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La belleza y el mal - La estética de la excepcionalidad


Enviado por   •  10 de Noviembre de 2015  •  Ensayos  •  3.719 Palabras (15 Páginas)  •  192 Visitas

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-Instituto Superior de Formación Docente nº 88 “PAULO FREIRE”-

Historia Social y Cultural de la Literatura III

BITÁCORA [pic 2]

ROBERTO ARLT

LOS SIETE LOCOS Y LOS LANZALLAMAS

La belleza y el mal - La estética de la excepcionalidad

Profesora: Garibotto, Estela

Alumna: Ibarra, Estefanía

Grupo: Las siete locas

Profesorado de Lengua y Literatura

Curso 3º E 2015

Historia Social y Cultural de la Literatura III

“… ¿De dónde habrán salido tantos monstruos? Yo mismo estoy descentrado, no soy el que soy, y. sin embargo, algo necesito hacer para tener conciencia de mi existencia, para afirmarla. Eso mismo, para afirmarla. Porque yo soy como un muerto…”

Los siete locos, Roberto Arlt

“… ¿Qué significa entonces el peligro de una dictadura militar, si esta dictadura puede provocar el resurgimiento de una fuerza colectiva destinada a terminar de una vez por todas con esa criminal realidad del capitalismo? Al contrario; lo criminal sería negarse a ayudar a los militares a que opriman al pueblo y le despierten por catálisis la conciencia revolucionaria. Más útil es un generalito déspota y loco, que un revolucionario sentimental y bien intencionado. El revolucionario haría propaganda limitada; el déspota despierta la indignación de millares de conciencias, precipitándolas hacia extremos que ellas nunca hubieran soñado…”

Roberto Arlt, Los Lanzallamas

Historia Social y Cultural de la Literatura III

BITÁCORA – LECTURA CRÍTICA

  • OBRAS: LOS SIETE LOCOS – LOS LANZALLAMAS
  • AUTOR: ROBERTO ARLT

REFERENCIAS

SL: Los siete locos

LZ: Los lanzallamas

Citas Textuales de las obras

LOS SIETE LOCOS y LOS LANZALLAMAS

Citas del autor Jorge B. Rivera

Comentarios

“…Erdosain se levantó, envarado por una alucinación. Veía a su desdichada esposa en los tumultos monstruosos de las ciudades de portland y de hierro, cruzando diagonales oscuras a la oblicua sobra de los rascacielos bajo una amenazadora red de negros cables de alta tensión. Pasaba una multitud de hombres de negocios protegidos por paraguas. Su carita estaba más pálida que nunca, pero ella lo recordaba mientras el aliento de los desconocidos se cortaba en su perfil.

«– ¿Dónde estará mi muchachito?» Erdosain interrumpió su proyección de futuro:

 –Elsa... ya sabes... vení cuando quieras... podes venir... pero decí la verdad, ¿me quisiste alguna vez?

Despaciosamente levantó ella los párpados. Sus pupilas se agrandaron. La voz llenaba el cuarto de calidez humana. A Erdosain le parecía vivir ahora.

 –Siempre te quise... ahora también te quiero... nunca, ¿por qué nunca hablaste como esta noche? Siento que te voy a querer toda la vida... que el otro a tu lado es la sombra de un hombre...”

(SL Pág. 60)

“…No caben dudas sobre la capacidad fracturadora y fundacional de Arlt, frente a una literatura ritualizada y protocolar —la literatura de los Grandes Epígonos de los géneros, y las escuelas— que él remozó con una escritura desenfadada, tormentosa, practicada con fruición casi provocativa, quizá como única alternativa para abordar de manera aceptable (en primer término para él) esos grandes misterios del mal, la traición, la crueldad, el acto gratuito, la evasión imaginaria y el lenguaje, que siempre le importaron como enigmas vivos de la literatura y de la propia condición humana…”

(Pág. 4)

En relación con la cita textual de la obra, cabe destacar las características particulares de Arlt como escritor que rompe con el paradigma de la literatura modelo de la época, diferenciándose en el aspecto formal, con una escritura, como menciona Jorge Rivera “tormentosa” y “provocativa”. La humillación y la traición son temas abordados en la obra por un Arlt que le interesa la condición humana y que lo demuestra en sus escritos, en este caso, desde el personaje Erdosain a quien humillan y traicionan al unísono en el fragmento citado.

