica pues se invierten meses en aprender de memoria conceptos y términos.

En el abogado la rectitud de la conciencia es ml veces más importante que el tesoro de los conocimientos, ser bueno, firme,prudente y la ilustración viene en cuarto lugar y la pericia en el último, abogado es en conclusión el que ejerce permanentemente la abogacía ,los demás seran unica y exclusivamente licenciados en derecho nadamas.

El abogado tiene que defender su postura ante un pleito o al dar un consejo porque piensa y esta seguro de que lo que esta diciendo es cierto y debe andar firme y sereno sin embargo si vacila en cuanto a la verdad o a la justicia de su causa debe abandonarla porque su papel no es el de un comediante, en la abogacía actúa solamente el alma porque cuanto se hace es obra de la conciencia y nada más que ella.

El abogado que al enterarse de lo que se le consulta no experimenta la sensación de lo justo y lo injusto, y cree hallar a razón en el estudio de los textos, se expone a crear algo ajeno a la justicia.

Yo creo que cuando un abogado acepta una defensa es porque cree aunque sea equivocadamente, que la posición de su defendido es justa, y en tal caso al triunfar el cliente triunfa la justicia. El abogado es un servidor del interés social, a fín de que éste quede satisfecho, es indispensable decir la verdad pase lo que pase y cueste lo que cueste, de la palabra del abogado depende fatalmente la inocenciay hasta la vida de una persona.

El abogado debe abstenerse en absoluto, de la realización de todo trámite innecesario y en especial de toda articulación dilatoria, cuidándose de no entorpecer el normal desarrollo del juicio. El empleo de los recursos y formas legales, como medio de obstrucción o dilación del procedimiento, es uno de los más condenables excesos del ejercicio profesional porque afecta al mismo tiempo al representado y al concepto público de la abogacía. A ésta acción se le conoce más comunmente como “La chicana”, y es lo más vergonzoso de la administración de justicia.

El gran vicio en los pleitos es la “La trapisonda”, el enredo, la dilación maliciosa y la complicación interesada.

QUIEN ES ABOGADO

Ossorio considera que la abogacía no es una consagración académica, sino una concreción profesional. Y dice que nuestro titulo universitario no es de "abogado", sino de "licenciado en derecho". Y que para poder ejercer la profesión de "abogado". Debe dedicar su vida a dar consejos jurídicos y pedir justicia en los tribunales. Y quien no haga esto será todo lo licenciado que quiera pero abogado no.

En su conclusión, el abogado es, el que ejerce permanentemente la Abogacía. Los demás serán solamente licenciados en derecho, pero nada más.

LA FUERZA INTERIOR

Su afirmación es que: en el hombre cualquiera que sea su oficio, debe creer principalmente en sí. La fuerza que en sí mismo no halle no la encontrará en ninguna otra parte.

Da una recomendación para las agresiones y criticas de la gente: fiar en sí. Vivir la propia vida. Seguir los dictados que uno mismo se imponga y desatender lo demás.

En nuestro Ser, hallase la fuerza de las convenciones, la definición de la justicia, el aliento para sostenerla, el noble estimulo para anteponerla al interés propio.

Además menciona que el abogado tiene que comprobar a cada minuto si se encuentra asistido de aquella fuerza interior que ha de hacerle superior al medio ambiente; y en cuanto le asalten dudas en éste punto debe cambiar de oficio.

LA SENSACION DE LA JUSTICIA

Ser abogado no es saber el Derecho, sino conocer la vida. El derecho positivo está en los libros, pero lo que la vida reclama no está escrito en ninguna parte. Quien tenga previsión, serenidad, amplitud de miras y de sentimientos para advertirlo, será Abogado; quien no tenga más inspiración ni más guía que las leyes, será un desventurado mandadero.

La justicia no es fruto del estudio, sino de una sensación.

Ángel cita al ilustre novelista Henry Bordeaux. Henry refiere que cuando visito al escritor Daudet y le manifestó que era estudiante de Derecho, éste le dijo: "las leyes, los códigos no deben ofrecer ningún interés. Se aprende a leer con imágenes y se aprende la vida con hechos. Procure ver y observar. Estudie la importancia de los intereses en la vida humana.

En resumen lo que quiere decir con las palabras "la sensación de la justicia" es que procuremos no actuar tan apegados a las leyes, que usemos lo que nosotros tenemos conceptualizado como bueno, equitativo, prudente, cordial y sobre todo justo.

LA MORAL DEL ABOGADO

En la moral del abogado de lo que Ossorio nos habla es del criterio que debe tener un abogado. Y comienza: La abogacía no se cimienta en la lucidez del ingenio, sino en la rectitud de la conciencia. Malo será que erremos y defendamos como moral lo que no es; pero si nos hemos equivocado de buena fe, podemos estar tranquilos. Cita las palabras del novelista Collete Iver. "Nuestro oficio ¿es hacer triunfar a la justicia o a nuestro cliente? ¿Iluminamos al Tribunal o procuramos cegarle?

Cuando un abogado acepta una defensa, es porque estima - aunque sea equivocadamente- que la pretensión de su tutelado es justa, y en tal caso al triunfar el cliente triunfa la justicia, y nuestra obra no va encaminada a cegar sino a iluminar.

También da unos consejos a los abogados. Hay que ser refractario al alboroto. Soportar la amargura de una censura caprichosa e injusta, es carga añeja a los honores profesionales. Debajo de la toga hay que llevar la coraza.

Abogado que sucumba al que dirán debe tener su hoja de

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