LITERATURA ACTIVIDAD INTEGRADORA
2000SJCMNReseña22 de Septiembre de 2016
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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEON
(ALERE FLAMMAM VERITATIS)
LITERATURA
ACTIVIDAD INTEGRADORA
INTEGRANTES:
NALLELI GUADALUPE ALCOCER VILLARREAL.
ÁLVARO ALEJANDRO SERRATO RENTERÍA.
JENNIFER ABIGAIL QUIROGA AGUILAR.
BRYAN ALBERTO MÁRTINEZ VICENCIO.
EUNICE CASTELLANOS BAUTISTA.
SERGIO JEAN CARLO MÉNDEZ NAVARRO.
GRUPO: 309
TERCER SEMESTRE
CIÉNEGA DE FLORES, NUEVO LEON, A 17 DE SEPTIEMBRE DE 2016.
“SAN MANUEL BUENO, MÁRTIR”
Esta es una novela titulada San Manuel Bueno, mártir que fue escrita por Miguel de Unamuno. La novela fue narrada por Ángela Carballino. La historia trata de un padre (párroco) de un pueblecillo de Valverde de Lucerna llamado don Manuel que prestan sus servicios a las personas que viven en el pueblo. Al comenzar la historia Ángela nos cuenta que tuvo un padre temporal que apenas conocía porque se había muerto cuando ella era muy pequeña.
Ángela a sus diez años entra a un Colegio de Religiosas de la ciudad catedralicia de Renada y luego nos describe a don Manuel como un hombre de treinta siete años, alto, de complexión delgada y decía que había en sus ojos una hondura azul como el lago de Valverde de Lucerna.
Al entrar al colegio conoció a niñas y decía que las monjas solo le preguntaban sobre el párroco don Manuel y le exclamaban de que suerte tenia de vivir tan cerca de un santo vivo, de carne y hueso y poderle besar la mano.
Ángela duro cinco años en ese colegio y a los quince años vuelve a su pueblo de Valverde de Lucerna, muy ansiosa de ver de nuevo a don Manuel.
Al llegar la noche de san Juan, Ángela nos dice que solían acudir a lago mujeres y pocos hombres que creen estar poseídos, endemoniados pero son sino histéricos y epilépticos, así que don Manuel hizo del lago una piscina que decía que los aliviaría y los curaría, al decir unas palabras a los enfermos sucedió un milagro y estos de curaron, con esto creció su fama y todos los enfermos iban al lago a curarse y don Manuel les proporcionaba ropa.
Ángela habla de un hombre llamado Blasillo “el bobo” que tendía a imitar a don Manuel. Cuando don Manuel da el Evangelio de las palabras de Jesucristo que decía: “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?” las personas se envuelven en una nube de lágrimas y luego Blasillo va por las calles repitiendo lo mismo que decía don Manuel.
La acción de don Manuel hizo que ninguna persona se atreviera a mentir ante él. Cuando un juez de una aldea vecina se da cuenta, le dice a don Manuel que haga que un bandido diga la verdad de su crimen para poderlo castigar, pero don Manuel le dice que él no le va a sacar la verdad a nadie que le lleve a la muerte, que allá entre el bandido y Dios, don Manuel con palabras muy sabias dijo: “al Cesar lo que es del Cesar, y a Dios lo que es de Dios”.
Don Manuel era un hombre que tenía un secreto que lo consumía por dentro, así que se mantenía ocupado para no poder pensar en eso y hacia trabajos manuales en las labores del pueblo, cortaba leña para pobres. Cuando se sacó el nogal pidió el tronco e hizo seis tablas que las guardo al pie de la cama.
Cuando Ángela llega a los veinticuatro años de edad su hermano Lázaro llega del Nuevo Mundo (América) con algunos ahorros y les dice que las quiere llevar a Ángela y a su mama a la ciudad, al negarse la mama a abandonar la aldea, Lázaro comienza a darse cuenta de las hazañas que hacia don Manuel y pensó que por eso la mama no se quería ir, pero al pasar el tiempo Lázaro ve el labor de don Manuel y acudió a escucharlo.
Al enfermar y morir la madre de Ángela, don Manuel le hace jurar a la Lázaro que todos los días rezaría por su madre, envuelto en lágrimas prometió que lo cumpliría, al llegar los últimos minutos de su madre ella le entrega el alma a Dios con un crucifijo en la mano.
Lázaro cumple su promesa y tiene más conversaciones con don Manuel, al pasar el tiempo Lázaro le revela a Ángela que don Manuel no cree en la otra vida, que don Manuel solo hace creer a las personas mientras él no lo hace, porque si él dice la verdad de su secreto solo lograría atormentar a la gente. Que de ahí nacía su santidad, que en el sacrificio que hacía por mantener a las personas con la ilusión y la felicidad, decía que era mejor hacerles que sueñen inmortales.
