La Vaca Por Camilo Cruz, Ph.D
gucamaya141317 de Noviembre de 2011
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Una metáfora sobre cómo vencer el conformismo y la mediocridad
Por Camilo Cruz, Ph.D
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Contenido
Prólogo....................................................................................................................... 2 Capítulo uno - La historia de la vaca .......................................................................... 4 Capítulo dos - Definamos la vaca................................................................................ 9 Capítulo Tres - Algunas de las vacas más comunes ................................................... 17 Capítulo Cuatro - Los orígenes de las vacas .............................................................. 20 Capítulo Cinco - Cuando nuestras vacas han sido regalos de otras personas............. 23 Capítulo Seis - Cómo matar nuestras vacas .............................................................. 25 Capítulo Siete – Una vida libre de vacas. .................................................................. 31
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Prólogo
La historia de la vaca la escuché por primera vez en un vuelo de Nueva York a Buenos Aires, de una encantadora dama a quien para fortuna mía, le correspondió el asiento del lado. Puesto que el vuelo sale cerca de las siete de la noche; a la media noche hasta ahora estás terminando de cenar.
En estos viajes tan largos, o te duermes o terminas conversando con la persona que tienes a tu lado, para tratar de acortar el tiempo de alguna manera. Así que después de hablar sobre nuestras profesiones, la familia y lo mucho que debíamos viajar, y después del acostumbrado intercambio de tarjetas de negocios, comenzamos a hablar del trabajo que nos llevaba a Argentina.
Siempre he tenido la buena fortuna que cuando las personas escuchan que soy escritor, se sienten motivadas para compartir conmigo anécdotas, historias y cuentos que les han dejado alguna enseñanza. Otras me hablan de aquellos libros o autores que más los han conmovido o inspirado, lo cual para mí siempre ha sido un extraordinario caudal de nuevas ideas.
Así que allí, en medio del confort de un moderno Boeing 777, mientras sobrevolábamos algún lugar de la parte norte de nuestro continente, a eso de la una de la mañana, escuché por primera vez la historia de la vaca. Debo agregar que desde aquella vez, y especialmente desde que comencé a compartirla en mis charlas, he escuchado diferentes versiones de esta historia.
Lo interesante es que cuando ella me la contó, la historia no duró mas de dos o tres minutos. Sin embargo, después de haberla relatado cientos de veces me he dado cuenta que cada vez se pone mejor. Es como una serie televisiva, en la que cada semana aparecen nuevos personajes, la historia se alarga unos minutos más, surgen nuevas enseñanzas y se torna mucho más compleja.
Así que después de haberla compartido con decenas de miles de personas en varios países, durante una de mis presentaciones alguien se me acercó y me pidió que le enviara por correo la historia de la vaca.
En aquella ocasión, me había tomado poco más de dos horas contar la historia. Así que decidí hacer algo mejor que enviarle un apresurado resumen de esta espectacular metáfora; decidí -de una vez por todas- escribir la trágica historia de la vaca. Por supuesto que lo que estoy presentando aquí es mi versión de la historia de la vaca. Debo advertir que todo parecido con hechos o personajes reales es pura coincidencia (aunque totalmente intencionado).
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A título personal, yo creo que la historia de la vaca es un relato sobre cómo deshacernos de aquellos hábitos, excusas y creencias que nos mantienen atados a la mediocridad. Siempre he creído que el peor enemigo del éxito es el conformismo. Esta metáfora ilustra los efectos tan devastadores que éste puede tener en nuestra vida y los grandes cambios que pueden ocurrir cuando finalmente decidimos deshacernos de todas nuestras excusas. No obstante, deseo que sea el lector quien decida qué enseñanza quiere derivar de esta historia. Y aunque, es probable que a esta altura, aún le sea imposible entender el significado de la siguiente afirmación, si encuentra que no aprendió nada... ¡Esa es su vaca!
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Capítulo uno - La historia de la vaca
La historia cuenta que un viejo maestro deseaba enseñar a uno de sus discípulos la razón por la cual muchas personas viven atadas a una vida de conformismo y mediocridad y no logran superar los obstáculos que les impiden triunfar. No obstante, para el maestro, la lección más importante que el joven discípulo podía aprender era observar lo que sucede cuando finalmente nos liberamos de aquellas ataduras y comenzamos a utilizar nuestro verdadero potencial.
Para impartir su lección al joven aprendiz, aquella tarde el maestro había decidido visitar con él algunos de los parajes más pobres de la provincia. Después de caminar un largo rato encontraron el que debía ser el vecindario más triste y desolador de aquella comarca y se dispusieron a buscar la más humilde de todas las viviendas.