“…Luego se rascó pensativamente la nariz y continuó:

–Además, ¿quién no te dice que eso sea para bien? ¿Quiénes van a hacer la revolución social, sino los estafadores, los desdichados, los asesinos, los fraudulentos, toda la canalla que sufre abajo sin esperanza alguna? ¿O te crees que la revolución la van a hacer los cagatintas y los tenderos?

–De acuerdo, de acuerdo... pero, en tanto llega la revolución social, ¿qué hace ese desdichado? ¿Qué hago yo? Y Erdosain, tomándolo de un brazo a Ergueta, exclamó:

–Porque yo estoy a un paso de la cárcel, ¿sabes? He robado seiscientos pesos con siete centavos…”

(SL - Pág. 21)

“…Texto curioso, como dijimos, especialmente para quienes se remitan a

la imagen canónica del Arlt de las

“aguafuertes” y Los siete locos, porque en él constatamos que el futuro rapsoda de la “mugre”, los “tenderos”, los “humillados” y los “locos” de la “cafrería” porteña diserta sobre complejas cuestiones metafísicas…”

(Pág. 18)

En concordancia con lo citado por Jorge Rivera, es necesario destacar el fragmento de la obra Los siete locos, ya que el mismo personaje es quien menciona que la futura revolución está en manos de los estafadores, desdichados y fraudulentos; poniéndose de esta manera, en el lugar de estos personajes, incluso cuando menciona que él mismo ha robado, dejándose en evidencia frente a Ergueta.

También, es interesante señalar las preguntas que Erdosain se realiza ante cada situación de angustia: “¿Què hago yo?” O “¿Qué hago con mi vida?

“…Erdosain no había entendido. Contenía su deseo de reír a medida que su esperanza crecía, pues era indudable que Ergueta estaba loco. Por eso replicó:

–Jesús sabe revelar esos secretos a los que tienen el alma llena de santidad.

–Y también a los idiotas –arguyó Ergueta clavando en él una mirada burlona, a medida que guiñaba el párpado izquierdo–. Desde que yo me ocupo de esas cosas misteriosas, he hecho macanas grandes como casas, por ejemplo, casarme con esa atorranta...

–¿Y sos feliz con ella?

–...creer en la bondad de la gente, cuando todo el mundo lo que tira es a hundirlo a uno y hacerle fama de loco...”

(SL Pág. 19)

“…– ¿Cómo no querés que te tengan por loco? Vos fuiste, según tus propias palabras, un gran pecador. Y de pronto te convertís, te casas con una prostituta porque eso está escrito en la Biblia; hablas a la gente del cuarto sello y del caballo amarillo... claro... la gente tiene que creer que estás loco porque esas cosas no las conoces ni por las tapas. ¿A mí no me tienen

también por loco porque he dicho que habría de instalar una tintorería para perros y metalizar los puños de las camisas?... Pero yo no creo que estés loco. No, no lo creo. Lo que hay en vos es un exceso de vida, de caridad y de amor al prójimo. Ahora, eso de que Jesús te haya revelado el secreto de la ruleta me parece medio absurdo...”

(SL Pág. 19-20)

“…Arlt pondrá mayor énfasis en la marginalidad de los casos especiales —locos, ilusos, inventores fracasados, soñadores, místicos, utopistas, perversos, asesinos, redentores mesiánicos, aventureros, etc. Sí Rubén Darío tiene sus “raros”, él tiene sus “locos”, su galería de marginales señalados fundamentalmente por la excepcionalidad y lo paradojal: “canallas”, pero al propio tiempo “tristes”; “viles”, pero a condición de ser también “soñadores”; hombres de absoluta “sequedad” interior, pero fascinados, en algún lugar de su conciencia, por la búsqueda de la “Gracia”. Criaturas, en suma, de vida interior “dislocada, intensa y angustiosa”, como Erdosain, Ergueta, Hipólita, el Astrólogo, Barsut, el Rufián Melancólico, el Hombre que vio a la Partera, etcétera…”

(Pág. 19)

Los locos, los que Arlt elige para darle vida a  sus obras. Los marginales que son soñadores pero tienen una vida interior cargada de angustias y fracasos.

