LA CONDICION DOCENTE
DON111215 de Agosto de 2013
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CAPÍTULO II
El profesor como investigador y profesional
Propongo que exigir una enseñanza basada en la investigación es pedirnos a nosotros,
como profesores, que compartamos con nuestros alumnos o estudiantes nuestro
proceso de aprendizaje de la sabiduría que no poseemos, de manera que ellos puedan
poner en una perspectiva crítica el aprendizaje que nosotros confiamos en que es
nuestro.1
Lawrence STENHOUSE
Pedir a los profesores que realicen investigación requerirá dos condiciones esenciales. La primera
es que los profesionales deben comprender y poseer destrezas de investigación, que son las que
generan los datos del currículum; y la segunda es que los resultados deben informar a los profesores,
de manera que los impulsen a tomar medidas. La investigación del profesor se debe ver con la
consideración de parte significativa de un comportamiento profesional.
Este capítulo tiene tres objetivos: primero, analizar la escuela como el centro para la investigación
del currículum; segundo, ofrecer un fundamento que coloque al profesional práctico en el centro de
este nuevo rol de investigación y, por último, ampliar el debate sobre los criterios para una nueva
concepción de la enseñanza como profesión.
Una premisa importante de este libro es que el profesor tiene oportunidades, que a menudo no son
apreciadas, de realizar investigación-acción y de comenzar a basarse en su propio conocimiento
pedagógico-práctico y establecer una sólida teoría del currículum que se fundamente en la escuela. En
el núcleo de esta tesis está la idea de crear una asociación que vincule a los profesores con la
investigación en una nueva concepción de la profesión, de manera que se encuentre algún alivio para
los problemas de la enseñanza y el aprendizaje. La creación de este nuevo profesionalismo ampliado
requerirá el predominio de una nueva ética o actitud de trabajo que trate las ideas como ideas, es
decir, como corazonadas que vale la pena poner a prueba. No hay nada malo en las prácticas y
propuestas educativas innovadoras -por ejemplo, un currículum esencial, la enseñanza individualizada,
etc.- si se tratan como ideas valiosas y no como una morada celestial.
Dado que la investigación está más de acuerdo con una concepción de la enseñanza como
profesión, la segunda premisa es que el desarrollo del currículum y el conocimiento del currículum se
deberían basar en el estudio real de las aulas y otros entornos educativos. El conocimiento del
currículum se debe basar en el trabajo de los profesionales en ejercicio. No es suficiente con que -el
currículum se estudie; es preciso que lo estudien los profesionales. Demasiado a menudo se trata a
estos profesionales como objetos de estudio, los "investigados" por "investigadores" externos
(MCKERNAN, 1988b).
La retórica existente de la investigación educativa nos haría creer que la investigación es
indispensable para la práctica y muy valiosa para los profesionales. El autor cree que sólo una pequeña
parte de la investigación realizada en el currículum y la educación es importante para los
profesionales. La investigación educativa es una industria completa con su propio personal de
laboratorio, agencias de financiación y distribuidores de publicaciones. El resultado claro de esto es
que el ámbito para la toma de decisiones y la autonomía de los profesores está siendo erosionado
continuamente (APPLE, 1982) ante esta huida hacia la tecnologización de la enseñanza. Una manera
de quitarse de encima las cadenas de la industria de la investigación es que los profesores se
1 Lawrence STENHOUSE. "Research as a basis for teaching". Conferencia inaugural, Universidad de East Anglia, febrero de
1979. En L. STENHOUSE (1983) Authority, Education and Emancipation. Londres: Heinemann Educational Books, pág.
178.
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emancipen tomando el control del currículum y la política de investigación educativa. En la práctica,
esto equivale a que los profesionales incorporen a su trabajo la onerosa carga añadida de la
investigación del currículum y se escuche más su palabra sobre las cuestiones que los investigadores
educativos profesionales consideran importantes para la investigación. Es hora de que la investigación
sobre el currículum se devuelva a los profesionales.
