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LITERATURA DE FICCIÓN Y NO-FICCIÓN: DOS FORMAS CONJUNTAS DE CONSTRUIR LA MEMORIA COLECTIVA


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2012  •  1.169 Palabras (5 Páginas)  •  600 Visitas

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LITERATURA DE FICCIÓN Y NO-FICCIÓN:

DOS FORMAS CONJUNTAS DE CONSTRUIR LA MEMORIA COLECTIVA

“El deber de la memoria

se origina en la deuda contraída

con los que nos precedieron,

aquellos de los cuales somos herederos:

debemos a los que nos precedieron

una parte de lo que somos. ”

Ricoeur, P. (2004); La historia, la memoria, el olvido; FCE; México.

Aclararemos, primeramente, que cuando hablamos de “construir la memoria colectiva” nos referimos a la “memoria colectiva nacional” y, más específicamente, a los hechos sucedidos en el año 1976, y prolongados hasta 1983, en la Argentina. Durante este período se levantaron las fuerzas militares derrocando al gobierno nacional de entonces e instalando en su lugar un gobierno de facto, una terrible Dictadura. El mal llamado “Proceso de Reorganización Nacional” se realizó, como afirma Pilar Calveiro en su libro “Poder y desaparición”, con el acuerdo activo y unánime de las tres armas: la Marina (a cargo del almirante E. Massera), la Aeronáutica (a cargo del brigadier O. Agosti) y el Ejército (a cargo del R. Videla).

Los terribles hechos producidos en esta época, como la represión, la desaparición de personas, las torturas y matanzas, la aparición de los campos de concentración, las violaciones y palizas colectivas, fueron los horrores que tuvieron que soportar muchas personas inocentes por tener un pensamiento opuesto a las fuerzas miltares. Fueron sometidos tanto mujeres, como hombres y niños.

Unos de los mecanismos de represión fue la censura; estaban prohibidas bandas musicales como la de León Gieco, Litto Nebbia, Charly García y Nito Mestre. La represión cultural, afectó también a la literatura, eran comunes los ataques contra editoriales, depósitos y bibliotecas particulares en donde se secuestraba el material y quedaba en manos de las autoridades. Muchas veces el destino de estas obras era la incineración. Algunos de los libros censurados fueron: Gracias por el fuego de Mario Benedetti; Las venas abiertas de América Latina de Eduardo Galeano; Operación masacre de Rodolfo Walsh; Pedagogía del oprimido de Paulo Freire; El Principito de Antoine de Saint-Exupéry; entre otros.

Ahora bien si reflexionamos acerca de por qué la censura de tales libros, observando que hemos mencionado tanto libros de ficción como de no-ficción, podríamos pensar en el poder de la literatura en general de formar ideologías diferentes y de influir en las personas.

A partir de aquí es que pensamos en la literatura como un instrumento para la construcción de la memoria colectiva nacional, pues a través de aquella el pasado se hace presente para quienes no lo han vivido. Gracias al poder de la literatura se puede rememorar y reconstruir los hechos, dándole sentidos diferentes a los sucesos históricos de un país que hacen a la construcción histórica personal y colectiva de identidad de las personas. Es evidente que las desigualdades de memorias colectivas también pueden tener sus reflejos en textos literarios. Éstos pueden ser considerados como medios importantes para la construcción de memorias colectivas. Pero especialmente en el campo de luchas de memorias, textos literarios dotan de cualidades particulares, no solamente para establecer memorias e identidades colectivas dominantes, sino también para dar expresión y así construir identidades subversivas y minoritarias que desafían una cultura dominante y sus correspondientes versiones de memorias.

Es decir, en términos generales, los textos literarios disponen de posibilidades especiales para construir narraciones de valor cultural para un cierto grupo, para tematizar ficcionalmente lo que otros medio no suelen o no pueden tratar.

La no-ficción es un género literario al que muchos autores recurren a la hora de reconstruir memoria, fieles y comprometidos con la historia deben darle veracidad a lo escrito, las fuentes deben ser verdaderas. Es por esto que muchas veces se torna indiscutible que realmente contribuye a la construcción de tal proceso histórico. Podemos pensar que Todorov se refiere a la no-ficción cuando habla de la verdad-adecuación, verdad que aporta datos, información, especificidad, absteniéndose a los hechos, y adecuando la historia a la realidad.

Además, como escribe la Lic. Cúrtolo, para una nota en el diario Puntal, “La Literatura no-ficcional o testimonial, en cuanto Literatura, se aproxima a la perdurabilidad de las obras literarias y se aleja del periodismo en cuanto relato de hechos novedosos, actuales y por lo tanto, fugaces, poco perdurables en el tiempo. En cuanto Literatura puede representar lo no-dicho por otros discursos, lo ausente, producir sentidos insospechados y revelar verdades que estaban silenciadas. Y en cuanto Literatura, por medio del trabajo sobre la forma, busca seducir a un público, a un lector modelo, que se sienta interesado y que participe activamente en la interpretación de los hechos narrados.”

Ahora nos referiremos al género literario de ficción como otro elemento que, junto a la no-ficción, sirve para la reconstrucción de la memoria. Si bien hay quienes puedan preguntarse qué necesidad hay de valerse de la ficción para novelar algo de lo que ya se sabe todo, podríamos responder, retomando a Solienitsin, acerca de su función como sirvienta de la ideología.

Por otra parte, otros podrían afirmar que la ficción conduce a una interpretación errónea o tergiversada de una realidad histórica, pero, como afirma Geothe “La Novela es una epopeya subjetiva en la que el autor pide permiso para tratar el universo a su manera (…)”. Además, siguiendo a Saer podemos afirmar que “(…)la verdad no es necesariamente lo contrario de la ficción, y que cuando optamos por la práctica de la ficción no lo hacemos con el propósito turbio de tergiversar la verdad. ” y agrega, “no se escriben ficciones para eludir, por inmadurez o irresponsabilidad, los rigores que exige el tratamiento de la “verdad”, sino justamente para poner en evidencia el carácter complejo de la situación, carácter complejo del que el tratamiento limitado a lo verificable implica una reducción abusiva y un empobrecimiento. Al dar un salto hacia lo inverificable, la ficción multiplica al infinito las posibilidades de tratamiento.”

También, parafraseando a Todorov, decimos que la ficción se corresponde con una verdad-revelación que otorga el sentido a la historia.

De esta manera, entendemos que la literatura de no-ficción dispone los elementos necesarios para reconstruir los hechos de un proceso histórico social como fue la Dictadura Militar de 1976; mientras que la literatura de ficción contribuye a la construcción del sentido de aquellos hechos.

Es así como en “PODER Y DESAPARICION: los campos de concentración en Argentina” de Pilar Calveiro, nos muestran la terrorífica situación vivida por los secuestrados en los campos de concentración, disponiendo de datos testimoniales, e incluso estadísticos, que dan cuenta cómo fue vivido ese entonces.

Por su parte, obras como “DOS VECES JUNIO” de Martín Kohan, “LENGUA MADRE” Y “LA MUJER EN CUESTION” de María Teresa Andruetto, cuentan las vivencias, sentimientos, y pensamientos, de personajes particulares que reflejan el sentido del dolor, miedo, complicidad y sufrimiento de quienes vivieron la época del proceso. La ficción ofrece, entonces, la posibilidad de mirar la historia de una manera más brutal, y al desligar al texto de toda consideración moral, permite hablar de temas como la complicidad, que de otra manera, por ejemplo desde un testimonio, sería tratado de otra manera, quizá con repudio o temor.

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