El Juego Y La Apuesta
contreras9415 de Mayo de 2013
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EL JUEGO Y LA APUESTA
EL JUEGO
El término "juego" en este contexto, se refiere a las actividades específicamente permitidas por la ley.
El vocablo «juego», deriva del latín «iocus» (broma, distracción), que expresa la idea de satisfacción o deleite, si bien es la palabra «ludus» (diversión, pasatiempo), que acentúa el sentido de actividad fácil o que no requiere esfuerzo, la que mejor traduce el término castellano «juego».
Apuesta, por tanto, se refiere al propio mecanismo, llevado a cabo de modo legal o ilegal.
LA APUESTA
Una apuesta es una forma de juego basado en el azar, del que se espera obtener algún tipo de beneficio. El procedimiento de apuesta consiste en un depósito de dinero o algún objeto de valor en función de un evento contingente, con el objetivo de obtener dinero o bienes adicionales. Normalmente, el resultado arrojado por ese depósito se hace válido en un breve período. La apuesta consiste, básicamente, en una predicción de entre un grupo de posibilidades, que arrojará un mayor beneficio cuanto menor es la posibilidad calculada previamente a su cumplimiento y mayor el valor depositado como pronóstico. La forma más sencilla de apuesta se dirime entre dos alternativas, como al arrojar una moneda al aire. Dado el gran valor concedido al azar desde la antigüedad, y al enorme interés por su interpretación, en torno al cual se originan supersticiones, la apuesta ha constituido una parte esencial de la historia de las culturas.
Se puede hablar de muy diversos tipos de apuestas, unilateral (donde una persona apuesta contra otra ú otras con el propósito de demostrar su suerte), bilateral (donde dos personas apuestan la una contra la otra para demostrar su suerte), extendida (donde varios apostadores apuestan contra otros, incluso desconocidos, con el fin de demostrar su suerte, por ejemplo, las carreras de caballos); Pero es sobre todo en el ámbito del deporte y en los juegos de azar organizados -como la Lotería Nacional en donde se encuentran más ampliamente representadas. El valor de la apuesta se estima a partir de un valor de billete. Este billete puede informar sobre las posibilidades de resultar premiado. Por ejemplo, en España, para el sorteo de Navidad de la Lotería Nacional: 1/14.000.000; para una Quiniela, 1/5.000.000; para "El Gordo" de la Lotería Primitiva, 1/31.000.000, según datos2 sin actualizar. En este caso, el billete tiene un valor estándar que puede duplicarse adquiriendo varias participaciones por ese mismo valor. Sin embargo, el billete también puede tener un valor variable, que dependería de la situación global de las apuestas realizadas. En las carreras de caballos, por ejemplo, se fija un valor llamado starting price, calculado a partir de los propios resultados de venta de tickets, y que sirve como orientación de la posibilidad hipotética de victoria, así como del beneficio obtenido en ese caso. Así, por ejemplo, una apuesta 10/1 indica que en caso de victoria cada participación decuplicaría su valor, si bien como starting price pronostica un 10% de posibilidades de éxito. Por tanto, el apostador debe contar con un factor estadístico y con la intervención del azar. Aunque se supone que el conocimiento de leyes de azar puede mejorar los resultados de la apuesta, lo cierto es que muy pocas personas han logrado hallar una técnica eficaz de apuesta.
Hay 3 variables comunes a toda forma de apuesta:
1. Cuánto se apuesta, (el depósito inicial, en forma de dinero o bienes de valor).
2. La predictibilidad del evento, que puede manifestarse:
Mediante un sistema mecánico o electrónico, como las loterías, las máquinas traga monedas y el bingo. En este caso los resultados serán aleatorios y no puede extraerse ninguna conclusión —suponiendo que la maquinaria funciona como debe— a partir de la observación de su funcionamiento.
En formas no mecánicas de juego, por ejemplo apuestas deportivas o carreras de caballos. En éstas sí existe cierta predictibilidad, de la que se sigue que cierta experiencia o conocimiento del entorno puede incrementar las posibilidades de éxito.
3. Los beneficios acordados entre las dos (o más) partes implicadas en la apuesta; si hay una casa o un croupier los resultados están diseñados para, de modo perfectamente legal, favorecerlo.
El valor esperado, positivo o negativo, es un resultado matemático obtenido a partir de estas variables. La cantidad invertida determina la escala de un depósito individual; los beneficios y la cantidad apostada determinan si el balance es favorable, la predictibilidad determina las probabilidades de éxito de la apuesta. Finalmente, la frecuencia de resultados positivos multiplicado por los beneficios menos la cantidad invertida equivale al "valor esperado". La habilidad del jugador reside en su comprensión y su manipulación de esas tres variables, de modo que el "valor real" sea positivo tras una serie de apuestas.