La escuela como centro para la investigación: Hacia un nuevo profesionalismo
El argumento hasta aquí es que la comunidad escolar -que incluye no sólo a los profesores y a los
alumnos, sino también a los padres, los agentes de apoyo externos, los inspectores, los que trabajan en
investigación, etc.- se reúna para construir una nueva ética de trabajo y una tradición de elaboración
del currículum basada en la escuela. Esta concepción reconoce varios principios a priori:
1. Se requiere un profesionalismo y una actitud nuevos que imbuirán a los profesores de una
mentalidad de investigación, una perspectiva de investigación-acción que propone que los
profesores pueden descubrir lo que necesitan saber para resolver sus dificultades
particulares. Esta actitud de investigación del currículum se debe establecer
cuidadosamente en el nivel de formación del profesorado previo al ejercicio de la profesión.
Por medio de su trabajo inicial y del desempeño efectivo en el puesto y los proyectos de
colaboración en entornos reales de aula, los profesores conocerían la alegría y el placer
intelectual de trabajar sobre problemas reales.
2. Se debe reconocer de entrada lo poco que sabemos realmente sobre el currículum y la
teoría, lo mismo que sobre el aprendizaje y la enseñanza. Admitiendo nuestra falta de
conocimiento y comprensión, podríamos comenzar desde de una posición de fuerza, más
que de debilidad. Comprender que el currículum continúa planteando problemas es
reconocer el hecho de que los profesores experimentan estos problemas y deben asumir el
rol de resolverlos. Emprender una carrera en la enseñanza es saber que se es no sólo
profesor, sino a la vez investigador en los problemas de la enseñanza, resolviendo
problemas que han importunado actualmente y en el pasado a algunas de las mentes más
brillantes en educación; éste es un incentivo que muy pocos puestos profesionales ofrecen.
3. Tenemos que aprender a plantear preguntas que sean investigables, pues tiene poco sentido
hacer preguntas que no son vitales o no es posible someter a prueba. No existe sustituto
para la "prueba de la acción" definitiva.
4. El profesor-investigador debe estar bien equipado con destrezas para hacer investigación;
un objetivo importante de este libro es ése. Los cursos de formación del profesorado
basados en charlas y unas pocas horas semanales en las escuelas no son una preparación
suficiente para el trabajo en una escuela que haga del desarrollo y la investigación del
currículum prioridades máximas. Los profesores necesitarán una base sólida en
metodología de investigación reactiva y no reactiva y otras técnicas de investigaciónacción.
5. El horario escolar debe permitir suficiente tiempo para realizar investigación-acción. El
tiempo es quizá la limitación más identificable sobre la acción. No sólo deberían tener los
profesores tiempo para la planificación del currículum, sino también para una revisión de la
escuela entera y para trabajo de indagación. Igual que los especialistas que trabajan en la
universidad tienen derecho aun año sabático periódico para estudiar, investigar y escribir,
también los profesores deberían disfrutar de esta ventaja profesional, y tener que rendir
cuentas por el tiempo que pasan sin enseñar.
6. La escuela como centro para la investigación no apoyará la actual división artificial del
trabajo entre expertos externos en calidad de investigadores y profesores. La indagación del
currículum deben definirla los profesionales, y éstos deben poder comprometer a los
investigadores externos en la indagación sobre una base de igualdad. La investigación debe
estar controlada por los profesionales, ya que se basa en su trabajo.
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7. Se debe reconocer el problema del lenguaje en la investigación del currículum y se han de
hacer esfuerzos para liberar a ésta de los códigos lingüísticos especiales que sólo sirven
para promover los marcos de referencia de los científicos sociales. El lenguaje de la
investigación debe ser el lenguaje de los participantes. Los investigadores tienen que
ponerse de acuerdo en un lenguaje con el que comunicarse. Éste es un buen punto de
partida para un debate serio de la investigación-acción, ya que hay quienes utilizan la jerga
de la ciencia social crítica, los que se valen del argot científico, y los que usan el discurso
cotidiano práctico de la sala de profesores.
8. Las autoridades centrales de educación deben reconocer que el profesional práctico tiene un
papel importante en la tarea de formular la política del currículum. Los artífices de esta
política han estado influidos durante demasiado tiempo por los llamados expertos en la
disciplina de la educación y por el personal de la distante oficina
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