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Fouché; El Genio Tenebroso De Stefan Zweig

Kallysuit21 de Marzo de 2014

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INTRODUCCIÓN

El libro Fouché; El Genio tenebroso de Stefan Zweig, relata la vida política de uno de los personajes públicos más controvertidos de la historia, es un libro dinámico que mantiene la atención de quien lo lee, con una narrativa fluida y sencilla, quizá esta virtud también pueda verse como un defecto, pues para lograr este efecto, el autor evita poner fechas y otros datos que permitirían al lector ubicarse de un modo más adecuado en el contexto del personaje, pues quien lo lea, tendrá que tener al menos nociones de un período muy complejo de la historia de Francia que cambio a toda Europa, un período de cambios que duró treinta años. Por esa razón, en el presente trabajo, me permitiré hacer una breve reseña de los acontecimientos más importantes ocurridos en aquél país a fin de contextualizar al personaje central del libro de Stefan Zweig, es decir a José Fouché.

Mientras Inglaterra prosperaba con la industrialización y el comercio, en Francia y el resto de Europa continental prevalecían formas feudales de organización de la economía y la sociedad, era una sociedad en la que el capitalismo que surgía luchaba con las antiguas formas estamentales de la propiedad y la rígida organización de la sociedad que impedía a la mayoría de la gente tener alguna forma de movilidad social.

El libro relata la vida política de José Fouché en el contexto turbulento de la Revolución Francesa y las guerras napoleónicas, es un relato histórico sobre la vida de un personaje irrepetible.

FOUCHÉ: EL GENIO TENEBROSO

El Contexto: Francia en la época de Fouché

Durante el siglo XVIII, Francia intentó lograr la supremacía sobre las demás monarquías europeas y constituyó el más claro ejemplo del absolutismos, Luis XIV el llamado Rey Sol, decía; “el Estado soy yo”. Durante el reinado de este monarca se creía que la autoridad del soberano venía de un “mandato divino” y, por tanto, era el supremo soberano de toda la nación, lo que le permitía ejercer todos los poderes sin límite o contrapeso alguno: el Rey reunía en su persona de manera simultánea el poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder judicial, el poder de controlar la religión del pueblo; al rey y a su corte se debían la promoción de las modas, la música, el teatro, la literatura y la cultura en general, o la censura cuando considerara que alguna expresión afectara los intereses del Estado. Sus sucesores, Luis XV y Luis XVI, gobernaron con la misma idea.

La Ilustración

La llamada época de la ilustración, se refiere a una época en que se empezaron a ponderar y estimar a los intelectuales que promovían nuevas ideas para iluminar al pueblo, o para educarlo, pues la mayoría de la gente carecía de educación, la influencia de los filósofos ingleses dio pie en Francia al racionalismo, a las explicaciones científicas de los fenómenos naturales.

Las ideas de los intelectuales ingleses se difundieron ampliamente en Francia. El barón de Montesquieu, publicó un libro llamado Del espíritu de las leyes. En ese libro afirmaba que la soberanía recae en el pueblo, y no en el Rey, de hecho cuestiona su “derecho divino” a gobernar.

Jean Jaques Rosseau, otro pensador francés escribió un libro denominado El contrato social, libro en el que presenta una organización social basada en un contrato entre las personas. Esto quiere decir que todas las personas que vivieran en un determinado lugar debían llegar a un acuerdo entre ellos o contrato social para definir qué estaba permitido y qué estaba prohibido en la comunidad.

Rousseau y otros escritores tuvieron la idea de reunir en una sola obra todo el conjunto de conocimientos humanos, para apoyar su proyecto de educación. A esta obra se le conoce como La Enciclopedia; algunos de sus autores son (además de Rousseau y Montesquieu) Diderot, D'Alembert y Voltaire, quien también escribió El siglo de Luis XIV, un libro en el que expone cuáles eran los problemas originados por el despotismo de los reyes franceses y los economistas Jean Turgot y Françoise Queney que explicaron los fenómenos económicos de manera sistémica y proponían la ruptura de los estamentos sociales, como condición para el progreso de la nación, pues proponían una estructura de impuestos a los ingresos de los nobles.

La ilustración como se conoció a la época de la Enciclopedia, planteó y puso en centro al hecho de que todos los seres humanos somos parte de la misma especie, por lo que su conclusión racional era que todos somos iguales, por lo que nadie tenía derecho a imponer a otros formas injustas de gobierno.

Dado que el gobierno requiere necesariamente de leyes, los enciclopedistas afirmaron que estas leyes debía establecerlas el pueblo de acuerdo con principios completamente democráticos.

