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Epistemoligia y ciencias sociales

Melina MartinezTarea16 de Diciembre de 2017

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  1. ¿De qué modo se produce el avance de la ciencia?

La Ciencia, siempre se ha dirigido al descubrimiento de la verdad. Puede parecer, pues, sorprendente que se afirme que existen mitos en la Ciencia, pero el hombre tiene una capacidad inagotable para crearlos y aferrarse a ellos. Aunque, si vamos a ser estrictos, las ideas a las que hace referencia este artículo no son propiamente mitos científicos, sino que han surgido en otras disciplinas situadas en su periferia, como la Historia o la Filosofía de la Ciencia.

El mito del Progreso Indefinido afirma que, una vez que hemos entrado en la era de la Ciencia, el desarrollo científico no puede volver atrás. Los inventos y los descubrimientos se irán sucediendo a un ritmo siempre acelerado, por lo que la curva del desarrollo científico se aproximaría a una exponencial.

Antes de abordar esta teoría y tratar de refutarla, vamos a dedicar unos momentos de atención a otros mitos relacionados que sobreviven con insistencia a pesar de su evidente y flagrante falsedad.

El conocimiento científico en Egipto y Mesopotamia era sobre todo de naturaleza práctica, sin demasiada organización racional. Uno de los primeros sabios griegos que buscó las causas fundamentales de los fenómenos naturales fue el filósofo Tales de Mileto, en el siglo VI a.C., quien introdujo el concepto de que la Tierra era un disco plano que flotaba en el elemento universal, el agua. El matemático y filósofo Pitágoras, de época posterior, estableció una escuela de pensamiento en la que las matemáticas se convirtieron en una disciplina fundamental para toda la investigación científica. Los eruditos pitagóricos postulaban una Tierra esférica que se movía en una órbita circular alrededor de un fuego central. En Atenas, en el siglo IV a.C., la filosofía natural jónica y la ciencia matemática pitagórica se combinaron para producir las síntesis formadas por las filosofías lógicas de Platón y Aristóteles. En la Academia de Platón se subrayaba el razonamiento deductivo y la representación matemática; en el Liceo de Aristóteles primaban el razonamiento inductivo y la descripción cualitativa. La interacción entre estos dos enfoques de la ciencia ha llevado a la mayoría de los avances posteriores.

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  1. ¿Los descubrimientos científicos se producen a partir de la utilización del método científico o de qué otro modo?

Genéricamente, se pueden definir las ciencias como sistemas de conocimientos racionales y coherentes en los que se infieren conclusiones a partir de datos o premisas y se explican hechos y procesos a través de demostraciones lógicas o empíricas. Sin embargo, hay saberes que no pertenecen a la ciencia, tal como hoy la entendemos, por ejemplo, el saber común u ordinario. Cuando alguien sabe que «ha subido el precio del pan», tiene, sin duda, un conocimiento, pero no lo consideramos como conocimiento científico. Por eso podemos decir que no todo saber puede considerarse como científico.

Es necesario precisar qué tipo de saber es el científico. Por ejemplo, la ciencia es un saber teórico, susceptible de aplicación práctica y técnica, es un saber riguroso, sistemático y crítico. Todas éstas son características de este tipo especial de saber que llamamos «ciencia», pero no son suficientes, pues tienen el inconveniente de no distinguir entre la ciencia y la filosofía.
Durante muchos siglos se mantuvo esta falta de diferenciación entre ciencia y 
filosofía. En el mundo griego, ciencia era episteme, es decir, el tipo de conocimiento superior, el más elaborado. Platón lo oponía a «opinión» (doxa), que era el conocimiento propio del mundo sensible, el de los objetos empíricos. La episteme era el conocimiento propio del mundo inteligible, eterno, inmutable, tal y como eternas e inmutables eran las ideas a las cuales se refería. Aristóteles lo concebía como un tipo de conocimiento universal y necesario producido por deducción a partir de principios, y por ello no afectado por las imperfecciones del conocimiento puramente sensorial, limitado y contingente. En la jerarquía de conocimientos que proponía, la episteme era el conocimiento previo al nivel supremo de conocimiento o sabiduría (sofia). 
Así, tanto lo científico como lo filosófico eran tipos de conocimiento con pretensiones de universalidad, necesidad, inmutabilidad y eternidad.
En el Renacimiento se produjo la llamada «revolución científica», desarrollada desde mediados del siglo XVI hasta finales del XVII, y es ahí donde la línea divisoria entre la contribución filosófica y la científica queda trazada. Y esto ocurre porque determinadas ciencias particulares, sobre todo algunas de las ciencias empíricas  de la  naturaleza como la  física y  la astronomía,  se organizan,  determinan  sus rasgos  específicos y adquieren su autonomía, diseñando su propio método, el método científico.

