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Enviado por   •  11 de Febrero de 2014  •  9.224 Palabras (37 Páginas)  •  240 Visitas

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LA REVOLUCION MEXICANA Y LOS NUEVOS PROYECTOS EDCUCATIVOS DESPUES DE LA REVOLUCION MEXICANA

Tras la caída del régimen de Díaz, en la sucesiva lucha de fuerzas que tomaron el poder, poco se hizo en cuanto a políticas educativas. Tanto Madero como Huerta mantuvieron la estructura política, administrativa y organizacional del Estado, y por lo tanto, no impusieron un modelo de país. En ese trance, la educación quedo sin un rumbo fijo.

-La Revolución Mexicana había heredado del porfiriato a un número extremadamente alto de analfabetas, resultado de las políticas educativas del gobierno de Díaz y de sus antecesores con respecto de la instrucción pública. Los gobiernos de la Revolución se encargaron de llevar a cabo campañas para educar a obreros y a campesinos como un medio para transformar la estructura social del país, promover el desarrollo nacional y formar una clase trabajadora que sirviera de sostén al proyecto modernizador mexicano, todo lo cual tomó años y un gran esfuerzo para ser hecho realidad.

-La mayor parte de estas ideas tomaron cuerpo jurídico en el artículo tercero de la Constitución de 1917, el cual sufriría varias modificaciones para ajustar su contenido a la situación preponderante. Sin embargo, durante la administración de Carranza se consideró que la educación pública debía quedar a cargo de los municipios y se suprimió el Ministerio de Instrucción Pública. Esto generó más problemas de los que pretendía resolver. Al hacer la labor educativa una labor municipal, se pretendía que el poder que daba educación estuviera más cercano al fenómeno, al educando. Sin embargo, el que esto funcionara requería de una movilización de recursos que los municipios no tenían, y esto hizo insostenibles las escuelas, y por ello, se tuvieron que cerrar muchas de ellas.

-Una de las más importantes acciones que se llevó a cabo para reorganizar la educación en México fue la creación de la Secretaría de Educación Pública (SEP) en el régimen de Álvaro Obregón (qué había sido suprimida en el gobierno de Carranza). Su principal promotor fue José Vasconcelos (que antes había trabajado en la Universidad Nacional de México), quien se convirtió en su primer Secretario, la concibió como una forma de federalizar la educación, incorporándola al proyecto nacional obregonista de modernidad y estabilización. Vasconcelos imprimió a las campañas educativas un carácter de cruzada nacional, con grandes movilizaciones de masas y un gran presupuesto para impulsar la alfabetización. Su plan de trabajo se conoció como el “Plan de Once Años” que se refería a conducir en el proceso educativo al educando desde la primaria hasta la educación que hoy llamaríamos media-superior. Pero pese a que, como veremos, este plan no se llevó a cabo como fue planeado, sí dejó sentadas las bases para que la estructura educativa que hoy se tiene en el país fuera dándose así.

-Esta gran operación por la cultura nacional tenía varios aspectos, entre los que se contaban la educación indígena para asimilar a la población marginal; educación técnica que creara recursos humanos para el campo y la industria, educación rural para elevar el nivel de vida del campo mexicano y un sistema de creación de bibliotecas y edición de libros para popularizar la cultura. También se buscaba difundir la idea de una cultura nacional que sirviera para unir a los diferentes grupos sociales, separados en ese momento por los resultados de diez años de lucha. Después de tomar la Secretaría de Educación, Vasconcelos dijo en un discurso que “el destino llevaba a un filósofo a la magna tarea de educar a un pueblo”. La obra que inició Vasconcelos transformó la historia de la educación en México ya que los problemas de la educación interesaron gracias a su influjo a toda la vida nacional. Esto, reuniendo el sentido de la realidad con un idealismo que se remontaba hasta lo místico. Ante esto, escribió en De Robinson a Odiseo}

El México nuevo, emanado de la revolución social de 1910 enfrentaba una crisis severa; en el seno de la política existía un desorden y descontrol ocasionados por las pugnas y enfrentamientos suscitados entre los distintos actores que deseaban la imposición de sus ideales y el control de la gobernancia del país; las industrias eran escasas, la mayoría extranjera; el campo rural no producía; la falta de caminos y vías férreas (15 mil kilómetros en ese entonces) ayudaban en muy poco al comercio; la educación se hallaba sumergida en el estancamiento, la población alfabetizada no era mayor al 20% y no había un plan específico que atacara de manera sustancial los problemas educativos del México posrevolucionario. Las discusiones en el congreso constituyente de 1916-1917, se situaban en el marco del concepto del “laicismo” que debía establecer el art. 3º. Constitucional.

Estos litigios dirigidos hacia la participación de la iglesia católica, y la vieja y discutida contradicción de la “libertad de enseñanza” incluido en el proyecto de reforma presentado por Venustiano Carranza el 1 de diciembre de 1916, atrajeron las atenciones de los diputados que no centraron los debates en la construcción de un sistema educativo claro, que buscara contrarrestar la situación deplorable de la escuela mexicana.

Empero, una política mas estable y un gobierno mas firme en los años 20, permitieron que el sistema educativo mexicano realizara grandes esfuerzos para combatir los atrasos en materia de educación.

A medida que la sociedad se adelantaba en el camino de la civilización, las funciones de la iglesia y el gobierno se especializaban. De esta manera, la “educación laica” significó, al mismo tiempo, “educación ajena a toda religión” y “exigencia de cientificidad”, dando así, el término de “educación racional” que muchos congresistas y hombres letrados preferían.

El sello que se le confiere a la educación en la constitución de 1917, el cual estipula que debe ser “libre y laica”, queda libre de reformas hasta 1934, cuando la educación pública es definida como socialista. Este modelo educativo incorporado al SEM en el gobierno de Lázaro Cárdenas, subsistió pocos lustros, ya que en 1946, bajo el gobierno de Manuel Ávila Camacho y Jaime Torres Bodet en la Secretaría de Educación Pública proponen una nueva reforma constitucional que redefinió a la educación como “democrática” y “nacional” .

Estos dos modelos educativos, racionalista y socialista, aunque cortos en tiempo, significaron un gran impulso para tratar de lograr soslayar en parte el analfabetismo y la cobertura educativa, entre otras carencias de la escuela mexicana.

Por estas razones, es menester, hacer una comparación de los logros obtenidos, y un análisis de los rasgos y posturas

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