La sociedad de la Francia del siglo XVIII, era una sociedad estamental, es decir se pensaba que cada persona nacía en alguno de estos estamentos o estados y no había posibilidades de cambiar de uno a otro. Francia se dividía en tres estados: el estado de los nobles por derecho divino, el estado del clero, y el tercer estado formado por los burgueses, los artesanos, los campesinos y los obreros, el 98 % de la población pertenecía a este tercer estado, mientras el restante 2 % constituía los otros dos.

Por ello, la clase que gozaba de todos los privilegios eran los nobles amigos del rey y el alto clero, obispos y arzobispos. Esta clase privilegiada vivía de manera parasitaria sin hacer nada, de sus rentas como propietarios y a costa del trabajo de campesinos, artesanos, obreros y burgueses que tenían que pagar impuestos para asegurarles su vida ociosa.

Los más desprotegidos eran los campesinos que continuaban viviendo bajo el régimen feudal. Algunos miembros de las capas bajas de la nobleza y del bajo clero, sacerdotes y párrocos, que llevaban una vida más modesta, se identificaban con las preocupaciones y necesidades del pueblo.

Por su parte, los burgueses (comerciantes, industriales y banqueros) querían el establecimiento de una monarquía constitucional, que además les permitiera participar en el manejo del país. En los estados absolutistas el único que podía decidir era el rey, y en Francia los únicos que podían ocupar cargos importantes en el gobierno, en el ejército o en la Iglesia, eran los nobles.

Este era el contexto social y político en la época de crecimiento de José Fouché, pues el nace en Nantes en 1759 como miembro de una familia trabajadora, su padre se dedicaba al transporte marítimo, por lo que pertenecía al llamado tercer Estado, sin posibilidades de progreso en otra profesión, que no fuera la de marinero, como su padre y abuelo. Por lo que debido a su complexión débil para un oficio rudo, sus padres se conformaron con meterlo a realizar estudios clericales con la esperanza de que hiciera carrera.

El reinado de Luis XVI

Luis XVI llega al trono en 1774, al inicio de su reinado enfrentó un problema básico que de hecho era un problema crónico de Francia, ese problema era el déficit acumulado en las cuentas de la corona francesa durante los reinados de Luis XIV y Luis XV. Desde hacía más de un siglo Francia había presentado crisis económicas periódicas generadas por los excesos de gasto sobre los ingresos disponibles, muchos atribuían este déficit a las largas guerras emprendidas durante el reinado de Luis XIV (El Rey Sol); a la mala administración de los asuntos nacionales en el reinado de Luis XV y a las cuantiosas pérdidas que acarreó la Guerra contra Inglaterra y las habidas en Canadá (1754-1763); estos hechos generaron el aumento de la deuda pública francesa a lo que se sumaron los préstamos a las colonias británicas de Norteamérica durante la guerra de la Independencia estadounidense (1775-1783).

Luis XVI intentó resolver el problema de la enorme deuda francesa nombrando a nuevos ministros de Hacienda, pero las medidas que propusieron afectaban a las clases privilegiadas y por ello fueron destituidos.

Para 1789 la situación del pueblo francés era de miseria, ya que una racha de malas cosechas y un invierno muy duro afectó a una población de por sí pobre. Ante esta situación de desigualdad social, económica y política, el tercer estado, encabezado por los burgueses, solicitó que se convocara a los Estados Generales, que era la asamblea de representantes de los tres estados y que no se habían reunido desde más de un siglo y medio. El rey accedió, pues esperaba que estos representantes propusieran soluciones para los problemas financieros del país. De este modo, el 5 de mayo de 1789 se inauguró la asamblea de los Estados Generales.

Pero el ambiente deja de ser favorable al Rey, Emmanuel Joseph Sieyès, el Abad Sieyès, publica en Enero de 1789 un panfleto que por su claridad, provocó mucha controversia, su título fue; "Qué es el Tercer Estado?", en donde él, con sorna, llama a la reflexión acerca de la importancia de lo que se llamaba "tercer estado", los que no eran nobles o miembros del clero, el 98% de la población de Francia.

En él defiende que la representación en los Estados Generales próximos a reunirse debía ser hecha con un voto por cabeza, y no por orden estamental como estaba previsto, un voto para el clero, otro para la nobleza, y uno más al 3er. estado, lo cual le daría una tremenda ventaja de decisión al pueblo entero de Francia.

La publicación enciende los ánimos populares, por lo que las cosas no resultaron bien para nadie. Los tres estados querían una Constitución y garantías para la libertad individual y el pensamiento. Pero el tercer estado quería la abolición de la monarquía

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