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Hamlet, Fedra Y Tartuffo


Enviado por   •  23 de Octubre de 2013  •  2.894 Palabras (12 Páginas)  •  548 Visitas

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1.-Según Hauser, el movimiento manierista se gesta en medio de un proceso de transformación paradigmática europea, es decir, este movimiento artístico y cultural corresponde a un alejamiento progresivo de la mentalidad renacentista para ser la puerta de entrada al movimiento barroco.

En este sentido el manierismo responde a una serie de quiebres en lo que al mundo, las reglas y las obras artísticas renacentistas se refiere. Este proceso de cambio se evidencia en “la agudización subjetiva de sus formas”. Claramente Shakespeare posee un estilo una forma de escritura que genera un cambio sustancial en la forma de ver y entender el teatro en la época Isabelina. En primer lugar porque el autor de Romeo y Julieta es un individuo capaz de visualizar el contexto en que se encuentra inmerso y vislumbrar los cambios que se generaran en el fututo por tanto es dueño es capaz de relacionar la tradición renacentista con la innovación por medio de la inteligencia, como bien propone Hauser en su texto: “El manierismo es en este sentido la primera orientación estilística moderna, la primera que está ligada a un problema cultural y que estima que la relación entre la tradición y la innovación es tema que ha de resolverse por medio de la inteligencia” 11

En este sentido se desprende otro aspecto central del manierismo presente en Hamlet, que es la dirección y para qué sector social se escribían estas obras: El manierismo es el estilo artístico de un estrato cultural esencialmente internacional y de espíritu aristocratico”15 Evidentemente las obras de Shakespeare intentaban dar cuenta al espectador mucho más que un argumento burdo y un espectáculo sanguinario, en realidad Hamlet esta demostrando en todo su argumento las profundas falencias de un movimiento cultural, de una sociedad, de una monarquía, que se está apagando, que va decayendo. “Hamlet: Por mi vida, Horacio, lo vengo observando durante estos tres últimos años: nuestro siglo se va afinando de tal modo, que ya la planta del villano se acerca lo bastante para desollar lo talones del señor”. (133)

Desde esta perspectiva Hamlet implanta una innovadora forma de distribuir los actos y las escenas poniendo como piedra angular de su obra no el fin sanguinario y vengativo, sino motivos como la duda. Como plantea Hauser: “El manierismo comienza por disolver la estructura renacentista del espacio y descomponer la escena, que se representa en distintas partes espaciales (…) En una, el principio de la economía; en otra el despilfarro del espacio.13

En este sentido Hamlet, como personaje principal de la obra de Shakespeare es quién encarna la duda y la disolución de la unidad espacial. El argumento central de la obra necesitaba de un héroe trágico que vengara la muerte de su padre asesinado por Claudio el tío de Hamlet, sin embargo el héroe duda, se individualiza, se humaniza siente temor ante la muerte y lo desconocido de ella, averigua mediante una representación teatral si la sombra de su padre está en lo correcto cuando pide venganza. Ello se visualiza claramente en el monologo más representativo de la obra:

¡Ser o no ser, la alternativa es esa! (…) Morir; dormir. ¿Dormir? ¡Soñar acaso! ¡Ah!, la rémora es esa; pues qué sueños podrán ser lo que acaso sobrevengan en el dormir profundo de la muerte, ya de mortal envuelta despojados, suspende la razón: Ahí el motivo que la desgracia da tan larga vida. (71)

En la misma sintonía aparece el motivo de la apariencia ello se evidencia en la falsa locura de Hamlet, que como se puede intuir es una locura bastante peculiar ya que demuestra bastante coherencia en sus dichos: .-Hamlet: Es cierto: bufonadas son. Pero ¿qué ha de hacer uno sino estar alegre? Porque mirad: ¡qué contenta está mi madre, y mi padre murió hace solo dos horas! 80

Hamlet literalmente se hace el loco con el objeto de desentrañar la verdad y finalmente obrar con juicio ante un escenario familiar que le parece está desprovisto de razón.

Otra de las características del manierismo es la contraposición de los personajes, es decir, cada personaje posee un espejo, un doble quién realiza acciones o contiene elementos que le faltan o le sobra a su otro reflejo, ejemplo de ello es Claudio con Hamlet en ellos se visualizan dos pole opuestos, por una parte El nuevo Rey mediante sus actos demuestra certeza y acción mientras que por otra parte el príncipe de Dinamarca esta consumido en dudas y desequilibrios. Otro caso distinto es el de Gertrudis con Ofelia, mientras que la Reina es capaz de sobreponerse a la muerte de su marido y de comprender, aunque tardíamente, las acciones de Hamlet y de Claudio, Ofelia no resiste la falsa locura de Hamlet y el asesinato de su padre, por lo que verdaderamente enloquece y busca la muerte.

También destacamos el personaje de Horacio quien representa en primeramente el anuncio de una desgracia y luego es el encargado de contarla en la posteridad, Horacio es en ese sentido una extensión de Hamlet, es la representación de la verdad en el arte del poeta. En el ámbito político Fortimbrás aparece como un gobernante que le hubiese gustado interpretar Hamlet y finalmente la valentía, el arrojo, la rabia y la demostración en Laertes encienden en Hamlet las ganas de imitarlo, las ganas de ser como él.

Por último Hamlet demuestra rasgos de humanidad ello se refleja en la disolución del objetivismo renacentista y la acentuación del punto de vista personal del artista y la experiencia personal del espectador 17, Hamlet es una obra difícil de delimitar ya que contiene variadas interpretaciones, al igual que el concepto de manierismo, sin embargo no podemos pasar por alto el quiebre que esta significa para el movimiento cultural renacentista y el cambio paradigmático que se ve reflejado en la crisis y la duda del ser o no ser.

2.- Bénichou, desde la primera página del capítulo dedicado a Racine descubre la función didáctica en la obra de Racine: “La tragedia, tal como se había reconstituido en Francia en la primera mitad del siglo XVII, buscaba ante todo producir en el público el ímpetu de admiración moral” (154)

La tragedia conocida antes de que entrara a escena Racine se caracterizaba por explotar un amor caballeresco envuelto en los ideales de la sumisión femenina y de la fidelidad abnegada, un amor que no permite pasión posesiva. Las obras del autor en cuestión rompen o revolucionan esta forma amatoria expuesta en la tragedia hasta ese entonces, introduciendo un amor violento contrario a los ideales caballerescos.

Esta revolución en el tratamiento y función de la tragedia trajo consigo un cambio en la sicología de los personajes, en este sentido el sistema que empleó Racine en la implementación

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