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Justicia Alternativa

clei4908 de Noviembre de 2012

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Justicia Restaurativa en la Vida Cotidiana: Más Allá del Ritual Formal

Ted Wachtel, President, International Institute for Restorative Practices, Bethlehem, Pennsylvania, USA

Posted 1999-02-18

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Documento presentado en la Conferencia “Reconfigurando las Instituciones Australianas: Justicia Restaurativa y Sociedad Civil,” The Australian National University, Canberra, Febrero 16-18, 1999

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El castigo, como respuesta al delito y otras formas existentes de mal comportamiento, es la práctica prevaleciente, tanto en los sistemas de justicia penal, así como en la mayoría de las sociedades modernas. El castigo normalmente se ve como la respuesta más apropiada al delito y al mal comportamiento en las escuelas, familias y lugares de trabajo. Aquellos que no castigan a ni–os traviesos y jóvenes, y adultos que se portan mal, son etiquetados como “permisivos”.

Figura 1. Espectro Punitivo-Permisivo

El espectro punitivo-permisivo (Figura 1) muestra la perspectiva popular actual, con respecto al castigo y la disciplina, pero ofrece una visión sumamente limitada y con escasas opciones para castigar o no. En este caso la única variable existente es la severidad del castigo, así como el valor de la multa o la duración de la sentencia. No obstante, podemos obtener una solución más útil de la disciplina social, cuando observamos la interacción entre dos variables de carácter positivo como lo es el control y el apoyo.

Definimos “control” como disciplina o aplicación de límites, y “apoyo” como la capacidad de animar o nutrir. Ahora, habiendo definido estos términos podemos combinar niveles altos o bajos de control con niveles altos o bajos de apoyo para identificar cuatro abordajes generales de disciplina social: negligente, permisivo, punitivo (o retributivo) y restaurativo.[1]

Incluimos el espectro tradicional punitivo-permisivo dentro de este marco más comprensivo. El abordaje permisivo (área hacia abajo y a la derecha de la Figura 2) está compuesto de bajo control y alto apoyo, es decir, una carencia de establecer límites y una abundancia de apoyo. Al contrario del abordaje permisivo (área hacia arriba y a la izquierda de la Figura 2) también se encuentra el abordaje punitivo (o retributivo) que es alto en control y bajo en apoyo. Lamentablemente, las escuelas, los tribunales de los Estados Unidos y otros países se han dado a la tarea, de promover cada vez mas el abordaje punitivo, suspendiendo o expulsando a los estudiantes y enviando ciudadanos a las prisiones mas que antes. El tercer abordaje, definido como negligente, (área hacia abajo y a la izquierda de la Figura 2) se produce cuando se presenta la ausencia, en el establecimiento de los limites y de la tutela

La cuarta posibilidad es la restaurativa (área hacia arriba y a la derecha de la Figura 2), que es el abordaje a la disciplina social que nos reúne a todos en esta conferencia. Usando tanto un alto nivel de control como de apoyo, el abordaje restaurativo confronta y desaprueba el mal comportamiento mientras que apoya y valoriza el valor intrínseco del sujeto.

Al usar la palabra “control” estamos promoviendo un alto control del mal comportamiento, no el control de seres humanos en general. Nuestra meta en última instancia es la libertad del tipo de control que delincuentes imponen sobre los demás.

Figura 2. Ventana de la Disciplina Social

Esta ventana de la disciplina social puede ser usada para representar los estilos de disciplina de padres a hijos. Por ejemplo, hay padres negligentes que están ausentes o son abusivos y padres permisivos que son ineficaces o que lo permiten todo. El término “autoritario” se ha usado para describir al padre que castiga, mientras que el padre que es restaurativo se le ha llamado “autoritativo” [2] Es más, podemos aplicar los términos de John Braithwaite a la ventana” respuestas “estigmatizantes” al mal comportamiento son punitivos mientras que las respuestas “reintegrativas” son restaurativas. [3]

Algunas palabras claves – NO, PARA, CONTRA y CON – han ayudado a clarificar estos abordajes para nuestro personal en las escuelas y hogares de grupo de la Community Service Foundation. Si fuéramos negligentes con los jóvenes perturbados en los programas, NO haríamos nada en respuesta a su conducta inapropiada. Si fuéramos permisivos, no haríamos nada PARA ellos y esperaríamos poco de ellos. Si fuéramos punitivos, responderíamos haciendo algo CONTRA ellos. Pero al responder de una forma restaurativa, hacemos cosas CON ellos y los involucramos en el proceso. Un elemento crítico del abordaje restaurativo es que, donde sea posible, el “CON” incluye a víctimas, familia, amigos y la comunidad, es decir, aquellos que han sido afectados por el comportamiento del victimario.

