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El Estilo Del Periodista

AnBlue1 de Marzo de 2014

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LA ÉTICA DE LAS PALABRAS EL SEXISMO

Todo periodista debe prestar atención a su lenguaje para no caer en usos sexistas pero tampoco absurdos lingüísticos. Hay que evitar un empleo discriminatorio de la lengua, pero no se puede terminar en el extremo contrario, que olvida el genio interno del idioma para fabricar una ingeniería lingüística según la cual palabras que no tenían género de repente lo encuentran y otras, que sí lo tienen, deben perderlo. CARGOS Y TÍTULOS. Para empezar, cargos y títulos deben observar rigurosa concordancia de género con sus poseedores. Así, el periodista debe escribir "la doctora", "la ingeniera", "la diputada", "la jefa" o "la primera ministra" cuando tales condiciones se refieran a una mujer. Sin embargo, debe escribir "el modista" y no "el modisto" (igual que "periodista" y no "periodisto"; "la poetisa" y no "la poeta"). DEFENSA DE "LA JUEZ". El hecho de que se escriban en femenino profesiones que en otro tiempo estuvieron reservadas a los hombres no debe inducir a un uso equivocado del idioma. Así, por ejemplo, no tiene sentido escribir "jueza" cuando no se usa "juezo", sino "juez". No ocurre igual con "médica", femenino de "médico". La analogía con "jueza" nos lleva a otras palabras, como "fiscala y fiscalo", "edila y edilo", "oficiala y oficialo", "cónsula y cónsulo" y también "concejala y concejalo", aunque hay que señalar que la Real Academia —a mi juicio desacertadamente— ha admitido esta última formación femenina ("concejala"). Pese a ello, el libro de estilo de El País recomienda escribir en el periódico "la concejal", y no "la concejala", al entender que la terminación "al" no es denotativa de masculino. Por el contrario, el libro de estilo de El Mundo sí obliga al uso de "concejala". Pero no hace lo mismo con "fiscala" o palabras similares. Por otro lado, en el español tenemos muchas palabras femeninas con terminación en "-ez". A nadie se le ocurriría escribir "la esbelteza", "la escaseza", "la peza", "la nueza", "la tiranteza", "la solideza", "la teza"… ¿Por qué sí "la jueza"? Porque la tendencia a dotar de terminación femenina a todas las profesiones no ha tenido en cuenta a veces criterios lingüísticos, sino políticos. El periodista que escribe "la jueza" —muchos lo hacen— muestra escasa reflexión sobre el lenguaje. En español adquiere mayor importancia para el género un artículo que una terminación. Por ejemplo, nadie duda de que nos referimos a mujeres al hablar de "la contralto", "la soprano", "la modelo"… ni que hablamos sobre hombres si decimos "el policía", "el guardia", "el dentista"… Los grupos feministas luchan por que la omnipresencia profesional del hombre no haga desaparecer del lenguaje a la mujer, ni esconda su verdadero papel social. Deberemos seguir sus sugerencias en la mayoría de los supuestos, pues no carecen de razón. Pero en el caso de "juez" —como fiscal, como edil, como consejal…— la presencia de una mujer en tal función no se puede ocultar jamás porque de resaltarlo se encargan el artículo y, en su caso, los adjetivos:

"la juez encargada del caso", "la concejal presidenta de Charmberí"… Hay quien defiende que con las palabras terminadas en consonante se siga el mismo criterio que en seguidor-seguidora o constructor-constructora, o profesor-profesora… Pero la lógica lingüística de estas palabras viene de otro lado. En efecto, los adjetivos terminados en "-or" carecían de variación de

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