DIFERENCIA ENTRE JUEGO Y APUESTA
Los Hermanos Mazeaud señalan que el juego es aquel contrato por el cual las partes prometen entre sí una prestación, si una de ellas obtiene un resultado dependiente de la fuerza, de la destreza, de la inteligencia o del puro azar, Por su parte Josserand define el juego como una convención por la cual unas personas se comprometen, entregándose a una combinación cualquiera, a pagar una suma de dinero o a hacerle una prestación.
Josserand señala que la apuesta es una convención en virtud de la cual unas personas que no están de acuerdo sobre una cuestión, que considera diferente, convienen en que, quien tenga la razón reciba de los demás una suma de dinero o una prestación determinada. Mientras que los Hermanos Mazeaud, la define como el contrato por el cual cada una de las partes promete a la otra una prestación según que tal acontecimiento, se haya producido o no.
Según los Mazeaud el contrato de juego y apuesta difieren por el papel que desempeñan las partes, si provocan el acontecimiento que designará al ganador, se trata de juego; si permanecen ajenos a ese acontecimiento se trata de apuesta. Además expone que el juego no es oponible a terceros cuando la deuda se salde con un pagaré, la excepción del juego es oponible al portador de buena fé del pagaré.
El Código Civil señala dos reglas excepcionales comunes a los contratos de juego y apuesta:
1) le niega al ganador la acción en repetición de lo que haya pagado y
2) no le reconoce ninguna eficacia a las promesas a pagar.
Indudablemente que entre juego y apuesta existe diferencia. Puede haber juego sin apuesta, así como puede haber apuesta sin juego. El juego puede consistir en una diversión sin resultados económicos. En ese caso hablamos de juego por antomasia pero la mayor parte de veces el juego va acompañado de una apuesta. La apuesta existe sin el juego. Es un elemento accidental podríamos decir que la apuesta es un accesorio del juego. Cualquier clase de juego, desde el más atrevido hasta el mas inocente pueden existir sin la apuesta no puede existir sin el juego los actos o sucesos que son objeto de ella, la apuesta tiene que ir siempre unida sea al juego, sea a los actos o hechos que se apuestan. Si yo apuesto que A no pasa de 18 años, frente a otro que afirma que A, excede de los 18 años que muy bien puede llegara los 24 años, ambas posturas sometidas al dicho de A que despejará la duda y llega A, y dice que tiene 20 años. He perdido la apuesta. No se ha tratado de un juego pero ha habido apuesta. En cambio si teniendo el mazo de barajas en la mano digo que pagaré siete y medio y otro jugador exhibe cartas que valen siete y medio, habré perdido en un juego en que ha habido apuesta.
La apuesta no solo es dinero, pueden existir apuestas en objeto y apuestas carentes de valor, en fichas o palillos de fósforos o granos de maíz, que no tienen valor.
EL JUEGO Y LA APUESTA SON CONTRATOS DIFERENTES
Como puede advertirse de la revisión de nuestros tres Código Civiles, al regularse esta materia en todos los casos se ha incluido en el título los términos "juego" y "apuesta “como si fueran entidades distintas. La doctrina predominante señala que las diferencias entre el contrato de juego y el de apuesta se encuentran en la posición que las partes asumen en tomo a la actividad cuyo resultado determina los cambios de la situación patrimonial de las partes (perder la apuesta, ganar el premio, etc.). Si la parte es un participante, será un contrato de juego, seis tan solo un espectador, será un contrato de apuesta. Leiva Fernández resume correctamente esta tesis al señalar:
"La apuesta que se efectúa sobre el resultado de un juego puede ser hecha por los jugadores o por terceros que no participan del juego. Si la apuesta es hecha por los participantes, es un contrato de juego. De lo contrario -si la apuesta es efectuada entre no participantes- es un contrato de apuesta. La apuesta puede versar sobre el hecho del juego o sobre la verdad de cualquier afirmación de carácter aleatorio. Nosotros consideramos que no hay justificación jurídica para hablar de juego y apuesta como si fueran dos modalidades contractuales de igual jerarquía pero distinta naturaleza, más aún en la forma como ha sido regulado en nuestro Código Civil.
El juego debe ser el contrato nominado y la apuesta constituye uno de sus elementos. Todo juego jurídicamente relevante, todo juego que ostenta la naturaleza de contrato, con lleva una apuesta y toda apuesta refleja la existencia de un juego. En efecto, si entendemos al juego como una actividad sujeta a reglas que determina ganadores y perdedores,
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