Hay Alternativas
Loptor11 de Marzo de 2013
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Resumen del libro “Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España”, de Vicenç Navarro, Juan Torres López y Alberto Garzón Espinosa, ATTAC-Sequitur, Madrid, 2011.
I – Las causas de la crisis mundial
Para proponer soluciones, necesitamos un buen diagnóstico de la situación. En el caso español, y en común con otros países, los males son: muy alto nivel de paro, hundimiento de sectores enteros de la econmía, quiebra de muchísimas empresas y consecuente alto nivel de endeudamiento público. ¿Y las causas?
La gran recesión
La causa inmediata fue la difusión por bancos estadounidenses de productos financieros, derivados del mercado hipotecario, que resultaban ser basura. Ante el riesgo de quiebra de los banqueros e inversores que los habían adquirido, los bancos dejaron de conceder créditos, lo que bloqueó a empresas y consumidores, dando lugar a una gran caída de la actividad económica. Los gobiernos inyectaron miles de millones a la banca, pero sólo se consiguieron ligeros frenazos o alivios.
Al disminuir la actividad económica, se redujeron fuertemente los ingresos de los Estados, a la vez que aumentaban sus gastos; por tanto, se dispararon el déficir¡t y la deuda pública. La banca entonces, a cambio de subvenir esas necesidades de financiación, exigieron reformas en la línea de recortar el gasto social y los salarios, para que el dinero público fluyera hacia ellos. Pero la consecuencia es que al haber menos capacidad de compra por parte de los ciudadanos, más empresas se vienen abajo.
La mentira de los “brotes verdes”
Al no modificarse las reglas del juego que dieron lugar a la crisis, no hay visos de cambio; no hay tales “brotes verdes”. Por el contrario, en muchoa países la situación empeora al incrementarse los niveles de deuda.
Causas superficiales y causas de fondo de la crisis
Además de las causas inmediatas, el comportamiento irresponsable de la banca, hay unas causas de fondo, que explican también el problema de la deuda privada: el descenso de la capacidad adquisitiva de la población, provocada por las políticas neoliberales de Reagan y Thatcher, y en Europa de las normas impuestas para la implantación del euro.
La debacle financiera
En la década de los noventa, la masa salarial seguía disminuyendo en los Estados Unidos. Ante la falta de demanda, las autoridades iniciaron una política de tipos de interés bajo, especialmente hipotecarios. Muchas familias se endeudaron en la compra de viviendas, iniciándose así una situación de burbuja (aquella en la que los compradores creen que los precios de los productos van a subir indefinidamente).
La estafa de las hipotecas basura
En un círculo de avaricia, los bancos empezaron a prestar a quienes no era esperable que pudieran pagar (NINJAs), generándose así hipotecas subprime, más arriesgadas, pero también de tipos más altos.
La banca necesitaba más dinero para poder seguir con esta política, y para ello diseña la titulización, que agrupa y convierte en negociables productos que no lo eran. Al colocar estos títulos, obtiene liquidez, y ellos pasan a grandes financieras. Para disimular el riesgo de estos activos, se hacen paquetes en los que se incluyen deudas hipotecarias razonables con subprimes. Como esto era ya prácticamente una estafa, lograron de los gobiernos el relajamiento de la supervisión, y sobre todo recurrieron a las agencias de calificación, que calificaron sus productos como de alta calidad.
El derrumbe
Los bancos obtenían así espectaculares beneficios. Pero al empezar a subir los tipos de interés, el mercado inmobiliario se derrumbó, generando paro y dando lugar a que se dejaran de pagar muchas hipotecas. La cartera inmobiliaria de los bancos perdía valor, mientras que sus deudas seguían allí. Empezó a haber pérdidas multimillonarias y quiebras y, como los productos titularizados los habían difundido por todo el mundo, la crisis era global.
La crisis de la economía global y sus daños colaterales
Los bancos empezaron a dejar de prestarse entre ellos por desconfianza y por no tener suficiente capital, restringiendo también el crédito a empresas y consumidores. Así que de la crisis hipotecaria estadounidense se pasó a la financiera global, y de ésta a una crisis general de la actividad económica real.
Mientras, los capitales especulativos, que ya no confiaban en el mercado inmobiliario, se desplazaron al petróleo y a los productos alimenticios, originando fuertes subidas de precios en estos sectores.