En los fragmentos de la obra citados, se menciona a Ergueta como un loco, como un ejemplo de tantos personajes que cumplen este rol en la obra. Como menciona Jorge Rivera a Se puede señalar a Hipólita, el Astrólogo, Barsut, entre otros; incluso, el personaje principal, Erdosain.

También,  se destaca la ironía de Ergueta en relación a su matrimonio con Hipólita, una ex prostituta, con su nueva “conversión espiritual”.

“…Erdosain lo miró malhumorado a Barsut. ¿Era posible que fuera tan imbécil e insensible a la belleza que adornaba los proyectos del Astrólogo? Y pensó: «Esta mala bestia le envidia su magnífica locura al otro. Esa es la verdad. No quedará otro remedio que matarlo».

–Las dos cosas, y elegiremos un término medio entre Krisnamurti y Rodolfo Valentino... pero más místico, una criatura que tenga un rostro extraño simbolizando el sufrimiento del mundo…”

(SL Pág.       ) 

Discurso del astrólogo

“…A Barsut le centelleaban los ojos, y Erdosain permanecía allí triste, encogido, preguntándose qué era lo

que lo apocaba en presencia de ese

hombre, que siempre permanecía sentado en la orilla de la silla y espiando obstinadamente el rincón del comedor. Y evitaban el mirarse a los ojos. Había entre ellos una situación indefinida, oscura. Una de esas situaciones que dos hombres que se desprecian toleran por razones independientes de sus voluntades. Erdosain odiaba a Barsut, pero con un rencor gris, tramposo, compuesto de malos ensueños y peores posibilidades. Y lo que hacía más intenso este odio era la falta de motivos…”

(SL Pág. 25-26)

“…El otro repitió: «y salvaré la coja, y recogeré la descarriada», insistiendo y guiñando maliciosamente un párpado al repetir esto: «y pondrélas por alabanza y por renombre en todo país de confusión...»

–Pero si Hipólita no es coja...

–No, pero ella es la descarriada y yo el fraudulento, el «hijo de perdición». He ido de burdel en burdel, y de angustia buscando el amor. Yo creía que era el amor físico y después leyendo ese libro que me iluminó comprendí que mi corazón buscaba el amor divino.

¿Te das cuenta? El corazón se orienta por su cuenta. Vos estás engrupido, querés hacer tu voluntad, y fallas... por qué fallas... es misterio... Luego un día, de golpe, sin saber cómo, se aparece la verdad. Y mirá que yo he vivido. «Hijo de perdición», ésa es mi vida. Papá antes de morir en Cosquín me escribió una carta terrible, entre vómitos de sangre y recriminándome, ¿sabes? Y la carta no la firmaba con su nombre, sino que ponía: «Tu padre El Maldito». ¿Te das cuenta? –y otra vez guiñó el párpado levantando de tal forma las cejas que Erdosain se preguntó: – ¿No estará loco éste?...”

(SL Pág. 178)

“… —En realidad —continuó el Astrólogo—, nosotros somos camaradas. ¿No se ha fijado qué notable? Antes hablaba usted sola, ahora yo. Nos turnamos como en un coro de tragedia griega; pero como le iba diciendo… somos camaradas. Si no me equivoco, usted antes de casarse ejerció voluntariamente la prostitución, y yo creo que voluntariamente soy un hombre antisocial. A mí me agradan mucho estas realidades… y el contacto con ladrones, macros, asesinos, locos y

prostitutas. No quiero decirle que toda esa gente tenga un sentido verdadero de la vida, no… están muy lejos de la verdad, pero me encanta de ellos el salvaje impulso inicial que los lanzó a la aventura...”

