La Invención Del Morel

Introducción:

En este informe, trataremos acerca de la presencia e influencia del deseo de inmortalidad tanto en la vida como en la novela que hemos trabajado en la materia Lengua y Literatura “La Invención de Morel” del escritor reconocido internacionalmente Adolfo Bioy Casares, quien fue nombrado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires en 1986.

El tema principal de nuestro trabajo es “La Inmortalidad: una utopía”. Al respecto incluiremos las definiciones de estas palabras, las cuales fueron extraídas de la Real Academia Española. Ésta última es definida como plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en momento de su formulación e Inmortalidad es considerada por la misma como algo que dura tiempo indefinido.

Durante este trabajo tomaremos como fuente bibliográfica: la revista “La Maga” del diario Clarin, ensayos, monografías, diversas páginas de Internet y la introducción de la novela “La Invención de Morel” de Ediciones Colihue.

Desarrollo:

Breve Biografía:

(Buenos Aires, 1914 - 1999) Escritor argentino, uno de los más destacados autores de la literatura fantástica universal. En 1929 escribió Prólogo, manuscrito que revisó y mandó a imprimir su padre. Su temprana vocación por las letras fue estimulada por su familia, y ya en 1933 publicó el volumen de cuentos Diecisiete disparos contra lo porvenir.

Pronto se vinculó culturalmente al círculo de la revista Sur; su amistad con Jorge Luis Borges sería decisiva en su carrera literaria. En 1932 conoció a Borges en casa de Victoria Ocampo, y también a su hermana Silvina Ocampo, quien se convirtió en su esposa en 1940. La estrecha amistad con Borges duró hasta la muerte de éste en 1986 y dio origen a una serie de obras escritas en colaboración y firmadas con los seudónimos de B. Suárez Lynch, H. Bustos Domecq, B. Lynch Davis y Gervasio Montenegro: Seis problemas para don Isidro Parodi(1942), Dos fantasías memorables (1946), Un modelo para la muerte (1946), Crónicas de Bustos Domecq (1967), Nuevos cuentos de Bustos Domecq (1977) y también a dos guiones cinematográficos, Los orilleros y El Paraíso de los creyentes ambos de 1955.

En 1940 La invención de Morel, su obra más famosa y un clásico de la literatura contemporánea. Narrada en primera persona y ambientada en una isla desierta, en la trama se entrecruzan el delirio, la pasión amorosa y la idea de inmortalidad.

Para entonces Bioy Casares había renegado de sus escritos anteriores, entre ellos las narraciones La estatua casera (1936) y Luis Greve, muerto (1937). En la fructífera década de 1940 publicó los volúmenes de relatos La trama celeste (1944), El perjurio de la nieve (1948) y Las vísperas de Fausto (1949), además de la novela Plan de evasión (1945). En colaboración con su mujer escribió la novela policíaca Los que aman, odian (1946); codirigió con Jorge Luis Borges la prestigiosa colección del género El Séptimo Círculo y los tres compaginaron la Antología de la literatura fantástica (1940).

En el decenio de los cincuenta publicó los cuentos de Historia prodigiosa (1956) y Guirnalda con amores (1959). El sueño de los héroes (1954).

La geografía del barrio porteño está inmersa en un clima alucinante que se encuentra en Diario de la guerra del cerdo (1969), sobre y en Dormir al sol (1973). Humor, ironía y parodia aparecen en los cuentos de El lado de la sombra (1962), El gran Serafín (1967) y El héroe de las mujeres (1978). Por otra parte, Breve diccionario del argentino exquisito (1971) es una observación sobre el lenguaje.

Obras posteriores de Bioy Casares son las novelas La aventura de un fotógrafo en La Plata (1985) y los cuentos de Historias desaforadas (1986) y Una muñeca rusa (1991). En la década de los noventa publicó la novela Un campeón desparejo (1993); los libros de recuerdos Memorias. Infancia, adolescencia y cómo se hace un escritor (1994) y De jardines ajenos (1997) y el volumen de cuentos Una magia modesta (1998).

Su obra narrativa le valió diversos galardones, como el Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores en 1975 y el Premio Cervantes en 1990. Se lo distinguió como Miembro de la Legión de Honor de Francia (1981) y Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires (1986).

La narrativa de Bioy Casares se caracteriza por un racionalismo calculado y por un anhelo de geometrizar sus composiciones literarias.

En general, en las novelas y los relatos de Bioy se cuestionan de modo obsesivo y recurrente los estatutos del orden espacial y temporal. Sus personajes se presentan atrapados por fantasmagóricas tramas, obligados a descifrar la compleja estructura de las percepciones, en las que las misteriosas combinaciones entre realidad y apariencia rigen sus existencias cotidianas.

La Inmortalidad: una utopía

La Inmortalidad fue para Adolfo Bioy Casares una meta inalcanzable e imposible de concretar durante sus ochenta y cuatro años de vida.

En el tiempo que vivió llevo adelante una vida llena de lujos con el deseo de ser eterno. El mismo escritor es quien lo dijo, a través de esta cita podemos afirmarlo:

…”No me gusta para nada la idea de morir. Si pudiera vivir 500 años aceptaría y pediría ¿no me pueden dar unos más?”… (Adolfo Bioy Casares).

La idea de alcanzar la inmortalidad a través de la literatura fue en Bioy Casares más que una perfecta creencia la posibilidad de lograr su deseo. Podemos decir que el autor que estamos trabajando lleva su necesidad de ser inmortal a la trama de la novela “La invención de Morel” desarrollando en el argumento unas máquinas que funcionaban por la fuerza de las mareas y producían la inmortalidad de los habitantes de una isla solitaria y desconocida, en la cual se alojaba el fugitivo. El escritor argentino logró transmitir sus ansias de la eternidad en sus libros. Esta cita

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