Las causas profundas de la crisis
¿Cómo ha podido suceder todo esto?, ¿cómo se ha permitido que tanto dinero pasara a la especulación?, ¿cómo que lo bancos engañaran a tantos inversores sin que intervinieran los supervisores?, ¿cómo se ha dedicado tanto a salvar a los bancos sin apoyar a las empresas de la economía real? Hay hechos previos muy importantes:
El tremendo poder que han ganado las finanzas sobre las autoridades públicas en las últimas décadas; las medidas económicas, políticas y culturales destinadas a favorecerlas; y el papel de la desigualdad.
La financiarización de las economías y el papel de los bancos
En el campo político, en los años 80 llegan al poder los gobiernos neoliberales de Reagan y Thatcher. En lo financiero, hay una gran sobreproducción, que supuso un descenso de la rentabilidad de la economía productiva. Los bancos fomentaron el crédito, para colocar los excesos de capital. Coincidentemente, la revolución tecnológica abarató los costes e hizo prácticamente instantáneas las operaciones financieras.
Los financieros obtuvieron del poder reformas legales que garantizaron la total libertad del movimiento de capitales y el descontrol. En esto tuvieron un importante papel los paraísos fiscales.
Pero, a mayor rentabilidad, mayor riesgo. Esto ha hecho que se hayan sucedido una gran cantidad de pequeñas crisis. Las empresas pedían menos créditos a los bancos y recurrían al mercado de capitales (acciones, bonos). Y los bancos desplazaron su negocio desde la economía real a las operaciones financieras y a las comisiones operativas.
El neoliberalismo
Ha habido una importante polarización de las rentas, incrementándose las del capital y reduciéndose las del trabajo. Esto supone una caída de la capacidad adquisitiva de la población, y un problema de escasa demanda, que empuja al capital de la limitada rentabilidad de la economía real a la financiera, donde los beneficios son mayores.
Esa polarización de las rentas es la consecuencia de políticas neoliberales de los gobiernos. De los cincuena a los setenta, los trabajadores habían mejorado su posición en el reparto de renta, partidos d eizquierdas, sindicatos y movimientos sociales eran potentes. La respuesta política neoliberal fue contundente y, a veces (América Latina), sanguinaria.
El cambio de modelo productivo se expresaba en: la aplicación de nuevas tecnologías de la información que demandaban una fuerza de trabajo más escasa y barata; una política macroeconómica centrada en la lucha contra la inflación, mediante altos tipos de interés y recortes salariales; y un conjunto de nuevos valores sociales que fomentaban el individualismo y la fragmentación social.
El neoliberalismo impuso estas políticas, logrando un cambio en el orden económico y en el social.
La desigual distribución de las rentas y la crisis
Estas políticas produjeron grandes cambios mediante un doble proceso: la pérdida de las ganancias obtenibles en el mercado de bienes y servicios, dada la disminución de rentas salariales y la potenciación del ahorro y, por tanto, de la inversión.
La desigualdad en la distribución de las rentas entre trabajo y capital es la principal fuente de la especulación financiera y del riesgo asociado a ella. La deriva del capital hacia el mundo financiero debilita la eocnomía real y genera inestabilidad, ya que se basa en una continua asunción de riesgos y crisis. Una extenuante inestabilidad sistémica.
Un capitalismo tóxico
El dinero ya no es un instrumento para la producción, sino un fin en sí mismo y una fuente poder. Y esto no es el resultado únicamente de movimientos económicos, sino también de las relaciones de poder y de la concentración de los medios de comunicación y su dependencia de grandes grupos económicos.
II – Las singularidades de la crisis española
Aunque la crisis española deriva indudablemente de la crisis financiera internacional, se dan condiciones previas muy singulares, que nos dan un perfil distinto y una intensidad de la crisis más grave.
Las coincidencias y nuestras particularidades
En los últimos treinta años, se han dado las mismas transformaciones estructurales y las mismas recetas neoliberales. También aquí ha habido un crecimiento excesivo de la actividad financiera, con tres particularidades: una impresionante burbuja inmobiliaria, un importante endeudamiento previo con insuficiencia de ahorro nacional, y una supervisión diferente (¿?) de las instituciones financieras, debida a importantes crisis anteriores.
La herencia del franquismo en nuestra economía
Debilidad de las clases trabajadoras
La presión de las clases trabajadoras entre 1974 y 1978 consiguieron tumbar la dictadura, pero no una ruptura del régimen; las derechas, poco demócratas, conservaron fuertes dosis de poder.
Desmesurada influencia política de los grandes grupos empresariales y financieros
Los mecanismos de protección de los que disfrutaban bajo el franquismo se han mantenido en
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