Globalizacion y geografía política

GEOGRAFÍA POLÍTICA                                                                                                                                    César Esteban De Salvador Chaparro - 2531577                                                                                               Martes 13 de Octubre de 2015

Harvey, David. 2004. El nuevo imperialismo. Madrid. Ediciones Akal S.A

Harvey hace una interpretación, orientado en gran medida por una perspectiva económica, de las transformaciones geopolíticas a escala mundial que se presentaron a finales del siglo XX y principios del XXI; una buena parte de esta obra busca establecer los hitos y estudiar el significado de las decisiones y del accionar de quienes mantenían el control del poder institucional de los Estados Unidos (el periodos presidencial de George Bush), así como las consecuencias de estos en el orden mundial.

Los cuestionamientos que en cierta medida orientan el análisis del autor pueden ser entendidos como: 1) la función que adquiere la evolución de un proceso de acumulación capitalista en las latentes lógicas imperialistas impulsadas por sectores considerados como neoconservadores de la cotidianidad política estadounidense, basado en el poderío militar del país, que se centran en el mantenimiento de la hegemonía de este en el mundo. 2) la manera en que  las lógicas territoriales de los Estado Unidos son entendidas como una respuesta al problema de sobreacumulación que afecto a la economía estadounidense.

El análisis de Harvey inicia con el planteamiento de una pregunta: ¿qué influencia tuvo el petróleo en la decisión estadounidense de invadir a Irak?; el autor resalta que durante un periodo considerable de tiempo (desde la década de los 50s) Estados Unidos ha buscado controlar el flujo del petróleo del Próximo Oriente para así adquirir y mantener superioridad político-económica. La ocupación militar de Irak puede ser entendida como la última y la más evidente parte de esa estrategia.

El autor continúa analizando cómo creció el poder estadounidense a partir de la segunda mitad del siglo XX. Destaca que el factor más significativo del arribo de Estados Unidos al dominio global fue, en sí, la habilidad del sistema político de resolver los conflictos internos, Estado de bienestar, auxiliado por el desarrollo de una economía basada en la estructuración de un mercado interno fuerte, sistema fordista; lo anterior facilito grandes acumulaciones de capital. La economía de los Estados Unidos tuvo la capacidad de  expandirse gracias a la absorción de grandes cantidades de capital en la educación, los procesos de urbanización, el desarrollo de los transportes, la investigación y la tecnología.

A principios de los años setenta, ciertos problemas comenzaron a apaciguar el  sistema anteriormente nombrado y a su vez a la hegemonía de los Estados Unidos a escala global. Una crisis económica estremeció e este país e hiso visible una coyuntura  fiscal generada por un conjunto variado de causas en el que se pueden incluir  los elevados gastos de la guerra de Vietnam y la dura competencia que representaban los

capitalismos Alemán y Japonés en algunos sectores productivos. Con el fin de  mantener la posición hegemónica de Estados Unidos en la escena internacional,  hacia 1973 el gobierno de Richard Nixon creó la Reserva Federal y el régimen financiero de Wall Street con dominios sobre las instituciones financieras globales, Banco Mundial (BM) y Fondo Monetario Internacional (FMI). Este sistema financiero alineó con el sistema capitalista neoliberal a gran parte de las economías de países en desarrollo, con la gestión de la deuda externa y con prácticas de ajuste estructural; dicho régimen monetario y financiero resultó una formidable herramienta que aseguró en los ochenta y en los noventa la proyección exterior del capital estadounidense y mantuvo un flujo constante de capital hacia los bancos americanos desde los países deudores (préstamos del FMI y el BM); se  logró centrar la actividad financiera global en los Estados Unidos pero este país dejó de ser actor dominante en el mundo de la producción industrial ya que gran parte de su capacidad manufacturera fue mermada. Actualmente, la hegemonía industrial se encuentra en los nuevos espacios productivos del sur y este de Asia.

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