La Lectura
160597Informe24 de Agosto de 2015
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Parcial Domiciliario Informe: “La Lectura” |
Alumna:
Gómez, Valeria.
Profesora:
Correa, Nanci.
Instituto:
Hernando Arias de Saavedra.
Curso:
1er año en Profesorado de Matemáticas.
Materia:
Taller de Oralidad, Lectura y Escritura.
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Introducción…………………………………………………………………………...Pág. 4
La Lectura como estilo de vida……………………………………….Pág. 5
- Relaciones fortificantes: Autor-Texto-Lector…………………………Pág. 6
- Las influencias que marcan nuestro mundo de la lectura…………….Pág. 7
- El momento adecuado y el lugar ideal………………………………...Pág. 8
Conclusión…………………………………………………………………….Pág. 9
Bibliografía…………………………………………………………………….Pág. 10
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Siempre he tenido a la lectura como una gran compañera de esas horas de soledad en las que necesitaba de una palabra amiga, o al contrario, de esos momentos en los que me sentía tan exhausta y cansada que lo único que deseaba era olvidarme por un momento de la realidad y desvelarme en esas líneas fascinantes que nos regalan las novelas de amor de Horacio Quiroga o las de perseverancia de Paulo Coelho. Esas lecturas que te envuelven en un abismo mucho más allá de lo real y que al final, terminas por comprender que ese hábito se ha vuelto primordial en tu vida. Más allá de la importancia que llegó a tener la lectura en mí día a día, nunca me he propuesto buscar una definición para esa compañera tan amada, nunca me he preguntado ¿qué es realmente la lectura? ¿Qué es lo que lleva a una persona a adquirir ese hábito? ¿Cuáles son las cuestiones que influyen en esa decisión? ¿Qué puede tener de fascinante la lectura que le incentiva al lector a buscarla nuevamente cada día? Muchas son los elementos que influyen a la hora de establecer una verdadera relación entre el Autor-texto-lector, y que a la vez, lleva a que éste último se sienta identificado con ese determinado libro o escritor, tanto así que es lo que le motiva a una búsqueda diaria y continua de nuevas aventuras y horas de desvelos. Pero para ello, el lector debe haber pasado y adquirido la capacidad de llegar a la comprensión de lo que lee y a la vez, poder establecer relaciones y conexiones con otras lecturas previas. Lo que trataré de mostrar aquí, con este breve informe, es que la lectura no es simplemente recorrer con la vista lo escrito, sino un proceso mucho más complejo, rico y entretenido que eso, un hábito que se puede convertir, si lo permites, en una amiga primordial de esas largas noches de desvelos.
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“La lectura nos abre hacia otro lugar, donde nos decimos, donde elaboramos nuestra historia apoyándonos en fragmentos de relatos, en imágenes, en frases escritas por otros. Es algo que puede producirse a lo largo de toda la vida”[1]
Si tendría que haber algo primordial en nuestra vida, éste sería el acto de leer. Pero la lectura es un largo proceso, que requiere de todo nuestro esfuerzo y dedicación. No se trata solamente de leer un mensaje de texto que recibimos en nuestro celular, más bien del acto de sentarnos y entregarnos hacía ese conjunto de oraciones y términos aislados, darle sentido e interpretaciones, se trata de un hábito que tenemos que ir adq1uiriendo en nuestro día a día, de familiarizarnos con los libros, de poder adquirir la capacidad de la crítica hacía distintos autores y textos, y reconocer con cuál de ellos nos identificamos más, de abrirnos hacía una faz más profunda de lo que estamos acostumbrados, permitir que el texto nos demuestre que tiene algo mucho más importante que decirnos que solamente una unión de palabras y oraciones; la lectura, si la permitimos, puede ser una gran aliada y compañera, a través de ella podemos ver el mundo de una forma diferente, con otros ojos, desde otra perspectiva, ella nos prepara para la vida, enriquece nuestro lenguaje y nos facilita encontrar las palabras justas y claves que necesitamos a la hora de expresar nuestros sentimientos, dudas, opiniones, conocimientos; para Barthes “la lectura es ese texto que escribimos en nuestro propio interior cuando leemos”[2]. En eso justamente consiste la lectura, en ir interiorizando las palabras, relacionarlas, comprenderlas, en poder “sacarle todo el jugo” a cada oración, a cada frase.
