Ensayo: Laberinto de la Soledad

LABERINTO DE LA SOLEDAD

Su obra es un estudio del mexicano, no del criollo ni el mestizo, no del indígena, ni el descendiente de padres o abuelos extranjeros: sino de todos ellos. Contiene ocho capítulos: El Pachuco y otros extremos, Máscaras mexicanas, Todos santos, día de muertos; Los hijos de la Malinche, Conquista y colonia, De la Independencia a la Revolución, La “inteligencia mexicana”, y Nuestros días.

Comienza hablando sobre el adolescente y su asombro por el descubrimiento de sí mismo lo cual lo lleva a la reflexión con la interrogante:¿Qué somos y cómo realizaremos eso que somos?, así entonces florecieron distintos niveles históricos quienes convivían o se enfrentaban en un mismo presente.

Es en la ciudad de los Ángeles donde inicia su análisis comparando al norteamericano con los mexicanos que ahí habitaban. Ya que, aún usaran la misma ropa y hablen el mismo idioma, nadie los confundiría y no sólo por os rasgos físicos sino por ser seres que se “disfrazan”, comparándolo con un péndulo que ha perdido razón y oscila con violencia; es así como este estado de espíritu da origen a lo que se hace llamar “Pachuco”. A quien denomina como banda de jóvenes de origen mexicano y se singularizan por su vestimenta, conducta rebelde y lenguaje, el cual no quiere volver a su origen mexicano pero tampoco desea pertenecer a la sociedad norteamericana y afirma que sentirse solo no es sentirse inferior sino distinto, la soledad del mexicano tiene sus raíces en su sentido religioso.

Así también el mexicano posee diversas facetas, lo cual lo hace estar lejos del mundo, de los demás, incluso de sí mismo. Su lenguaje popular tiene como máxima expresión la palabra “rajarse”, sinónimo de cobardía o traición, así el “macho” es un ser encerrado en sí mismo. Por eso, los mexicanos utilizan máscaras para ocultar su intimidad.

Por otro lado, la mujer es un ser oscuro, secreto y pasivo, nunca es ella misma; pero al mismo tiempo representa orden y dulzura.

Estas máscaras del mexicano reflejan sus carencias y lo quisieran ser, optando por el disimulo, cuando de ser Alguien pasa a ser Ninguno.

El mexicano ama las fiestas y reuniones, todo es ocasión para reunirse, de ello se propicia que sea un país pobre; los países ricos tiene pocas: no hay tiempo.

Tal es el caso del festejo del Día de Muertos, donde se celebra a la muerte, que para los indígenas la vida continuaba después de esta; para los aztecas la vida y muerte eran solo caprichos de dioses. Ahora para el mexicano la muerte es su juguete favorito, de ahí que no le tomen sentido a la vida.

“El mexicano no quiere o no se atreve a ser el mismo” Un grito es suficiente para afirmarnos ante lo exterior, ante los demás: ¡Viva México hijos de la Chingada! Y ¿quién es la Chingada?

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