(LZ Pág. 11)

“…De modo no tan curioso (y de ahí las insistentes referencias de Arlt), esa elección de la excepcionalidad parece apoyarse en la herencia simbolista tamizada a través de Baudelaire, con su sentimiento del tedio vital, su gusto por la esfera de los desclasados y excéntricos, su interés por lo “nuevo” y “bizarro”, por la vida de las ciudades y el dolor humano, sus pinturas del vicio y de la desdicha, su “invitación” al viaje y a las aventuras en países lejanos, su angustia frente al espectáculo de la vida, su erotismo conflictivo, su deseo de aniquilación y de convertir a la tierra en “una ruina”, su exploración del crimen y la crapulosidad, su debatirse entre el spleen y el ideal (tal como aparece tematizado en Las Flores del Mal), etc. Basta con recordar a los desclasados y excéntricos que cruzan

toda la obra de Baudelaire para pensar en el misticismo de Ergueta, los “paraísos artificiales”, del probable Diario de un morfinómano, el esoterismo de “Las ciencias ocultas”, la rufianería crapulosa de “Las fieras”, las utopías del Astrólogo, el dandismo perverso de Barsut, el spleen de Erdosain, el “magdalenismo” equívoco de Hipólita, etc…”

(Pág. 19)

Las citas textuales seleccionadas de las obras señalan la estética de la excepcionalidad de Arlt.

En las citas seleccionadas,  se demuestra lo nuevo y lo bizarro que menciona Jorge Rivera.

 

La relación de Erdosain con Barsut es tormentosa, y el personaje principal deja al descubierto sus sentimientos más profundos por el segundo.  También, es notorio el “dandismo” de Barsut que menciona Rivera.

En Los lanzallamas, también se

Puede destacar “lo nuevo y lo bizarro”. En la cita seleccionada de la obra LZ, la conversación que tiene el Astrólogo con Hipólita,

 demuestra la locura de este personaje, y la distancia que pone con los “locos”, marcando que él no lo está, resultando así, en una ironía del mismo.  

“… –Yo no estoy en ninguna posición. Entiéndame bien. A mí no me perjudica ayudar al Astrólogo. Lo demás, sus teorías, las tomo a cuenta de conversación. El es para mí un amigo que piensa instalar un negocio, previsto y tolerado por nuestras leyes. Eso es todo. Ahora, que el dinero que él gane con ese negocio lo invierta en una sociedad secreta o en un convenio de monjas, personalmente no me interesa. Ya ve usted entonces que mi actuación en la famosa sociedad no puede ser más inocente…”

(SL Pág. 47)

“…–Mas no quisiera llegar a eso... Lo que yo quisiera es contar con su ayuda personal... que usted se interesara en nuestros proyectos. Créame, nosotros estamos viviendo en una época terrible. Aquel que encuentre la mentira que necesita la multitud será el Rey del Mundo. Todos los hombres

viven angustiados... El catolicismo no satisface a nadie, el budismo no se presta para nuestro temperamento estragado por el deseo de gozar. Quizá hablemos de Lucifer y de la Estrella de la Tarde. Usted le agregará a nuestro sueños toda la poesía que ellos necesitan, y nos dirigiremos a los jóvenes... ¡Oh!, es muy grande esto... muy grande...”

(SL Pág.    )Discurso del astrólogo

“…Sobre su cabeza gira un círculo pesado. Son sus ideas. Adentro de su cabeza un círculo más pequeño rueda también, con un ligero balanceo en sus polos. Son sus sensaciones. Sensaciones e ideas giran en sentido contrario. A momentos, sobre las encías siente el movimiento de sus labios, que fruncen de impaciencia; cierra los ojos. La cama ―que conserva un soso olor de semen resecado― y el balanceo lento del círculo de sus sensaciones la sumergen en un abismo. Cuando el círculo de sensaciones se inclina, entrevé por encima de la elíptica el círculo de sus ideas. Gira también un vértigo de espesura, de recuerdo, de futuro. Se aprieta las sienes con las manos y dice despacito:  

-¿Cuándo podré dormir?