Aquella casucha a medio derrumbarse, que se encontraba en la parte más distante de aquel caserío, debía ser -sin duda alguna- la más pobre de todas. Sus paredes milagrosamente se sostenían en pie, aunque amenazaban con derribarse en cualquier momento; el improvisado techo dejaba filtrar el agua, y la basura y los desperdicios que se acumulaban a su alrededor daban un aspecto decrépito a la vivienda. Sin embargo, lo más sorprendente de todo era que en aquella casucha de 10 metros cuadrados pudiesen vivir ocho personas. El padre, la madre, cuatro hijos y dos abuelos, se las arreglaban para acomodarse en aquel lugar.
Sus viejas vestiduras y sus cuerpos sucios y malolientes eran prueba del estado de profunda miseria que reinaba allí. Sus miradas tristes y sus cabezas bajas dejaban ver que la inopia no sólo se había apoderado de sus cuerpos sino que había encontrado albergue en su interior.
Curiosamente, en medio de este estado de penuria y pobreza total, esta familia contaba con una posesión poco común en tales circunstancias: una vaca. Una flacuchenta vaca que con la escasa leche que producía, proveía a aquella familia con el poco alimento de algún valor nutricional. Esta vaca era la única posesión material con que contaban, y parecía ser lo único que los separaba de la miseria total.
Y allí, en medio de la basura y el desorden, pasaron la noche el maestro y su novato discípulo. Al día siguiente, muy temprano y asegurándose de no despertar a nadie, los dos viajeros se dispusieron a continuar su camino. Salieron de la morada y antes de emprender la marcha, el anciano maestro le dijo en voz baja a su discípulo: “Es hora de que aprendas la lección que has venido a aprender”.
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Después de todo, lo único que habían logrado durante su corta estadía era poder ver los resultados de una vida de conformismo y mediocridad, pero aún no estaba claro para el joven discípulo cuál había sido la causa que había originado tal estado de desidia. Ésta era la verdadera lección, el maestro lo sabía y el momento de aprenderla había llegado.
Ante la incrédula mirada del joven, y sin que éste pudiese hacer nada para evitarlo, súbitamente el anciano sacó una daga que llevaba en su bolsa y de un solo tajo degolló a la pobre vaca, la cual se encontraba atada a la puerta de la vivienda.
¿Qué has hecho maestro? -dijo el joven con voz angustiada- buscando no despertar a nadie.¿Qué lección es ésta que amerita dejar a esta familia en la ruina total? ¿Cómo has podido matar esta pobre vaca, que representaba la única posesión con que contaba esta familia?
Inmutado por el estado de angustia de su joven discípulo y haciendo caso omiso a sus interrogantes, el anciano se dispuso a continuar la marcha. Así pues, dejando atrás la macabra escena, maestro y discípulo partieron, con aparente indiferencia del primero por la suerte que podía correr esta pobre familia ante la pérdida de su única posesión.
Durante los días siguientes, una y otra vez, el joven era asaltado por la nefasta idea de que, sin aquella vaca, la familia seguramente moriría de hambre. ¿Qué otra suerte podían correr después de haber perdido su única fuente de sustento?
La historia cuenta que un año más tarde, los dos hombres decidieron regresar nuevamente por aquel lugar para ver qué suerte había corrido aquella familia. En vano buscaron la humilde posada. El lugar parecía ser el correcto, pero donde un año atrás se encontrara la humilde vivienda, ahora se levantaba una casa grande, que daba la apariencia de haber sido construida recientemente. Se detuvieron por un momento para observarla desde la distancia y asegurarse que estaban en el mismo lugar.
Lo primero que pasó por la mente del joven fue el nefasto presentimiento de que seguramente la muerte de la vaca había sido un golpe demasiado fuerte para aquella pobre familia. Muy posiblemente se habían visto obligados a abandonar aquel lugar y ahora, una nueva familia, con mayores posesiones, se había adueñado de él y había construido una mejor vivienda.
¿Adónde habrían ido a parar aquel hombre y su familia? ¿Qué habría sucedido con ellos? ¿Cómo se alimentaban los niños, ahora que no contaban con la leche de aquella vaca? Quizás la pena moral había sido suficiente para doblegarlos. Todo esto pasaba por la mente del joven discípulo mientras que, vacilante, se debatía entre
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acercarse a la nueva vivienda a indagar por la suerte de los antiguos moradores
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