Habitar en el espacio y en el tiempo

“Cualquier tipo de arquitectura, fuere cual fuere su función, es una casa” (Shu. W. 2012). Durante los 4 años que llevo estudiando arquitectura nunca me había planteado pensar en proyectos como una casa, asimismo, la palabra habitar ha tomado diferentes significados a lo largo de los talleres. Sin embargo, algo en lo que he coincidido con la lectura es en que la casa tiene que ser un espacio personal e íntimo, mas allá de la función arquitectónica el objetivo de la vivienda es acoger y resguardar.

En el libro se presenta la idea de la vivienda como un lugar concreto e íntimo, único para usuario; incluso si fueren de la misma familia. Remontando al pasado, la primera forma de habitar fue la vivienda y en palabras de Juhani es el medio por el cual nos relacionamos con el mundo. El habitar no reside en el tiempo presente, nos lleva al pasado en recuerdos y ansiamos tener la sensación de hogar en el futuro. Si bien como arquitectos somos especialistas en suplir necesidades físicas, podríamos estar dejando de lado la mente, recuerdos e identidad.

En el presente si bien la arquitectura se ha tecnificado y a avanzado a gran escala, se está dejando de lado la conexión con el usuario, dejándola como un proceso meramente estético. De forma que, podría estar siendo amenazada por la función y la esteticidad. Es probable que después de varios años escuchando y proyectando ideas estemos cayendo en el error de no apreciar a la vivienda como un proceso también emocional; la concepción de un hogar puede concebirse como un alojamiento que funcione de manera eficiente y cuente con una estética impecable, pero me parece importante reflexionar si con esto estamos perdiendo nuestra capacidad de habitar.

Sin un hogar que se sienta hogar, nos volvemos personas sin uno; y si retomamos el pensamiento principal, perderemos la capacidad de conectar el yo con el mundo. Si bien como arquitectos tenemos que representar una manifestación del espacio y tiempo, a lo largo de nuestra carrera estudiantil aprendemos a proyectar casa, ideas, funciones; pero no hogares.

Un ejemplo un tanto controversial es la casa Farnsworth de Mies, halagada y usada como referente por muchos; pero siendo muy criticada por su propietaria. La clienta de Mies no encontró satisfactoria a la casa que Mies había diseñado como una de las mas importantes, quejas que llegaron a un juicio. En el papel de arquitectos buscamos un entorno muy articulado, mientras que como usuarios preferimos algo mas ambiguo y menos coherente.

¿Entonces una vivienda tiene que ser proyectada por un arquitecto? O ¿por quién?

Si bien la idea arquitectónica es algo que manejamos muy bien, la vivienda también tiene una noción sociológica y psicológica que tendremos que aprender a descifrar. Como un caso contrario a Mies, la villa Mairea de Alvar Aalto nace de una amistad del arquitecto, con una relación establecida antes, la villa moderna y elegante entiende a la perfección las necesidades emocionales de su propietaria. Es una vivienda de la cual sus usuarios

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