Integradora
natxomillan1 de Mayo de 2014
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Unidad: 2
Tema: 2.2. Pensamiento reflexivo y crítico
1
“¿Qué es pensar?”
Dewey, John (1989)
Cómo pensamos
Nueva exposición de la relación entre pensamiento y proceso educativo
México: Paidós. pp: 21-31
La mejor manera de pensar.
Nadie puede decirle a otra persona cómo debe pensar, del mismo modo que nadie debe
instruirlo en cómo ha de respirar o hacer que circule la sangre. No obstante, es posible
indicar y describir a grandes rasgos las distintas maneras en que los hombres piensan
realmente. Algunas de ellas son mejores que otras y se pueden enunciar las razones por las
cuales son mejores. Quien comprende cuáles son las mejores maneras de pensar y por qué
son mejores puede, si lo desea, modificar su propia manera de pensar para que resulte más
eficaz, es decir, para realizar mejor el trabajo que el pensamiento es capaz de realizar y que
otras operaciones mentales no pueden llevar a cabo con la misma eficacia. La mejor manera
de pensar que se examinará en este libro se denomina pensamiento reflexivo, es decir, el
tipo de pensamiento que consiste en darle vueltas a un tema en la cabeza y tomárselo en
serio con todas sus consecuencias. Antes de ocuparnos de este tema fundamental, sin
embargo, pasaremos brevemente revista a otros procesos mentales a los que a veces se da
el nombre de pensamiento.
La corriente de la conciencia.
Siempre que estamos despiertos, y a veces también cuando estamos dormidos, hay algo que
podemos decir que nos viene a la mente. Si ocurre cuando dormimos, a este tipo de
secuencias las llamamos soñar. Pero también experimentamos ensoñaciones,
ensimismamientos, construimos castillos en el aire y somos asaltados por corrientes
mentales aún más vanas y caóticas. A veces a esta incontrolada corriente de ideas que pasan
por nuestra mente, se le da el nombre de pensamiento. Es automático y no está regulado.
Más de un niño ha intentado detener el pensamiento, es decir, detener ese proceso de
estados mentales. Pero es inútil. Una parte de nuestra vigilia, mayor que la que casi todos
estaríamos dispuestos a admitir, la pasamos en este ocioso vagabundeo por escenas
mentales, recuerdos fortuitos, placenteras pero infundadas esperanzas, revoloteos
constantes e impresiones a medio desarrollar. De aquí que quien ofrece a penny for your
thougts*
no espera un arduo regateo en caso de que su oferta sea aceptada, sólo se
encontrará con lo que transita por la mente y lo que así pasa difícilmente deja tras de sí algo
que realmente valga la pena.
El pensamiento reflexivo es una cadena.
En este sentido, la gente simple y los necios piensan. Se cuenta la historia de un hombre, en
realidad poco inteligente, que, puesto que aspiraba a que lo eligiesen administrador
*
Frase con la que, en inglés, se pide a alguien que permanece en silencio y con aspecto meditabundo, que diga lo
que piensa. Literalmente significa “Un penique por tus pensamientos”. Unidad: 2
Tema: 2.2. Pensamiento reflexivo y crítico
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municipal de su ciudad en Nueva Inglaterra, se dirigió así a un grupo de vecinos: “He oído
decir que no creéis que yo sepa lo suficiente como para ocupar el cargo. Quiero que sepáis
que casi todo el tiempo estoy pensando en una u otra cosa”. Ahora bien, el pensamiento
reflexivo se asemeja a ese fortuito tránsito de cosas por la mente en el sentido de que
consiste en una sucesión de cosas acerca de las cuales se piensa, pero se diferencia de él en
que no basta la mera ocurrencia casual en una sucesión irregular de cualquier cosa. La
reflexión no implica tan sólo una secuencia de ideas, sino una con-secuencia, esto es, una
ordenación consecuencial en la que cada una de ellas determina la siguiente como su
resultado, mientras que cada resultado, a su vez, apunta y remite a las que le precedieron.
Los fragmentos sucesivos de un pensamiento reflexivo surgen unos de otros y se apoyan
mutuamente; no aparecen y desaparecen súbitamente en una masa confusa y alborotada.
