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Hombres necios que acusáis.


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2016  •  Tareas  •  2.411 Palabras (10 Páginas)  •  887 Visitas

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Hombres necios que acusáis

[Poema - Texto completo.]

Sor Juana Inés de la Cruz


Hombres necios que acusáis 
a la mujer sin razón, 
sin ver que sois
la ocasión 
de lo mismo que culpáis.

Si con ansia sin igual 
solicitáis su desdén, 
¿por qué queréis
que obren bien 
si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia 
y luego con gravedad  
decís que fue liviandad 
lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo 
de vuestro parecer loco 
al niño que po
ne el coco
y luego le tiene miedo.

Queréis con presunción necia
hallar a la que buscáis, 
para pretendida, Tais, 
y en la posesión, Lucrecia. 

¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo, 
él mis
mo empaña el espejo 
y siente que
no esté claro?

Con el favor y el desdén 
tenéis condición igual, 
quejándoos,
si os tratan mal,
burlándoos,
si os quieren bien.

Opinión ninguna gana,
pues la que más se recata, 
si
no os admite, es ingrata, 
y
si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis 
que con desigual nivel 
a una culpáis por cruel 
y a otra por fácil culpáis.

¿Pues cómo ha de estar templada 
la que vues
tro amor pretende, 
si la
que es ingrata ofende 
y la
que es fácil enfada?

Mas entre el enfado y pena 
que vuestro gusto refiere, 
bien haya la que
no os quiere 
y quejaos en hora buena.

Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas 
y después
de hacerlas malas 
las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido 
en una pasión errada: 
la que cae de rogada 
o el que ruega de caído?

¿O cuál es más de culpar, 
aunque cualquiera mal haga: 
la que peca por la paga  
o el que paga por pecar?

¿Pues para qué os espantáis
de la culpa que tenéis? 
Queredlas cual las hacéis 
o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar 
y después con más razón
acusaréis la afición 
de la
que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo 
que lidia vues
tra arrogancia, 
pues en prome
sa e instancia 
juntáis diablo, carne y mundo.

En este poema podemos decir que se reflejan los dos encabalgamientos que están en los versos (segundo y cuarto), también que se trata de una rima perfecta y que es una redondilla que está compuesta por diecisiete estrofas de cuatro versos octosílabos cada una.

En lo que vienen siendo las figuras literarias, existe una repetición de la “s” y varias palabras entre los versos pero cambiando el orden de sus términos; por ejemplo: la que peca por la paga/o el que paga por pecar. En esta, el apóstrofe hace una pregunta dirigida con pasión a los hombres que hostigan el arranque amoroso femenino: ¿por qué queréis que obren bien/si la incitáis al mal? o bien, una pregunta formulada de forma poética para, referirse a la forma en que los hombres piensan sobre las mujeres¿cuál mayor culpa ha tenido/en una pasión errada:/la  que cae de rogada,/o el que ruega de caído? Son seis preguntas de este tipo, de las cuales cuatro están formando la estrofa. Esta característica es de mucha importancia, en ella se deja ver la hipocresía seductora de los hombres, desde lo moral.

El poema no es más que una opinión completa acerca de la moral, de la razón y de la hipocresía del hombre seductor, de esos tiempos.

El poema, critica a los hombres que culpan a la mujer  por enamorarse sin darse cuenta de que la mitad de la culpa es de ellos. Los hombres, según el poema, toman a la mujer por fácil si se comportan de cierta forma, y la tratan cruel si no les corresponde.

Desde el inicio, podemos notar de lo que habla todo el poema. Se pone el hombre como el culpable, es decir, que el comportamiento de la mujer enamorada se debe a la forma de actuar de los hombres para con ella. Y es un problema que obedece a lo que tiene que ver con el corazón, desde un punto de vista moral. En el poema se hace ver una confusión de sentimientos entre lo que el hombre quiere que la mujer haga y lo que él cree que es correcto.Como menciona en el poema: Y después de hacerlas malas/las queréis hallar muy buenas. Y por medio de la antítesis, se puede notar la forma extraña de pensar del hombre: se niega al rechazo de la mujer que corteja, pero la culpa porque acepta a sus deseos:

Combatís su resistencia

Y luego, con gravedad,

Decís que fue liviandad

Lo que hizo la diligencia.

El poema pone a los hombres en lo que viene siendo la ilógica. No están contentos  ni con un tipo de mujer ni con el otro, porque mientras  a una la culpan por fácil; a la otra, por cruel. Una culpa que, al final de cuentas, es compartida. La poeta no entiende cuál es el tipo de mujer que el hombre quiere:

¿Pues cómo ha de estar templada

La que vuestro amor pretende

Si la que es ingrata ofende

Y la que  es fácil enfada?

Y sin embargo, esto al final encuentra una solución poniéndolos a elegir: queredlas cual las hacéis/ o hacedlas cual las buscáis.

 Al final la moral es un valor que resalta en el poema misma que describe lo que es bueno y lo que es malo.

Sor Juana Inés de la Cruz no podía pasar por alto este valor, porque iba unido a su vida y a su trabajo. Sor Juana se expresa no solo con su voz, sino con el sentir de las mujeres del siglo XVII.

Lo anterior es la esencia de la redondilla: la pasión, que en esta composición lírica se funde con un toque de moral.

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