Aunque el abordaje restaurativo a la disciplina social amplía nuestras opciones más allá del espectro tradicional punitivo-permisivo, la implementación de la justicia restaurativa hasta la fecha se ha visto muy restringida. Nuestro concepto de la justicia restaurativa está confinado a solo algunos programas como proyectos de servicio comunitario dise–ados para reintegrar a victimarios y rituales formales como la mediación víctima-victimario, círculos de sentencia y reuniones restaurativas.

John Braithwaite, en su presentación a la Primera Conferencia Norte Americana sobre Reuniones Restaurativas, declaró que “la justicia restaurativa nunca se tornará una corriente principal alternativa a la justicia retributiva al menos de que programas de desarrollo e investigación muestren que tienen la capacidad para reducir el delito.”[4] Si eso es cierto, entonces temo que la justicia restaurativa está condenada a un rol periférico a los márgenes de la justicia penal y de los sistemas de disciplina de las escuelas. Tenemos toda clase de evidencia de que víctimas, victimarios y sus respectivos apoyadores encuentran las dinámicas de la justicia restaurativa satisfactorias y Justas, pero aún tenemos que demostrar de forma conclusiva que cualquier dinámica de la justicia restaurativa reduce los índices de reincidencia o previene el delito de alguna forma.

A pesar de apoyar las reuniones restaurativas, sería crédulo de mi parte pensar que un solo tipo de intervención restaurativo puede cambiar el comportamiento y el pensar de delincuentes y de jóvenes de alto riesgo que participan en los programas de terapia, educación y residenciales de nuestra agencia. Sin embargo, tenemos la experiencia de cambios positivo significativos en el comportamiento por parte de estos jóvenes cuando participan en nuestros programas. Esto es porque, como dijo Terry O’Connell (el policía que desarrollo los modelos con manual para reuniones restaurativas), cuando visitó una de nuestras escuelas en 1995,”Ustedes están implementando una reunión restaurativa todo el día.” Me ha tomado varios a–os para apreciar completamente este comentario. Aunque nunca usamos el término justicia restaurativa”, ahora reconocemos que hemos creado un ambiente caracterizado por el uso cotidiano de una amplia gama de prácticas formales e informales de la justicia restaurativa.

Figura 3. Espectro de Prácticas Restaurativas

El término “práctica restaurativa” incluye toda respuesta al mal comportamiento que recae dentro de parámetros definidos por nuestra ventana de disciplina social como tanto apoyador y establecedor de límites. Una vez que examinemos posibilidades, vemos que son virtualmente ilimitados. Para ilustrar, ofrecemos ejemplos cotidianos en nuestras escuelas y hogares de grupo y las colocamos junto con prácticas restaurativas en el espectro (Figura 3). Moviéndonos de izquierda a derecha del espectro, las intervenciones restaurativas se tornan más formales involucrando más personas, más planificación, más tiempo, son más completas en responder al delito, más estructuradas, y debido a todos esos factores, pueden tener mayor impacto sobre el victimario.

En el extremo izquierdo del espectro hay una respuesta simple afectiva en donde la persona que ha sufrido el mal informa al victimario como se siente sobre el incidente. Por ejemplo, uno de nuestros miembros de personal puede decir, “Jason, realmente heriste mis sentimientos cuando actuaste de esa forma. Y me sorprende, porque no creo que quieras herir a ninguna persona.” Y eso es todo lo que se dice. Si un comportamiento similar acontece, podemos repetir la respuesta o intentar una intervención restaurativa diferente, talvez preguntar, “Como crees que se sintió Mark cuando hiciste eso?” y después esperar pacientemente por una respuesta.

En medio del espectro hay una peque–a reunión que sucede sin planear. Estaba con nuestro director del programa residencial hace algunas semanas, esperando el fallo de una corte sobre colocar a un joven de 14 a–os en unos de nuestros hogares de grupo. Su abuela nos dijo como en vísperas de la Navidad, hace algunos días, había ido a la casa de un primo sin pedir permiso y sin dejarle saber lo que hacía. No regresó sino hasta la siguiente ma–ana, apenas a tiempo para poder tomar el auto bus a la casa de su hermana para celebrar la cena navide–a. El director consiguió que la abuela hablara sobre como aquel incidente la había afectado y como se había preocupado por su nieto. El joven se sorprendió de cuan profundamente había afectado su comportamiento a su abuela. Le pidió perdón inmediatamente.

Cerca del extremo derecho del espectro hay un proceso formal de grupo más grande pero sin ser una reunión

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