Cada fase es un paso de algo hacia algo. En lenguaje técnico, es un término del
pensamiento. Cada término deja un residuo que es utilizado en el término siguiente. La
corriente o flujo se convierte en un tren o cadena. En todo pensamiento reflexivo hay
unidades definidas logradas entre sí, de modo que acaba produciéndose un movimiento
sostenido y dirigido hacia un fin común.
La usual restricción del pensamiento a lo que no se percibe directamente.
El segundo significado que se da a pensar limita esta actividad a las cosas que no se perciben
directamente a través de los sentidos, es decir, que no se ven, ni se oyen, ni se tocan, ni se
saborean, ni se huelen. Si a una persona que nos narra una historia le preguntamos si ha
visto cómo sucedía algún incidente en particular, es posible que nos responda: “No, sólo lo
pensé”. Encontramos aquí una nota de invención, algo bien distinto del fiel registro de la
observación. Lo más importante en este terreno son las sucesiones más o menos coherentes
de incidentes y episodios imaginativos, unidos sin rupturas de continuidad entre sí, que, por
tanto, están a medio camino entre las fugaces impresiones caleidoscópicas de la fantasía y
las consideraciones deliberadamente utilizadas para establecer una conclusión. Las
narraciones imaginativas que cuentan los niños abarcan todos los grados de coherencia
interna: algunas son caóticas; otras, articuladas. Cuando guardan conexión interna, tienen
la apariencia del pensamiento reflexivo; en realidad, normalmente tienen lugar en mentes de
capacidad lógica. Estas empresas imaginativas suelen preceder al pensamiento homogéneo y
le preparan el camino. En este sentido, un pensamiento o idea es una imagen mental de algo
que está presente en la realidad, y el hecho de pensar es la sucesión de tales imágenes.
El pensamiento reflexivo apunta a una conclusión.
Por el contrario, el pensamiento reflexivo tiene un propósito que trasciende la mera diversión
que procura la cadena de agradables invenciones e imágenes mentales. La cadena debe
conducir a algún sitio; ha de tender a una conclusión que se pueda enunciar al margen del
discurrir de imágenes. La narración acerca de un gigante puede satisfacer simplemente por sí
misma. Pero una conclusión reflexiva según la cual un gigante ha habitado la tierra en una
cierta época y en un determinado lugar, debe tener una justificación ajena a la cadena de
ideas si ha de ser una conclusión válida o sólida. Probablemente este elemento diferenciador
quede más claro en la expresión común: “Piénsatelo despacio”, que sugiere un embrollo que
ha de ser desenmarañado, algo oscuro que ha de aclararse mediante la aplicación del Unidad: 2
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pensamiento. Hay una meta que se debe conseguir, y esta meta impone una tarea que
controle la secuencia de ideas.
Pensar como sinónimo de creer.
Un tercer significado que se da al término pensamiento lo considera casi como un sinónimo
de creencia. Pienso que mañana hará más frío o pienso que Hungría es más grande que
Yugoslavia son equivalentes a creo tal o cual cosa. Cuando decimos “Los hombres pensaban
que la tierra era plana” nos referimos, sin lugar a dudas, a una creencia de nuestros
antepasados. Esta acepción de pensamiento es más restringida que las que hemos
mencionado antes. Una creencia se refiere a algo que la trasciende y que al mismo tiempo
certifica su valor; la creencia realiza una afirmación acerca de una cuestión de hecho, de un
principio o una ley. Significa que una situación fáctica particular o una ley se aceptan o se
rechazan, que se trata de algo que merece ser afirmado, o, al menos, contar con nuestro
consentimiento. No es necesario insistir en la importancia de la creencia. Abarca todas las
cuestiones acerca de las cuales no disponemos de un conocimiento seguro, pero en las que
confiamos lo suficiente como para actuar de acuerdo con ellas, y también cuestiones que
ahora aceptamos como indudablemente verdaderas, como conocimiento, pero que pueden
ser cuestionadas en el futuro, de la misma manera que ocurrió con lo que en el pasado se
tenía por conocimiento y hoy ha quedado relegado al limbo de la mera opinión o del error.
Concebido como idéntico a la creencia, no hay nada en el pensamiento que pueda revelar si
la creencia está bien fundada o no. Un hombre puede decir: “Creo que el mundo es esférico”.
Y cuando se le discute la idea puede no ser capaz de dar buena prueba de por qué piensa tal
cosa. Se trata de una idea que ha heredado de otros y que acepta porque es una idea
común,
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