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La muerte desde los ojos de Mersault


Enviado por   •  9 de Diciembre de 2020  •  Ensayos  •  1.492 Palabras (6 Páginas)  •  168 Visitas

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

INTRODUCCIÓN A LA LITERATURA

DOCENTE: GERMÁN ANDRÉS FONTECHA[pic 1]

ESTUDIANTE: MARÍA CAMILA ROBAYO

La muerte desde los ojos de Mersault: Una contraposición entre su ser y el absurdo existencialista

Albert Camus es un emblemático autor conocido por su corriente filosófica absurdista, en donde replantea variados temas de la cotidianidad humana sin dejar de lado su constante interés por esta «ilógica»[1] inquietud. Dichos cuestionamientos se encuentran fuertemente reflejados en El extranjero, al que surge la particular postura de Mersault frente a la muerte (idea puntualizada en El mito del Sísifo).

El tema por tratar se halla principalmente en tres tiempos del libro:

Muerte de la madre

Desde el inicio de El extranjero, Camus predispone al lector situando el tema de la muerte como un primer acercamiento a la obra, casi que anteponiendo un presagio de lo que daría fin a los días de Mersault.

Con un inexistente desasosiego al enterarse del fallecimiento de su madre, inicia el libro en compañía de la calma con que toma la noticia. De hecho, ni siquiera se encuentra seguro de la fecha de su muerte: “Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: «Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias.» Pero no quiere decir nada. Quizá haya sido ayer”. (Camus, 8).  Desde un punto de vista social, su reacción «no es pertinente» ante estímulos como el óbito (y más tratándose de su progenitora), la indiferencia frente a un trágico episodio como este resulta particular para quien lee, y no menos, para la corte judicial.

A lo largo de la obra, es evidente que el protagonista se rige por su propio concepto de verdad y visión; no es preocupante para él encajar o sentirse aceptado por la colectividad, de modo que no percibe necesidad alguna de fingir su tristeza, o de representar, tal como dice Vargas Llosa

“Lo que lo lleva a la cárcel, a ser condenado, y, presumiblemente, ejecutado, es su incapacidad ontológica para disimular sus sentimientos, para hacer lo que hacen los otros hombres: representar. Es imposible para Meursault, por ejemplo, fingir en el entierro de su madre más tristeza de la que tiene y decir las cosas que, en esas circunstancias, se espera que un hijo diga.” (5)

En adición a lo anterior, resulta claro que aún con este fallecimiento, Mersault repara en no sentir que su vida haya cambiado: sigue yendo al trabajo y continúan sus problemas. Esto demuestra su clara aceptación simbiótica junto al absurdo, es consciente de su existencia y por lo tanto habita con él incluso en este momento de su vida.

Por otra parte, al momento del juzgamiento, al protagonista se le es recalcado en distintas ocasiones como “inmoral” o de “dudosa moral”. Además, enfatizan en que es menester compararlo con el parricida, pues ambos asesinan a sus padres y no sienten tristeza alguna. ¿La diferencia? Uno asesinó físicamente, el otro moralmente, pero ambos debían ser tratados y juzgados duramente por igual “. . . un hombre que mataba moralmente a su madre se sustraía de la sociedad de los hombres por el mismo título que el que levantaba la mano asesina sobre el autor de sus días”. (Camus, 69)

Sin embargo, Mersault trae a colación una frase de su madre que se ha convertido en su filosofía de vida y que ha arraigado en su ser a tal punto de confiar en ella: “uno acaba por acostumbrarse a todo”. Es la expresa manera de sobrellevar la muerte y el absurdo de la vida para el extranjero, contraponiéndolo y usando la costumbre a su favor.

Asesinato de los árabes

Este otro momento en el que la muerte hace una notable aparición en la vida de Mersault llega luego de un día en la playa con su colega Raimundo y es la razón supuesta por la que es aprisionado. Para este instante, el protagonista sigue sin denotar algún tinte de remordimiento, culpa o tristeza. En el juzgado, al ser interrogado, tampoco sabe el porqué de su actuar.

Sin embargo, su aparente indiferencia y sinsentido debido al incidente cobran vida al enlazar los sentimientos de «frialdad» que demuestra en la muerte de su madre con lo que sucede en el asesinato de los árabes: su incapacidad de generar empatía con sus actos o como menciona José Vázquez “La base para matar al árabe sale de esa falta de sentimiento en la muerte de su madre”. (Vázquez, 200)

Resulta evidente, hasta este punto que para Mersault vivir o morir carece de importancia alguna, pues, al fin y al cabo, es un proceso del cual ninguno podemos eludir.

Otro aspecto importante por resaltar es la perspectiva que tiene el protagonista frente al asesinato. Como se ha mencionado anteriormente, Mersault no tiene deseos de seguir una conducta socialmente aceptada, lo que desemboca en una falta de interés por seguir las leyes tanto morales como judiciales. Esto genera en él un sentimiento de absurdidad: mata por lo ridículo que resulta, ya que, a fin de cuentas, “matar es algo tan inexplicable como Dios”. (Gómez, 2)

Su propia muerte

El protagonista se ve enfrentado a su propia muerte luego de recibir la sentencia y ser encerrado para esperarla. Allí, es cuando muestra al lector su repentino cambio de percepción. Esta vez, el óbito ha abierto una puerta que el protagonista desconocía, una lucidez exuberante que lo lleva a meditar.

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