(LZ Pág. 75)

“…La “ayuda” proviene del sector de los “locos” y marginados, con el que Erdosain se siente profundamente identificado. Esta elección del autor obedecería, a nuestro juicio, a la necesidad explícita de introducir y manipular un motivo con fuerte tradición y atractivo, tanto para el autor como para sus presumibles lectores: el motivo del delincuente conmovido por una “vida interior dislocada, intensa y angustiosa” (cfr. “Los siete locos”, en El Mundo, 21 /11/1929); y paralelamente, a las posibilidades de “coloratura” y rédito romancesco que permiten los personajes alucinados, mitómanos, fraudulentos, etcétera…”

(Pág. 25) 

El personaje principal, Erdosain, se identifica con los “locos”. Incluso, se reconoce como delincuente.

Para lograr su cometido, pide ayuda a estos marginados, quienes pudieran estar interesados en sus proyectos.

En las obras que, sin duda, están íntimamente relacionadas, los personajes son mitómanos y fraudulentos, como se destaca en las citas seleccionadas.

Es interesante notar cómo sufren cambios, personajes como Hipólita, que se denotan los cambios personales, interiores; y los que el resto de los personajes ven en ella.

“…Los prostíbulos serán una fuente de dinero. Erdosain ha ideado un aparato que permitirá controlar diariamente el número de visitas que reciba cada pupila. Esto sin contar con las donaciones, una nueva industria que pensamos explotar: la rosa de cobre, que ha inventado Erdosain. Ahora usted se puede explicar por qué lo

hemos secuestrado…”

(SL. Pág.     )

“…De pronto el capitán levantó la cabeza. – ¿Y cómo piensa usted metalizar sus flores? –Fácilmente... Se toma una rosa, por ejemplo, y se la sumerge en una solución de nitrato de plata disuelto en alcohol. Luego se coloca la flor a la luz que reduce el nitrato a plata metálica, quedando de consiguiente la rosa cubierta de una finísima película metálica, conductora de corriente. Luego se trata por el común procedimiento galvanoplastia» del cabreado... y, naturalmente, la flor queda convertida en una rosa de cobre. Tendría muchas aplicaciones…”

(SL Pág. 52-53)

“…Y convenció a los Espila que debían dedicarse a ese trabajo en horas perdidas, pues de tener éxito todos se enriquecerían. Y él, cuya vida carecía por completo de consuelo y esperanza, él, que se sentía perdido hacía mucho tiempo, llegó a sugestionarlos con esperanzas tan intensas que los Espila se avinieron a iniciar los experimentos, y Elena se dedicó muy en serio a estudiar galvanoplastia, mientras que el sordo preparaba los baños y se ponía práctico en ese trabajo de unir en serie o tensión los cables del amperímetro y en manejar la resistencia. Hasta la anciana participó en los experimentos y nadie dudó, cuando consiguieron cobrear una chapa de estaño, que en breve tiempo se enriquecerían si la rosa de cobre no fracasaba…”

(SL Pág. 186)

“…Entre los dedos de la rubia doncella se erguía la rosa de cobre. En el miserable cuchitril la maravillosa flor metálica esfoleaba sus pétalos bermejos. El temblor de la llama de la lámpara de acetileno hacía jugar una transparencia roja, como si la flor se animara de una botánica vida, que ya

 estaba quemada por los ácidos y que constituía su alma…”

(SL Pág. 186-187)

“…Por una parte: rosa económica, como objeto mercable y destinado a subvencionar los planes de la sociedad secreta, en un nivel similar a los prostíbulos del Rufián Melancólico; por otro: rosa salvífica, propuesta por Erdosain a los Espila (y a sí mismo), y en el fondo esperanza de “redención” en la que él mismo no cree con mucha

certeza…”

(Pág. 44-45)

“…En vez de logro, podrá decirse fracaso, pues la rosa de Erdosain, como éste descubre durante su visita a los Espila, ha sido “quemada” por las estrías de cianato de cobre que atacan su baño de níquel (SL, 187). Una rosa de oro hubiese sido quizá el símbolo perfecto del logro absoluto, tan presente en las ensoñaciones y fantaseos del personaje, pero aquí se trata sólo de una rosa de cobre, de un trivial “objeto de adorno”, que por añadidura se ennegrece, como advierte Hipólita al evaluar críticamente el débil talento inventivo de Erdosain (SL, 205). ..”