Con todo lo que le había dicho Lázaro a Ángela, ella queda en un mar de dudas hacia don Manuel.
Ángela temía a quedarse a solas con don Manuel, cuando ella se acerca con don Manuel a confesar estos se echan a llorar y él le decía que siga creyendo aunque él no lo haga que si tiene dudas que se las callase y no lo dijera ni a ella misma.
Durante un paseo don Manuel le explica a Lázaro que su padre había muerto a la edad de noventa años y que vivía con la tentación de suicidio, que él había heredado la misma tentación de suicidio, que su vida era un continuo escape del suicidio y dijo: “Sigamos Lázaro suicidándonos en nuestra obra y en nuestro pueblo y que sueñe este su vida como el lago sueña su cielo”.
Don Manuel se estaba debilitando, la voz le temblaba y le decía a Ángela que rezara por todos nosotros y que rece también por nuestro señor Jesucristo. Al llegar su casa no comprendía cual era nuestro pecado así que el párroco le respondió que ya lo había dicho un gran doctor de la Iglesia Católica Apostólica Española “el delito mayor del hombre es haber nacido” y que ese pecado solo se puede retirar con la muerte.
Antes de morir don Manuel mando a llamar a Ángela y a Lázaro a su casa, allí les dijo que cuidaran de su rebaño, les pide que lo entierren con las tablas que había tallado de ese viejo nogal, le dice a Lázaro que se quede acompañando al pueblo de Valverde de Lucerna para guiarlos al paraíso prometido y a Ángela le encarga que siga rezando por todos los que sigan soñando la vida eterna.
Nadie quería creer la muerte del párroco, al estar todos junto a su tumba Lázaro comenzó a escribir sus recuerdos agradeciendo a don Manuel por haberle dado fe y “por hacerlo un verdadero Lázaro resucitado”.
Lázaro y Ángela le ayuda al nuevo párroco a seguir los pasos de don Manuel, pero Lázaro se cada vez se sentía peor y pasaba horas a lado de la tumba de don Manuel. A Lázaro le llega una enfermedad que le arranca la vida y le dice a Ángela que rezara por él y por todos.
Ángela se queda sola ya con cincuenta años y toma conciencia de la vida, dice don Manuel convirtió a su hermano con un engaño, fingiendo ser creyente sin serlo y que don Manuel y su hermano en sus últimos minutos pudieron haber murto creyendo.
Ángela nos dice que cuando el obispo hace el proceso de santidad de don Manuel, le pide todo tipo de noticias y nos dice que ella nunca les revelo el terrible secreto del párroco.
“PEDRO Y JUAN”
Esta es una novela titulada “Pedro y Juan” que fue escrita por Guy de Maupassant. La novela nos habla sobre dos hermanos casi idénticos por lo que siempre estaban compitiendo para saber quién era mejor que el otro y cada vez más aumentaba la competencia, Pedro envidiaba mucho a Juan por los logros que conseguía por su inteligencia y bondad, su madre desde que ellos eran pequeños se daba cuenta de la rivalidad que había entre estos dos hermanos, el problema no termino ahí sino que ambos se interesaron en una mujer llamada madame Rosémilly, una mujer viuda y muy hermosa de veintitrés años cuyo hombre “capitán” había muerto en un naufragio, ella era muy bella, rubia, de ojos azules y una cabellera abundante y traviesa y con un estado económico muy bueno.
Un día Roland el padre invito a esa hermosa viuda de pesca junto con sus dos hijos y su esposa, la pesca no fue un éxito pero vieron un barco llamado “Normalía” por lo que se impresionaron al verlo y eso se convirtió de pronto en una aventura, por lo que el padre y sus dos hijos remaron lo más fuerte que podían para demostrar quién era el más fuerte y llegar al mismo tiempo a la Normalía aunque esto no fue posible, Pedro se cansaba muy rápido a pesar de que él tenía la ventaja de estar adelante, así que Juan tenía la oportunidad de impresionar a madame Rosémilly, pero Pedro no lo permitió y siguió remando aunque su alma estuviera fatigada, estuvieron andando hasta que por fin lo vieron era “El Normalía” por lo que Roland empezó con su clase de lo que se encontraba y lo que podía encontrar en ese lugar lleno de buques, las madame no lo escuchaban ni ponía atención, pues parecía que ellas preferían admirar ese gran océano con una hermosa vista, mientras que los que remaban “El Perla” lentamente hasta llegar al destino para ir de visita y dar un recorrido para terminar bien el día.
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