En nuestra rutina del día a día, tenemos que dedicarle un tiempo a la lectura; Michele Petit en su informe nos cuenta cómo es el proceso de lectura de la personas de edades y condiciones variadas en Francia: “Había una lectura del día, “útil”, donde se leía para aprender, en la que el libro era el depositario del saber…Pero cuando caía la noche, llegaba el momento de otra lectura, discreta, secreta, para quebrantar reglas, que algunos llamaban la “verdadera” lectura”.[3]
Es de esa lectura la que tenemos que apropiarnos, de la “verdadera lectura”, llamada así justamente porque, luego de un gran esfuerzo, concentración y adquisición de saberes, era lo que les permite a las personas a encontrar deseos ocultos, escaparse y abrirse hacía lo lejano, adquirían un mayor conocimiento del mundo que los rodeaba y se descubrían a sí mismos.
María Teresa Andruetto hace la comparación de que, “así como los hombres y mujeres van al diccionario para saber acerca de la palabras y sus verdaderas definiciones; los lectores vamos a la ficción para comprendernos, ya que nos dice acerca de nosotros de un modo que aún no pueden decir las ciencias, ni las estadísticas”[4]. Para ella, lo que la lleva a descubrirse a sí misma es la lectura acerca de textos de ficción, ya que así no sólo tomamos conciencia de nuestra propia vida, sino que conocemos y percibimos otras vidas pasadas, que son las historias que ya están escritas.
Es esa lectura edificante, constructiva, nutritiva, la cual debemos edificarla como nuestro estilo de vida, que permita enriquecernos de saberes y conocimientos, pero a la vez que sea tan fascinante y entretenida que, como dice Barthes, “nos haga levantar la cabeza a causa de la gran afluencia de ideas, de excitaciones, de asociaciones que adquirimos de ella”[5].
Relaciones fortificantes: Autor-Texto-Lector:
“Un texto, tal como aparece en su superficie lingüística, representa una cadena de artificios expresivos que el destinatario debe actualizar”[6]
Umberto Eco habla aquí de que los textos están como términos aislados, palabras sueltas, y que es el lector el que le debe dar sentido a esas oraciones, un texto se escribe para que alguien lo vaya actualizando constantemente a través de sus propias interpretaciones, ya que un texto, por sí solo, carece de sentido, su importancia lo adquiere en la medida en que el lector se va adaptando a él, lo codifique, lo comprenda y que llegue a poder establecer relaciones o comparaciones ya con otros textos; Según Umberto Eco “un texto quiere que alguien lo ayude a funcionar”[7].
Cuando nos sumergimos en una lectura, siempre deseamos que esa lectura sea de nuestro interés, sea lo que estábamos buscando, es por ello que los autores nos presentan distintos elementos paratextuales, tales como tapa, imágenes, contratapa, ilustraciones, prólogos, epígrafes, notas, índices, etc., que nos sirven como guía y nos da la oportunidad de realizar una lectura exploratoria antes de la lectura comprensiva y analítica, esos elementos son estrategias que utiliza el autor para atraer a su público, para que el lector, con un simple vistazo, pueda acceder a la información previa sobre lo que se trata el libro. Por lo general el autor ya crea un modelo de lector al que cree que su texto va a responder, como un contrincante al que le hace pasar por una serie de obstáculos, como a cualquier juego. La diferencia que éste tiene del juego es que espera que su adversario (el lector) gane y que no pierda; Umberto Eco dice que “el autor arma a su lector modelo, que sea capaz de cooperar en la actualización del texto de la manera prevista por él, y de poder moverse interpretativamente de la misma manera que el autor se ha movido para generar dicho texto”[8]
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