  1. ¿Qué diferencia la ciencia normal de la revolución científica?

En el siglo XVII  un sabio podía abarcar todo el saber de su época. Hoy es imposible, el conocimiento crece en forma exponencial y sus hallazgos afectan la competitividad de las personas y de las naciones. Para gestionar el conocimiento se necesita mucha inversión. Para David Baltimore, de la Asociación para el Avance de la Ciencia la fuerza científica no depende tanto del capital sino de la calidad de los investigadores. El cerebro es una página en blanco que se completa con la educación. Como la educación falla el buen investigador escasea, entonces ¿Qué es pensar? Lo esencial es que sus maestros le enseñaron a pensar. Pensar es "comprender el problema", tal como es y no como queremos que sea. 2do: "inventar la solución", que el hemisferio derecho dispare las ideas, el pensamiento divergente. 3ro: "actuar en consecuencia", que el hemisferio izquierdo use el pensamiento convergente.

Ciencia normal y revolucionaria: El crecimiento del saber creó especialistas y según Maslow como cada uno tiene un martillo todo lo que ve le parece un clavo. En épocas de teorías aceptadas los científicos barren la basura (las contradicciones) debajo de la alfombra, los anteojos que tienen puestos les impiden observar. Khun llamó paradigmas a las teorías que no se cuestionan  porque las comparten los que detentan el saber. La educación cultiva la disciplina y no la curiosidad, el error se penaliza.

Pasteur decía que el azar favorece solamente a las mentes preparadas. Abundan los descubrimientos surgidos al buscar otra cosa, en los que prevalece el azar, como la penicilina de Fleming, descubierta por accidente en un cultivo de laboratorio, o la manzana de Newton, que encendió las luces de la gravitación universal. Pero no es cuestión de suerte, las narices tienen que estar entrenadas. Walpole creó la palabra serendipidad para  el descubrimiento inesperado, fruto del accidente y la sagacidad. Por otra parte un descubrimiento normal puede cobrar trascendencia mucho después. La gente se pregunta ¿y eso para qué sirve? Para Freud la herejía de una época es la ortodoxia de la otra. Uno es loco hasta que su idea tiene éxito; entonces es un genio.

  1. ¿En Bolivia se reproduce la ciencia normal o se producen revoluciones científicas?

En la estructura de un Estado se constituyen instituciones con misiones claramente determinadas, siendo las universidades públicas las llamadas a desarrollar el talento humano, que enriquece a un país no sólo económicamente, sino también de una manera integral a la sociedad. La capacitación de los recursos humanos es vital en el desarrollo de un país.

En la actualidad somos testigos del desarrollo de países que no cuentan con recursos naturales; sin embargo, producto del alto nivel de capacitación de su población, son países con elevado Producto Interno Bruto (PIB), que dotan a sus habitantes de buena calidad de vida, lo que es determinado por el índice de Felicidad Bruta Nacional (FBN) y lo que en nuestra cosmovisión andina vendría a ser el “Vivir Bien”. Analizando en la historia y el acontecer boliviano, el rol de las universidades es gravitacional a su contribución con la sociedad, y en el mismo sentido, es su aporte en la etapa de industrialización en Bolivia. En la actualidad, las reservas administradas por el Banco Central de Bolivia (BCB) por la venta de nuestros recursos naturales nos permiten comprar conocimiento y tecnología, para despegar a gran escala con proyectos impensados en determinado momento, pero que romperán una brecha de temor de que el manejo del “saber cómo” (know how) está sólo reservado para países desarrollados, los cuales también pasaron un punto de inflexión, en el cual tomaron la decisión de invertir en conocimiento.

Fruto de la nacionalización de los hidrocarburos, en la actualidad el Estado aporta a las universidades públicas con elevados recursos. Además de los recursos por coparticipación tributaria, el Decreto 29322 define que el 8,62% del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) sea destinado a las universidades, prioritariamente al desarrollo de la ciencia y la investigación (desde 2009 a 2012 se ha transferido por IDH aproximadamente Bs 2.292 millones). Por ejemplo la Universidad Gabriel René Moreno de Santa Cruz recibió en 2012 aproximadamente Bs 148,1 millones por este concepto, donde la mayor parte está direccionada a la inversión, y los decretos 1322 y 1323 plantean un uso adicional para estos recursos. Por lo antes mencionado, el sector de hidrocarburos apoya el trabajo de las universidades, a sabiendas de que existe talento dentro de ellas. Por lo que para alcanzar un círculo virtuoso, las universidades deberán aportar al sector con ciencia, investigación, conocimiento, tecnología, etc. El IDH deberá constituirse en el principal patrocinio de la producción científica y tecnológica, donde la ecuación perfecta es que a mayor producción científica, que cumpla requisitos de pertinencia e impacto, mayor remuneración económica.

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