(Pág. 45)

La rosa de cobre tiene distintas dimensiones señaladas por Jorge Rivera. Un ejemplo de esto, es la rosa económica o la rosa salvífica.

La rosa salvífica, como esperanza de “redención”.

La invensión de Erdosain de la rosa de metal, es un símbolo de su talento pero también de sus fracasos.

“… Remo examinó nuevamente la rosa de cobre, admirando su perfección. Cada pétalo rojo era casi transparente, y bajo la película metálica se distinguía apenas la forma nervada del pétalo natural, que había ennegrecido la cola. El peso de la flor era leve, y Erdosain agregó:

 –¡Qué liviana!... Pesa menos que una moneda de cinco centavos...”

(SL. Pág.     )

“…Pero en otro plano la idea de la rosa metalizada implica plantear el conflicto “estético” entre lo natural y lo artificial. Pasar de la típica concepción del siglo XVIII, que ve a natura como fuente de lo bueno y lo bello, a la concepción “baudelariana” que postula que “lo noble y bello resulta del razonamiento y del cálculo’’, y por con siguiente plantea como un Ideal la “reforma” de la naturaleza, frente a la grosería y la maldad inmanentes de la vida cotidiana y de la fatalidad naturalista (cfr. los fantaseos sobre el mundo sórdido de los “tenderos” y “empleados”, o los que corresponden al “aborto” hipotético de la Bizca). Algo que hacen Erdosain y el Astrólogo por dos vías aparentemente diferentes: la invención de gadgets tecnológicos o de utopías mesiánicas que persiguen, en el fondo, un idéntico propósito “ilusionista” y “espiritualizador”.

(Pág. 45)

Surge en la obra, un conflicto entre lo natural y lo artificial. Dado que es una rosa y está inspirado en ella como ser de la naturaleza, al estar recubierta de metal; la perfección que se admira en una flor, queda distanciado de esta rosa de cobre. En consecuencia, la cita señalada deja al descubierto lo señalado, como un conflicto.

 

“…A Erdosain le pareció que el alma de Hipólita le iba esmaltando serenamente las pupilas. Tenía la certidumbre de que podía hablar de todo con ella. El alma de la mujer estaba inmóvil allí, como para recibirlo naturalmente. Ella había apoyado las manos cruzadas sobre la falda encima de la rodilla, y esa circunstancia de posición le hacía fácil el tiempo de confidencia…”

(SL Pág.162)

“… ¡Qué distinta era la Coja en la realidad! Sin embargo, recordaba que le había dicho a Ergueta:

–¡Qué linda es!... ¡Debe tener una gran sensibilidad!...

–Sí, es así; además es muy delicada en sus modales. Me gusta la aventura. Mirá la cara que pondrán los que dudaban de mi comunismo. He plantado a una cogotuda, a una virgen, para casarme con una prostituta. Pero el alma de Hipólita está por encima de todo. A ella también le gusta la aventura y los corazones nobles. Juntos haremos grandes cosas, porque los tiempos han llegado... “

(SL Pág. 177 )

“…Para el “místico” Ergueta la seductora “maquillada” terminará convenida en alegoría mística, como Coja o Ramera bíblica; para el “iluso” Erdosain, a su vez, Hipólita “maga” será la ocasión de un nuevo fantaseo, a lo sumo una coartada psicológica para su eterno afán humillatorio; para el Astrólogo, que no puede poseerla, dada su condición de castrado, apenas una “cómplice”, la simple “herramienta” de una vasta confabulación cuyos objetivos parecen más cercanos a la truhanería que a la impronta mesiánica y apocalíptica reflejada por el cronista.

(Pág. 45 - 46)

El personaje de Hipólita tiene distintas visiones, dependiendo de las miradas de los otros personajes.

Cada cita, muestra una perspectiva distinta de Hipólita, quien para Erdosain es una fantasía, para el astrólogo, por ejemplo, es una cómplice o herramienta, dado su condición.

...

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