El arte de la guerra.

Leidy Catalina Ramírez Gómez

Planeación estratégica

Grupo: 500

Capitulo III

La guerra es mejor llevarla a cabo en un aspecto estratégico donde no se fomente violencia, si no por el contrario que haya un duelo de ideas y estrategias que lleven a cada opositor a salir adelante su ejército, por ello es mejor “conservar al amigo intacto que destruirlo”.

Desde un principio hay que ponerse la meta de combatir las estrategias del enemigo, ya que esto ayuda a sobresalir en las victorias ante los opositores llegando a su máximo triunfo antes de que las amenazas de ellos se realicen, en otras palabras y relacionándolo un poco con la práctica de artes marciales, hay que calcular la fuerza, ente caso vendría siendo las habilidades o amenazas del adversario, pero siempre será ganador es que hacer sentir impotente al rival que aquel que triunfa apunta de batallas.

Las tropas en un combate desempeñan un papel importante en cuanto a la cantidad de integrantes que haya en ellos, si tu tropa es menor se puede combatir en retroceso, pero hay que evitar que el enemigo tome iniciativa en el ataque, la minoría de atacantes no es impedimento de lucha, pero tampoco hay que luchar con un oponente que sea mucho más grande que él, un general siempre tiene que medir y revisar las herramientas y estrategias que posee un ejército que ayuden en el combate. El capítulo también nos dice estar alertas porque la distracción del ejército puede conducir al otro mando a la victoria, por ellos hay que saber cuándo combatir y cuándo no.

Un ejército fracasa cuando el príncipe se apresura, rindiéndose o retirándose, también confunde a los soldados con comunicación errónea, por esto es importante que ente el príncipe y los soldados haya buena interacción para la planeación de estrategias en cada combate.

Hay que pensar que un equipo tiene que estar unido y apoyado para llegar al objetivo que se quiere lograr, si de esta forma el ejército lleva acabo cada plan será vencedor en una batalla, por eso es importante conocerse y conocer al opositor para así no correr ningún riesgo, si no se conoce al enemigo, pero se conoce uno mismo las probabilidades de victoria y derrota serán equilibradas y si no hay conocimiento del contrincante si de uno mismo se estará en peligro en cada batalla que se enfrente dicho ejército.

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